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CIUDAD DE MÉXICO, 10 de septiembre de 2018.- La Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México cuenta con un estado de fuerza de más de 100 mil elementos distribuidos en diferentes corporaciones, que van desde el control de tránsito o multitudes, hasta la desactivación de explosivos, como lo es Fuerza de Tarea.
Este agrupamiento, que tiene su base en la zona oriente de la capital, se encuentra preparado para cualquier situación desde el manejo de rehenes, incursiones en zonas de difícil acceso, operaciones en cuerpos de agua y hasta búsqueda entre escombros.
Este escuadrón de elite como lo hacen llamar, recibe un constante entrenamiento, desde acondicionamiento físico, hasta especializado, de acuerdo con las especialidades que vayan a desarrollar.
Mejor conocido como el agrupamiento Zorro, ellos están preparados y capacitados no solo por las fuerzas armadas de México, como el Ejército o la Marina, ellos cuentan con adiestramiento proveniente del extranjero, principalmente en manejo de situaciones delicadas como los explosivos.
Esta quizá sea el área menos conocida de los trabajos que realizan los Zorros, pues es un tema muy sensible para la población, debido a la proliferación de ataques terroristas alrededor del mundo.
Fuerza de Tarea cuenta con conocimiento amplio en el tema de los explosivos, por lo que en cuestión de minutos y utilizando equipo de alta tecnología, puede determinar si un objeto representa una amenaza para la población o no, así como actuar de la manera más eficiente para reducir el peligro a la sociedad.
En esta especialidad, existen 60 elementos con los conocimientos suficientes para poder reaccionar en cuestión de minutos, pues el desactivar un artefacto explosivo va más allá de asegurarlo y poner fuera de peligro a la sociedad.
Dentro de la capacitación que los 60 elementos adscritos a esta división reciben, se encuentra el análisis, manipulación y desactivación de explosivos, manejo de sustancias químicas y bacteriológicas.
Además de los elementos humanos, Zorros cuenta con perros adiestrados específicamente para la detección de sustancias químicas y explosivos que permiten al policía tener certeza de que la amenaza que tiene enfrente es inminente.
Dentro del protocolo que tienen que manejar los uniformados ante una amenaza por un artefacto explosivo de fabricación casera, se encuentra la utilización de perros adiestrados para esta función, sin embargo, si el can corre riesgo, este no participa, pues, dicen, se trata de un compañero más, no es solo un animal.
AL SERVICIO DE LA CIUDADANÍA, EN MINUTOS
Alfredo García Peralta, con indicativo Zorro 2, aseguró que desde que se recibe la llamada de auxilio, “los minutos cuentan y son muy valiosos”, por lo que de inmediato, personal y equipo especializado se traslada a la ubicación para valorar el riesgo.
En primera instancia, personal de la SSP CDMX tienen que desalojar con suma precaución el lugar donde se presume está el artefacto explosivo, pues no se puede manipular si existe riesgo para la población, señaló.
Una vez que el lugar se encuentra desalojado, los Zorros comienzan a hacer una evaluación del lugar y del mismo artefacto para minimizar los posibles daños e caso de una explosión, así como confirmar el tipo de sustancia con el que se están enfrentando.
De acuerdo con García Peralta todos los artefactos explosivos improvisados o de fabricación casera constan de seis partes, mismas que identifican con equipo de rayos X, con el que toman placas a los objetos, para determinar el tipo de riesgo.
“En el momento en que se da la amenaza de bomba, nosotros activamos nuestros protocolos internos, porque es de suma importancia que nosotros nos apeguemos a los pasos establecidos ante una situación de esta naturaleza”, agregó.
Centrando su operación en los laboratorios móviles de detección de partículas explosivas, identifican el tipo de sustancia a la que se enfrentan, analizan riesgos y deciden la manera de operar.
Una vez que el binomio canino confirma la presencia de partículas explosivas, se toma una radiografía del artefacto, lo que les permite coordinar de manera exacta la manera en que van a realizar la desactivación o en su caso la destrucción del mismo.
Con la mente fría y el tiempo encima, los elementos de la división de explosivos de Fuerza de Tarea deben identificar la mejor manera para desactivar el artefacto, pues con los cambios al sistema de justicia penal, estos no pueden ser destruidos al ser considerados indicios en una carpeta de investigación.
EL MOMENTO DE ACTUAR
Una vez que por alguno de los medios confirman la existencia de un artefacto explosivo improvisado, llega el momento de actuar, para ello, el personal altamente capacitado identifica la manera en que va a actuar.
Para el personal, la distancia es primordial pues al manipular cualquiera de estos objetos, altamente volátiles e inestables, una menor distancia puede ser la diferencia entre salvar la vida o perderla.
Por lo anterior, el agrupamiento cuenta con diversas herramientas telescópicas, que les permite manipular los artefactos explosivos a una distancia que reduce el daño ante un estallido.
Antes de acercar al técnico en explosivos, ingresa el robot, equipado con cámaras y brazos articulados, mismo que permite manipular los objetos a una distancia remota, por cable, de hasta 450 metros y inalámbrica, hasta 350.
En una demostración de sus habilidades, tres técnicos en explosivos, ataviados con un traje especial, un escudo blindado y utilizando un brazo telescópico de hasta ocho metros de largo, manipularon un artefacto explosivo improvisado, mismo que neutralizaron en apenas unos minutos.
El traje, de varias decenas de kilogramos de peso, consta de varias piezas y un casco sellado que protegen los órganos vitales, de quien los porta, ante una posible explosión, minimizando el efecto de la onda expansiva que esta pudiera provocar.
Utilizando ganchos y poleas, intervinieron el artefacto explosivo para colocarlo sobre una lona especial que minimiza el riesgo ante una posible detonación, mismo que colocaron en un recipiente especial para trasladarlo hasta sus instalaciones en la Delegación Tláhuac.
Pese a que en la Ciudad de México las amenazas de bomba son poco usuales, esta división se encuentra altamente capacitada y preparada para desplazarse en pocos minutos hasta cualquier punto de la capital para atender un llamado de emergencia.