
Vinculan a proceso a un hombre por fabricación de armas en Puebla
VIENA, 23 de noviembre (Quadratín México).- La historia es de horror. Una mexicana que vivía en Austria decidió descuartizar a su ex marido y a un novio porque a consideración de ella no le cumplían afectivamente. Ella confesó sus crímenes y fue condenada a cadena perpetua.
Estibaliz Carranza, quien también ostenta la nacionalidad española, asesinó a su ex marido en el 2008, y a su novio en el 2010 en una verdadera historia de terror. A ambos los escondió en el sótano de una heladería donde ella trabajaba en esta capital.
Por sus crímenes enfrentó un juicio, el cual realmente no se complicó debido a su confesión, sin embargo, con posible ingenuidad, Carranza apeló a la sentencia perpetua diciendo que sufría de graves trastornos mentales. De eso no cabe duda, y, de hecho, parte de su sentencia es precisamente ser internada en un centro psiquiátrico para criminales con desequilibrios mentales.
Pero de allí a que se considere exonerarla o reducirle la condena, pues no, ya que la jueza del caso consideró que pese a sus graves trastornos de personalidad, Carranza es perfectamente responsable y consciente de sus actos.
En sus palabras finales antes de que el jurado se retirase a deliberar, Carranza aseguró entre sollozos que lamentaba haber matado a sus víctimas.
Tras escuchar el veredicto sin mostrar emoción aparente, Carranza consultó con sus abogados y anunció la interposición de la apelación y un recurso de nulidad, según informa la agencia austriaca Apa.
La última jornada del juicio estuvo marcada por el testimonio de la experta que ha realizado el peritaje sicológico de Carranza y que asegura que no hay motivos para considerar que la procesada no era responsable de sus actos.
“Siempre tuvo claro lo que era correcto y lo que no”, declaró la psiquiatra Adelheid Kastner, quien descartó que los asesinatos puedan ser considerados crímenes pasionales.
Kastner sí advirtió de que la condenada padece de graves transtornos de personalidad y advirtió del riesgo de que vuelva a cometer actos violentos.
La experta explicó que en ambos casos Carranza recurrió a una estrategia de “deshacerse” de parejas que no satisficieron sus expectativas afectivas y su necesidad de reconocimiento y que la condenada no fue capaz de poner fin a esas relaciones de una manera convencional.
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