Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Con un recuerdo de admiración para Ricardo Rocha.
Está claro que en el Estado de México no ganó la maestra Delfina Gómez; el triunfador fue el aparato oficial que aplastó a un gobernador titubeante como lo fue Alfredo del Mazo Maza en la elección de ayer.
La coincidencia de los más reconocidos analistas políticos del país en el sentido de que el resultado electoral de los comicios para gobernador en el Estado de México marcaría el destino de la oposición en las presidenciales del 2024 se está convirtiendo en una profecía harto creíble.
La alianza que le prestó sus membretes a la solitaria Alejandra del Moral, resultó en el Estado de México una impronta lamentable de unos partidos que ya tienen una condición meramente testimonial en el espectro de la competencia electoral del país.
Con el resultado en el Estado de México, quedaron en calidad de unos payasos mentirosos los dirigentes del PRI, Alejandro Moreno, conocido en el bajo mundo de la política como Alito, y el lunático dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, quien es manipulado a larga distancia por el pillo de Ricardo Anaya.
Al presidente López Obrador le funcionó el aparato. Movilizaciones que costaron mucho dinero y el muy probable negocio que pudo haber realizado con un voluntarista político, lamentable en todos sentidos, como Alfredo del Mazo Maza.
La lección para la oposición nominal, es decir los partidos políticos con registro que podrían ser oponentes de MORENA en los comicios del 2024, es que, sin crear verdaderos liderazgos, su derrota es, como diría el clásico, la crónica de una desaparición anunciada.
El triunfo de Mqanolo Jiménez en Coahuila se logró con dos factores principales:
Primero, que el PRI de los Moreira y de Manolo Jiménez, supo mantener una organización de sus cuadros para realizar la movilización que les dio el triunfo.
Segundo, aprovechar que MORENA jugó a perder postulando a un personaje como Santana Armando Guadiana Tijerina, cuya figura y perfil es digno de un espacio en el recordado comic Los SuperMachos del gran Eduardo del Rio, Rius.
Luego vino el cochinero de los dirigentes del PT y del Verde que quitaron, de puro jarabe de pico porque legalmente ya no lo podían hacer ante las instituciones electorales, el apoyo a sus candidatos Ricardo Mejía y Lenin Pérez, respectivamente.
Con ello el triunfo de Manolo Jiménez es una recompensa genuina a sus personales esfuerzos.
En cambio, para la alianza que lo postuló, PRI-PAN-PRD, es simplemente “un triunfo sin gloria”.
¿Habrá tiempo para que los opositores de MORENA, sean partidos u organizaciones civiles, se reorganicen y sean una verdadera barrera a MORENA en el 2024, capaz de cambiar la tendencia de que hasta la fecha está destinada a dar un triunfo al partido del presidente López Obrador?
Poco tendremos que vivir para saber si en el 2024 hay competencia o es la victoria del partido oficial.