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rong>CIUDAD DE MÉXICO, 24 de noviembre (Quadratín México).- El cuadro “El retrato de Linda Christian”, que no había sido expuesto antes por ser uno de los más provocativos pintados por Diego Rivera, de quien se cumplen hoy 55 años de su fallecimiento, fue subastado en Nueva York por la casa Christie´s.
La pintura reproduce a la actriz mexicana con un top translúcido y envuelta en tulipanes y orquídeas, en lo que se describe como una alegoría erótica.
La obra fue vendida en 578 mil 500 dólares, un precio que rebasó el estimado de salida, según informa el portal “elnuevoherald.com”.
Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez nació el 8 de diciembre de 1886 en Guanajuato, en el seno de una familia judía.
Siendo muy joven ingresó a la academia de San Carlos y en el taller del grabador José Guadalupe Posada, de esta manera tomó clases con Santiago Rebull, Salomé Piña, Félix Parra, José María Velasco y Antonio Fabrés, de acuerdo con datos del portal “buscabiografias.com”.
A sus 16 años abandonó sus estudios, puesto que no concordaba con el sistema de enseñanza de pintura, que sólo estaba dirigida a la reproducción fiel de los objetos. Por ello, entre 1907 y 1921 decidió estudiar pintura en Europa.
A partir de 1921, de vuelta a México, comenzó una inagotable participación dentro del renacimiento de la pintura mural al lado de otros artistas y patrocinado por el gobierno. Su primer mural fue “La creación” (1922), en la Escuela Nacional Preparatoria.
Según información del sitio “biografiasyvidas.com”, las obras de entonces de Rivera reflejan su interés por el cubismo sintético, como es el caso de “El guerrillero” (1915), corriente que aprendió de su estancia parisina, lo mismo que mostró gran admiración por los fresquistas del Quattrocento, como Giotto.
Diego se sintió muy cercano a los ideales revolucionarios, más aún cuando su trabajo lo realizó en un momento en que la Revolución Mexicana parecía consolidada, lo cual fue apoyado por su colega David Alfaro Siqueiros y juntos profundizaron en el arte maya y el azteca.
Ambos lograron la fundación del sindicato de pintores, así como consolidaron el movimiento muralista mexicano, de profunda raíz indigenista.
Además, el pintor guanajuatense fue uno de los organizadores de la Unión de Trabajadores Técnicos y Plásticos, lo mismo que de los fundadores del Partido Comunista mexicano.
La historia de su país quedó impregnada en techos y paredes de edificios públicos. De 1923 a 1926 realizó los murales de la Secretaría de Educación. Su obra maestra, “La tierra fecunda” (1927), en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, habla del proceso biológico del hombre.
Asimismo, en 1930 pintó murales en el Palacio de Cortés, en Cuernavaca, Morelos, y en la Secretaría de Salubridad. De su vida amorosa, su primera compañera sentimental fue la rusa Angelina Bellof, que conoció en Bélgica y con la que tuvo un hijo, que poco después murió.
Más adelante, procreo a su primera hija, Marika, con la también pintora rusa Marievna Vorobiev-Stebelsca. Su segunda esposa fue Guadalupe Marín, modelo de sus retratos y con quien se casó en la iglesia de San Miguel de la ciudad de Guadalajara, tuvieron dos niñas: Guadalupe y Ruth.