
Sentencian a 4 por feminicidio e intento de feminicidio
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de mayo de 2017.- El Congreso de la Unión deberá escoger al mejor hombre o mujer ajeno a la contaminación e intereses de los partidos políticos como nuevo Fiscal Anticorrupción, el cual deberá ser un servidor público de impecable trayectoria y compromiso ético, con “un corazón grande, visión amplia y de bolsillo pequeño”, afirmó la Arquidiócesis de México.
A través de su editorial titulada: Fiscal Anticorrupción, de bolsillo pequeño, la Iglesia católica enfatizó que la creación del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) ha caminado por sendas espinosas y difíciles.
«No fue fácil la reforma que se consumó en la promulgación de las modificaciones constitucionales del 27 de mayo de 2015 en el Diario Oficial de la Federación, ni el andamiaje jurídico secundario para dotarle de eficacia legal, mismo que fue publicado el 18 de julio de 2017. Desde entonces, el SNA quiso presentarse como fruto de la participación organizada de la sociedad civil».
Señaló que la agilidad con la que deberían darse las cosas vuelve a tropezar con cerrazones, intereses y política de partidos que traban el asunto.
«En el Congreso de la Unión, la parálisis es generada por evasiones, mientras la corrupción trasmina y corroe la sana convivencia de un país que se debate por su futuro».
Destacó que, según cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad, en 2015 los costos de la corrupción alcanzaron los 906 mil millones de pesos, equivalente al cinco por ciento del Producto Interno Bruto.
De acuerdo con el Índice de Percepción de Corrupción 2016, reveló que las familias, a nivel nacional, destinan el 14 por ciento de sus ingresos para sortear actos de corrupción, desde las típicas mordidas hasta defraudaciones.
«Desde hace dos años, los representantes populares deben al pueblo de México la designación del Fiscal Anticorrupción. Su nombramiento ha quedado en la parálisis legislativa mientras los partidos componen y descomponen; la orgullosa suficiencia de los partidos políticos parece el narcótico favorito de los líderes parlamentarios para embotar sus sentidos y evadir la corrupción que les salpica».
Precisó que sus argumentos sólo desprenden el tufo de la podredumbre, como lo escribió el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco: “La corrupción tiene olor a podrido. Cuando algo empieza a oler mal es porque existe un corazón encerrado a presión entre su propia suficiencia…”