Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Guerrero es un México en pequeño. En este esta entidad de 64 mil kilómetros cuadrados, se concentran todos los fenómenos que le suceden a nuestro país. Hablamos de riqueza naturales, de escenarios, de población, y es que sus 3.5 millones de habitantes, están conformados por gente de diversas regiones y orígenes, desde la comunidad indígena, hasta nuestros los afromexicanos, y podríamos seguir.
La riqueza cultural de Guerrero es enorme, y si hablamos de su papel protagónico en la historia de nuestro país, no paramos. Tenemos Ixcateopan, lugar donde se encuentra sepultado Cuauhtémoc; o el lugar donde se dio el Abrazo de Acatempan donde Iturbide y Guerrero se reconcilian; o la presentación de los Sentimientos de la Nación en Chilpancingo.
Pero también tiene los grandes males que padece el país. Podemos hablar de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa que desnudó las deficiencias y vicios del estado mexicano. Donde un puñado de hombres decidieron generar una verdad histórica para ocultar la vergüenza de una ausencia total del Estado. Aún no cerraba la herida de Aguas Blancas, cuando otra vez, demuestra el gobierno que no les importa cuidar a su gente.
Entre lo más grave que se ha descubierto en últimas fechas, ha sido la plática de sobremesa entre una alcaldesa y reconocidos criminales de la región, porque se puso en evidencia que existen complicidades que son mortales, que estas alianzas sólo sirven a unos cuantos y a intereses oscuros, que provocan la matanza de gente, como fue el caso de los policías asesinados en Coyuca de Benítez.
Tanto refleja Guerrero de la realidad mexicana, que es inevitable que la tragedia que viven en estos momentos no nos impacte a todos, quizá más porque se trata de Acapulco, una región que remite buenos recuerdos para la mayoría de los mexicanos. Por eso es buen tiempo para extender toda la solidaridad que podamos, porque si le ayudamos a ese estado, tengamos la certeza que nos apoyamos a todos.
Sin duda, el huracán Otis y su paso devastador por Guerrero, es el más grande reto que ha tenido el gobierno en los últimos años, y ya comenzaron a demostrar que van a utilizar el discurso de los ”otros datos”, los 46 muertos y 56 desaparecidos anunciados, no hay manera de que se los creamos. Recientemente hemos tenido información por parte de habitantes y nos describen una situación desoladora.
Estamos hablando de que una población entera quedó herida, perdieron su patrimonio, perdieron familiares y amigos, perdieron sus fuentes de empleo y de manutención; no es para menos, se está catalogando que Otis ha sido el huracán más fuerte en la historia del Pacífico Oriental, y así se sintió en su llegada a tierra mexicana.
Hoy ante tal desgracia, nos va a tocar a todos los mexicanos extender la mano franca. En la comunidad LeBarón nos pusimos a chambear para convocar y poner nuestro granito de arena con víveres y herramientas para llevar, porque aunque Chihuahua está lejos, también los sentimos; más porque viene el 4 de noviembre, fecha en la que conmemoramos el aniversario de la muerte de mi prima Rhonita, sus hijos, y otros miembros de la comunidad, otro hecho que nos marcó como país, y tengo que decirlo, fue tanto cariño que recibimos en todo México que estamos en deuda.
Guerrero es México, y todos juntos, con fe y trabajo, vamos a ayudar para que se ponga de pie lo antes posible. Nuestras oraciones con cada uno de ustedes.