Abanico
El 15 de enero la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ordenó el envío de 180 efectivos de la Secretaría de Defensa y de la Guardia Nacional hacia Tabasco para tratar de frenar la ola de violencia agravada en esa entidad, objetivo que no se ha conseguido.
La inseguridad en el país sigue hasta el tope. Esa es la herencia que le dejó Andrés Manuel López Obrador a Claudia Sheinbaum. Ya se fue el tabasqueño, pero la política de abrazos a la delincuencia se mantiene, en la misma tierra del ex presidente.
Un día después que las autoridades locales descubrieran 10 cuerpos desmembrados, en un afán de restablecer la seguridad en el trópico, la presidenta declaró: “estamos trabajando en eso en Tabasco. Decirle a los tabasqueños que se va a reforzar la estrategia y se van a notar los resultados”. Sin embargo, ese objetivo no se ha cumplido.
El gobernador de Tabasco, Javier May, ha tratado de parar con declaraciones los homicidios, secuestros, robos y saqueos de comercios, que mantienen aterrorizados a los habitantes de la entidad, pero los discursos no sirven para frenar los delitos de alto impacto.
Y es precisamente en la capital de ese estado, Villahermosa, en donde la población tiene mayor percepción de inseguridad en todo el país, con 95.3 por ciento de 100 personas encuestadas en esa urbe por el Instituto de Estadística y Geografía (INEGI).
Al dar a conocer los resultados de su Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), correspondientes al cuarto trimestre de 2024, el INEGI informó este jueves que precisamente Villahermosa, en donde la ciudadanía se siente más insegura.
May no ha sido capaz de frenar los delitos de alto impacto y su secretario de gobierno; José Ramiro López Obrador, hermano de Andrés Manuel y quien ocupa ese cargo como una manera de recompensa concedida por May al ex presidente, también recurre a la “declaracionitis”, con el fin de tratar de convencer, en vano, a los tabasqueños, de que las cosas en la entidad, están bien.
Los hechos de violencia se agravaron durante la administración de Adán Augusto López, quien compartía con Andrés Manuel López Obrador, la tesis de que la delincuencia organizada debía recibir abrazos y no someterse al imperio de la ley.
Con Javier May, las cosas no mejoraron, sino que empeoraron de manera estratosférica, de tal suerte que Villahermosa es actualmente la urbe en donde los habitantes se sienten más inseguros de todo México y esto no es resultado de ningún análisis de catedrático trasnochado, sino el señalamiento de quienes a diario viven en la incertidumbre de salir de sus casas, pero no saber si regresarán a ellas.
SE ESCONDIÓ EL GOBERNADOR DE SINALOA
Villahermosa no es la única ciudad del país en donde los mexicanos se sienten más inseguros, Culiacán Rosales se colocó en cuarto lugar en ese ranking en el último cuatrimestre de 2024, con 90.6 por ciento de 100 personas encuestadas que dijeron sentirse así, sólo después de Uruapan (con 92.5 por ciento) y Fresnillo (con 90.9 por ciento).
La capital de Sinaloa suma ya medio año de enfrentamientos entre los bandos de Los Mayitos y Los Chapitos desde que el 25 de julio de 2024 fue secuestrado y llevado a Estados Unidos, Ismael “El Mayo” Zambada, otrora poderoso capo del Cartel de Sinaloa. Seis meses de una guerra que también ha provocado la muerte de numerosos civiles.
Ayer, las calles de Culiacán se cimbraron con la marcha de padres de familia y pequeñitos escolares que protestaron por la muerte de dos hermanos y de su padre, en un asalto reciente cometido en esa capital.
El pasado 19 de enero, Alexander, de 9 años, y Gael, de 12, perdieron la vida junto a su padre debido a un ataque armado en el fraccionamiento de Los Ángeles, al Oriente de Culiacán, Sinaloa.
El hecho causó indignación entre los ciudadanos, y ante la inacción del gobierno estatal, salieron a las calles para pedir justicia, pero la manifestación terminó en violencia: vandalizaron las oficinas del gobernador morenista, Rubén Rocha Moya, mientras exigían su renuncia.
Al respecto, en una versión difundida por W Radio, Víctor Manuel Aispuro, director de la escuela Sócrates de Culiacán -donde estudiaban Gael y Alexander-, señaló que hay un sentimiento de frustración, ira, tristeza y miedo.
El gobernador de Sinaloa, como es su costumbre, no dio la cara a la ciudadanía indignada. Se escondió en el bunker en el cual se ha convertido el Palacio de Gobierno. Ahora, con la sorna que la caracteriza, dirá que son los medios de comunicación los que magnifican el clima de violencia en la entidad.
Yo le pregunto: ¿Cuántos niños y padres de familia tienen que morir más para que sea capaz de frenar el alto nivel de violencia que ya registra Sinaloa por lo menos en el último medio año? Si no puede hacerlo, que renuncie, como gritó este viernes la ciudadanía indignada.
Feliciano Castro, secretario general de Gobierno del Estado de Sinaloa, dio una tímida declaración, en el sentido de que Rocha Moya pensaba establecer un diálogo con los manifestantes, pero el hecho concreto es que no se atrevió a hacerlo.
Villahermosa y Culiacán son sólo dos botones de muestra de la incapacidad y, en ocasiones complicidad, de los gobiernos de Morena para combatir eficazmente a los carteles y reducir la violencia que ahoga a muchas ciudades de la República.
En Sinaloa la impunidad se acrecentó desde que AMLO visitaba con frecuencia Badiraguato, la tierra natal del principal narcotraficante que ha tenido este país y que mostraba públicamente una amistad tan estrecha con su familia. Ahora López Obrador descansa impune, no se sabe en que lugar del país o del mundo se encuentra.
Esto sólo sucede en México y las cosas siguen igual. Cómo se lee con frecuencia en las redes sociales en post subidos por detractores de la 4 T: “disfruten lo votado”.