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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de julio de 2019.- En temas de elusión y evasión fiscal, el economista Aníbal Gutiérrez señaló que México deja de percibir recursos a causa de dos problemáticas: la transgresión de la ley por parte de los contribuyentes al no pagar impuestos y cuando se aprovechan huecos fiscales para evitar o disminuir el pago de su contribución, algo que consideró también es corrupción.
La evasión fiscal le cuesta a México alrededor de un billón de pesos anualmente, lo cual representa el cuatro por ciento del PIB, alertó en su participación en el Foro ¿Qué reforma Fiscal Necesita México?, organizada por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, que preside el coordinador parlamentario del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong.
El panelista conminó a los legisladores a reformar y ajustar leyes de regímenes especiales en temas del sistema tributarios que presentan deficiencias que provocan dicha pérdida de recaudación potencial.
Según el experto, Hacienda estima que el gasto fiscal aún representa alrededor del cuatro por ciento del PIB, lo que es equiparable al 98 por ciento de lo que se recauda por el IVA o al 54 por ciento de ISR o 2.5 veces lo que se percibe por IEPS.
Sin embargo, insistió que el primer problema que debe atenderse es cómo se grava el ingreso y dónde está ese ingreso, por lo que falta aumentar la progresividad del ISR. En comparación con otros países dijo que México tiene tasas bajas.
El senador del PRI Osorio Chong subrayó tres retos: el bajo nivel de recaudación, el nivel de gasto público y el limitado efecto redistributivo de la política fiscal.
En el primer reto, en términos generales señaló que México recauda cada año por impuestos un 16 por ciento de su PIB, una cifra baja si se compara con la media en los países de América Latina, que es del 16 al 22 por ciento, y bajísima comparada con la de los países de la OCDE, de 43 por ciento.
Lo anterior significa que México cuenta con apenas poco más de la tercera parte de los ingresos reales con los que cuentan países como Francia, Alemania o Japón, y que son destinados principalmente a generar bienestar social.
El segundo reto apenas supera el 24 por ciento del PIB y de nueva cuenta, una cifra por debajo de la media regional del 28 por ciento y de la OCDE del 41 por ciento.
Esto quiere decir que el Estado mexicano tiene muy pocos recursos para invertir y promover el crecimiento y desarrollo nacional, comparado con otras naciones tanto avanzadas como potencias medias.
El tercer reto refirió que mientas en la mayoría de los países desarrollados la política fiscal, es decir, la recaudación de impuestos y el gasto público, ayuda a disminuir las desigualdades, en México no ocurre así.
Ejemplificó que el índice mientras más se acerca a cero, más igualitaria es una sociedad y mientras más se acerca a uno, es más desigual. «En Francia las políticas de redistribución permiten que el nivel de desigualdad pase de .50 a .29, y en Estados Unidos, de .51 a .39», mencionó.
Lo mismo en países como Finlandia, donde la desigualdad se reduce a la mitad pasando de .50 a .26, o Irlanda, un país que se desarrolló más tarde que la Europa Continental, y que hace no muchas décadas tenía un nivel económico similar a México, pero que ha logrado reducir sus niveles de desigualdad de .58 a .31, gracias a esas políticas de redistribución.
En México en cambio, el nivel de desigualdad solo pasa de .48 a .46, es decir, menos del cinco por ciento.
Con lo anterior, conminó a entrar a una reforma fiscal con mucha responsabilidad y dejar a un lado la política para que al tener recursos se auditen, se fiscalicen y se haga una buena distribución, y México pueda desarrollarse de mejor manera.