Abanico
Escena número 1: Reyes Magos armados con rifles de alto poder repartieron juguetes y roscas entre niños que, felices, recibieron los presentes. Sus caritas se iluminaron cuando los hombres de gesto hosco les entregaron los regalitos. No se trató de Melchor, Gaspar y Baltazar, sino de células de un cartel delictivo.
Escena número 2: El gobernador de Tabasco, Javier May, sostuvo que su gobierno nunca va a pactar con la delincuencia organizada, mientras que lanzó un exhorto a los gobiernos anteriores, desde el de Roberto Madrazo, a explicar toda la inseguridad.
Escena número 3: Roberto Madrazo, ex gobernante tabasqueño, respondió a May que, en vez de tratar de buscar culpables de hace 30 años, mejor se pusiera a trabajar y a darle resultados a los tabasqueños.
Escena número 4: José Ramiro López Obrador, secretario de Gobierno del Estado de Tabasco, y hermano del ex presidente Andrés Manuel, de los mismos apellidos, afirmó que esa entrega de juguetes es investigada.
Estas son las diferentes escenas de una tragi-comedia, en que se convirtió Tabasco, entidad que hace algunos años podía presumir de tener un bajo índice de delitos de alto impacto, pero que de manera acelerada se transformó una zona de disputa entre los principales carteles de la droga del país.
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República, se aceleró la violencia desatada por las bandas delincuenciales en suelo tabasqueño. En dicho estado, los abrazos y no balazos al hampa surtieron un efecto completamente negativo para los ciudadanos.
El 8 de enero trascendió la noticia de que en la tierra misma de López Obrador bandas armadas repartieron juguetes y roscas de Reyes.
Mientras distribuían sus regalos, los hombres armados lanzaban un mensaje completamente claro a quienes recibían los obsequios: “no les pedimos nada a cambio, este es un detallito”.
“Nosotros somos una empresa seria y honesta”, se escucha en la declaración del hombre del mensaje, al final de un video, reproducido por los medios de comunicación, de apenas unos segundos de duración.
En las imágenes se observan a decenas de personas de diversas edades, a mujeres y hombres ancianos, a niños y a padres de familia, acompañados por sus hijos, aplaudir al “señor” que les entregó los regalos. Se escucha un “gracias”, por parte de quienes resultaron beneficiados con los juguetes y las roscas de Reyes.
El reparto de regalos en Tabasco, que también se efectuó en otras entidades, como Michoacán y Aguascalientes, provocó la indignación social, ya que es una muestra del descaro con el que actúan las bandas de delincuentes, con el fin de obtener el apoyo de la población.
Los dimes y diretes entre los políticos, desatados después de la llegada de los nuevos “Reyes Magos”, fue igual de bochornosa que la misma entrega de regalos.
José Ramiro López Obrador informó que el gobierno tabasqueño investiga la entrega de obsequios, como si con ello se pudiera ejecutar una sanción en contra de quienes regalaron cosas o de las autoridades que lo permitieron.
¿Con que cara puede hacer siquiera una declaración José Ramiro, cuando su hermano, como primer mandatario de nuestro país, se dedicó en los seis años de su mandato a brindar apoyo tácito a los cárteles, por medio de su política de abrazos y no balazos y llegó incluso a manifestar su abierto apoyo al cartel de Sinaloa, mediante los encuentros que sostuvo con la madre de Joaquín Guzmán Loera, las cartas dirigidas al gobierno de Estados Unidos para que el criminal recibiera un “trato humano” y con sus continuas visitas Badiraguato, su tierra natal?
¿Qué tipo de lógica tiene Javier May, al no responsabilizarse de la seguridad de los tabasqueños y culpar de todo a administraciones pasadas, entre las que incluso se puede incluir la de su paisano y correligionario de Morena, Adán Augusto López?
Bien aprendió May la táctica de López Obrador de lanzar bolas de humo para responsabilizar al pasado de todas las cosas malas que pasan en su alrededor y encubrir los errores propios, para no hacerse responsable de absolutamente nada.
Está bien que el gobierno de May apenas rebase los 100 días desde que se inició, pero definitivamente, si continúa la estrategia manipuladora de López Obrador, jamás será responsable absolutamente de nada.
Al igual que lo hizo López Obrador, May responsabiliza a los medios de informar de los hechos de violencia en Tabasco, como su principal foco de interés, como si los delitos no existieran.
Precisamente en la noche del 5 de enero, en que llegaron los Reyes Magos a adorar al niño Dios, Jesucristo, de acuerdo con la tradición cristiana, se elevó a 23 el número de homicidios en los primeros 5 días del año.
Javier May seguirá culpando a los anteriores gobiernos de Tabasco de la ola de violencia que azota a esa entidad, mientras que los nuevos “Reyes Magos” seguirán dando regalos a la población, al tiempo de que hacen de las suyas. Ese es el México salvaje que gobiernan estos políticos que se dicen diferentes.