Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
@guerrerochipres
En el juicio, el testigo, ya sentenciado por tráfico de droga, relató encuentros del acusado con jefes de un cártel.
La fiscalía estadounidense lo citó para que aportara elementos incriminatorios, y la defensa cuestionó el valor probatorio del testimonio rendido bajo un acuerdo de reducción de condena.
Era diciembre de 2018 y en la Corte Federal de Nueva York se desarrollaba el juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán —finalmente condenado a cadena perpetua y 30 años más—; el testigo en ese momento era el colombiano Juan Carlos Ramírez Abadía, líder del cártel del Norte del Valle.
Unas semanas antes, Jesús Zambada, uno de los ex jefes del cártel de Sinaloa, narró ante el jurado crímenes cometidos por “El Chapo”.
Ambos testimonios fueron obtenidos luego de que la fiscalía ofreció a los narcotraficantes un acuerdo para la reducción de sus condenas,
Zambada reconoció que la última vez que vio al acusado había sido en 2007, en una reunión donde acordaron iniciar rivalidad contra el grupo de los hermanos Beltrán Leyva, anteriormente sus aliados.
Esta semana, el nombre de uno de los integrantes de ese cártel, Sergio Villarreal, “El Grande”, ha sido ampliamente mencionado al testificar en el juicio contra Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Felipe Calderón y director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en la presidencia de Vicente Fox.
También se presentó a cambio de beneficios en su pena, un programa muy común en las cortes estadounidenses y que en México tendría su símil más cercano en los criterios de oportunidad establecidos en el artículo 256 del Código Nacional de Procedimientos Penales.
A diferencia de los testigos protegidos, a quienes, al igual que a su familia, se les resguarda, se les cambia la identidad e incluso de residencia, los testimonios como el presentado por Villarreal, considerado un testigo de descargo, se hacen en un juicio público.
La posibilidad de reducir los años de condena se da toda vez que ya recibieron una sentencia.
“El Grande”, como es apodado Villarreal por sus casi dos metros de estatura, reveló reuniones de García Luna con Arturo Beltrán Leyva, en las que el funcionario recibió pagos a cambio de protección; un secuestro por parte de este grupo contra el ex jefe policial o el regalo de una motocicleta Harley Davidson de edición limitada, entre otras historias.
Es apenas uno de los más de 70 testigos que fueron llamados. La credibilidad será valorada por el jurado.
Salvador Guerrero Chiprés es presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México