
El acero y aluminio de México
Hugo Aguilar Ortiz, al servicio de AMLO
Una de las palabras más peyorativas para un indígena es que le llamen “ladino”, porqué significa que olvida sus raíces para ponerse del lado de los blancos, de los mestizos e incluso de sus explotadores.
Una vez concretada la elección manipulada de los próximos titulares del Poder Judicial, el 1 de septiembre deberán rendir protesta los nuevos integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quizá la más cuestionada por quienes ven, con su llegada, la pérdida de la democracia y de la división de poderes.
Razón no les falta, ya que absolutamente todos los integrantes de la “nueva” Corte son abogados ligados al ex presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que revela en realidad que el control del máximo tribunal era el objetivo central de esa estrategia y no, su presunta democratización.
Como ya lo hemos comentado en este espacio, desde cualquier ángulo, la presunta elección representó una mascarada que pretendió hacer creer a los ingenuos votantes que tendrían libertad para elegir libremente a los integrantes de Poder Judicial (PJ).
De Morena se repartieron los acordeones que indicaron a los votantes, porqué candidatos votar. Sólo 13 por ciento del padrón, alrededor de 13 millones de personas, acudió a las urnas, mientras que casi 100 millones de mexicanos se quedaron en sus casas por falta de interés o por conocer la engañifa. Aún así, la presidenta Claudia Sheinbaum se atrevió a decir que las elecciones fueron todo un éxito.
Hugo Aguilar Ortiz, de origen indígena, será el próximo presidente de la tremenda Corte por un lapso de dos años y cuenta con el apoyo total de López Obrador. Claudia Sheinbaum hizo un esfuerzo vano porqué la presidencia de la SCJN recayera en una mujer, pero AMLO le ganó la partida, como otras muchas que ya le ha ganado en este incipiente sexenio.
Aguilar Ortiz representa para López Obrador el símbolo de que después de Benito Juárez, al cual idolatra el tabasqueño, a la presidencia de la Corte regresará nuevamente un indígena, cargo ocupado alguna vez por el benemérito en su tiempo. López Obrador es un político a quien le gustan los íconos.
Uno de los problemas que enfrentará Aguilar Ortiz es que, de manera paradójica, enfrenta la crítica de grupos indígenas que lo ven como un servidor de López Obrador para afectar incluso los mismos intereses de los pueblos originarios.
De entrada, comunidades indígenas del Sureste recuerdan que Aguilar Ortiz manipuló las consultas con los pueblos originarios para hacer creer que estaban conformes con la devastación de la selva y de los cenotes para construir el Tren Maya, todo por servir a las intenciones de AMLO. Es decir, actuó como un “ladino” que se alió con el político causante de la destrucción de su sagrada naturaleza.
De igual manera, miembros de la nación yaqui mostraron preocupación y rechazo al triunfo de Hugo Aguilar Ortiz como presidente virtual de la Suprema Corte de Justicia Nación en las elecciones al Poder Judicial
Los miembros de la comunidad señalaron a Hugo Aguilar como uno de los principales responsables del despojo territorial del pueblo indígena, tras la implementación del “Plan de Justicia del Pueblo”, impulsado por AMLO en 2021.
“No queremos a ese indígena, el más corrupto que se pueda conocer en todo México”, dijo Fernando Jiménez, indígena de la comunidad Yaqui, en entrevista para la revista Proceso.
Con la implementación del plan, que contemplaba la restitución a los yaquis con cerca de 20 mil hectáreas de territorio, créditos de vivienda, impulso a la educación de la comunidad, servicios de salud, así como el acceso al agua potable provocó una mayor ocupación territorial por parte del crimen organizado, aseguró el también defensor del pueblo yaqui.
Fernando Jiménez calificó el plan de AMLO, implementado cuando Hugo Aguilar era coordinador del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, como una “herramienta de control” donde los encargados del INPI son los que toman las decisiones dentro de la comunidad, excluyendo a los yoremes.
“Se notó que el control, la batuta, la llevaba el INPI en las personas de Adelfo Regino y Hugo Aguilar. Todos los escritos, todas las actas que se levantaban en esas reuniones no tenían las características que hace un secretario tradicional, tenían una esencia ya más rebuscada, ya más politizada; ellos decidían qué era lo bueno para los yaquis y qué era lo malo para los yaquis”, dijo el defensor en la entrevista con la revista.
LOS DEFENSORES DE AGUILAR ORTIZ
Sin embargo, Aguilar Ortiz también tiene sus defensores dentro del pueblo yaqui, que reconocen su labor como ex coordinador general de Derechos Indígenas del INPI y su papel en la implementación del Plan de Justicia del Pueblo Yaqui.
Durante su gestión en el INPI, Aguilar Ortiz participó activamente en diversas acciones destinadas a mejorar las condiciones de vida de esta comunidad indígena en Sonora.
Entre los logros mencionados por los representantes yaquis destacan la recuperación de predios invadidos, el acceso a agua potable de manera continua, la transferencia del distrito de riego 018 y la obtención de viviendas y espacios deportivos.
Juan Luis Matus González, capitán de la Guardia Tradicional yaqui, señaló que la colaboración con Hugo Aguilar permitió avances históricos para la tribu, especialmente en el ámbito agrario. Explicó que Aguilar Ortiz aportó su experiencia legal y representación institucional en procesos clave para la restitución de tierras y acceso al agua.
“Con el licenciado Hugo pudimos recuperar predios que estaban invadidos. Él, como abogado y como representante del Gobierno federal en estas gestiones, nos apoyó con pleno conocimiento del tema agrario. La tribu yaqui ahora contará con más tierras de cultivo y agua potable las 24 horas, algo que parecía inalcanzable”, de acuerdo con los señalamientos de Matus González.
Por su parte, Crisóforo Valenzuela, secretario del pueblo de Rahum, destacó que una de las gestiones más significativas fue la transferencia del distrito de riego 018 al pueblo yaqui, lo que representa un paso importante hacia el reconocimiento de su autonomía y capacidad de autogestión.
Así, la llegada de Aguilar Ortiz mantiene divididos los sentimientos de muchos pueblos originarios, de la nación yaqui, sobre todo. Es dios o demonio, corrupto o buen funcionario, de acuerdo de que bando se trate.
Lo que sí es un hecho, es que contó con el apoyo abierto de López Obrador y que su elección estaba ya apoyada desde arriba, cuando su nombre apareció en los acordeones repartidos el 2 de junio, en la “elección” con mayor abstencionismo de la historia, con mayores violaciones a las leyes electorales y con más corrupción de que se tenga memoria.