El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
El homicidio de la mujer policía
A la mujer policía Margarita Rivera Rivera la delató el sonido de su radio. El hampón la detectó a unos centímetros de él y en cuestión de segundos la asesinó de cuatro balazos.
Ya no pudo estar con sus tres hijos este 10 de mayo para festejar el Día de la Madre, como lo hacía cada año.
Margarita ya había cumplido 17 años de prestar sus servicios en la policía preventiva de la Ciudad de México. Su hoja laboral era impecable. Era valorada no sólo por su familia, como madre soltera que sacó adelante a sus hijos, sino por sus compañeros de trabajo.
El domingo 6 de mayo, la policía realizaba su trabajo de vigilancia en la Central de Abasto de Iztapalapa (Ceda), en donde estaba adscrita.
La uniformada recibió instrucciones de sus superiores por medio de su radio de dirigirse a un área, porque se había detectado un robo en una bodega de la zona de frutas y legumbres.
La policía se movilizó rápidamente hacia el área en donde se había denunciado el atraco. La banda de Los Oaxacos asaltaba una vez más a un comerciante, como lo había hecho durante los últimos años.
El pasillo de la Central de Abastos de Iztapalapa se encontraba a tope y era difícil desplazarse por la gran cantidad de compradores y comerciantes. La policía se abría paso como podía.
Sin darse cuenta, Margarita se colocó al lado de uno de los asaltantes. Estuvo a punto de chocar con él. El asaltante tampoco se percató de la presencia de la mujer durante algunos segundos. Entonces, sonó la radio de la policía y el hampón, que estaba a unos centímetros de la mujer, la descubrió y de manera canalla le propinó cuatro tiros en la cabeza y en el estómago, a sangre fría.
El hampón disparó también en contra de un cliente que se encontraba a pocos centímetros de Margarita, pero el comprador sólo resultó lesionado.
El cuerpo de Margarita se desplomó de inmediato. Al sonido de las detonaciones, los consumidores, aglutinados como abejas en panal, se echaron al suelo, corrieron¸ se dispersaron.
El hombre, vestido con pantalón de mezclilla y una sudadera gris con capucha se dio a la fuga, junto con sus tres cómplices, cobardes, como siempre huyen los delincuentes. Finalmente, salieron del centro de abasto en un auto Sentra, color gris.
La muerte de Margarita causó indignación entre los ciudadanos y sus compañeros policías, que representan a un grupo social fuertemente castigado por la delincuencia en la Ciudad de México.
Margarita se convirtió en el elemento policiaco número 10 asesinado en la capital de la República en los primeros cinco meses del año. Otros 15 policías más han sido heridos con armas de fuego por la delincuencia, al enfrentarse con los hampones en diversos rumbos de la metrópoli.
El homicidio de la policía sucedió el mismo fin de semana en el que fue asesinado el agente preventivo Iván Luna Hernández, quien fue victimado, mientras efectuaba un operativo en contra de narcomenudistas.
Peritos de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México revisaron las grabaciones para tratar de descubrir a los responsables. No tardaron mucho en comprobar que se trataba de Los Oaxacos, una banda de delincuentes que comete asaltos en la Ceda desde 2015.
Así de horrenda es la impunidad en el país. Las autoridades tienen perfectamente detectadas a muchas bandas delincuenciales. En muchas ocasiones, sus integrantes son aprehendidos, pero en cuestión de días o meses, en el peor de los casos, salen libres por la protección que les brinda el nuevo sistema de justicia penal acusatorio que da por sentado que los delincuentes son inocentes, aunque sean reincidentes.
Así ha sucedido con Los Oaxacos, delinquiendo durante tres años, en el mismo lugar, como si se tratara de su centro de “trabajo” sin que nadie los frenara y en algunas ocasiones en que sus miembros fueron detenidos, siempre salieron libres.
La indignación por la muerte de Margarita provocó que los policías realizaran a inicios de esta semana una marcha fúnebre para honrarla a ella y a su compañero asesinado, mientras cumplía su responsabilidad.
Cientos de policías preventivos marcharon por las calles del centro de la ciudad, algunos de ellos a bordo de patrullas, motocicletas y vehículos blindados, mientras en el cielo volaban varios helicópteros.
La marcha llamó la atención de los capitalinos que no adivinaban la causa de esa casi manifestación de policías.
La condena hacia la muerte de Margarita Rivera Rivera provocó la movilización de la procuraduría capitalina, la cual en coordinación con las autoridades mexiquenses, lograron en el poblado de Amecameca la captura de Tiburcio N, de 30 años de edad, quien en el momento de ser aprehendido vestía la misma sudadera que portaba el día del homicidio. El sujeto fue detenido con otros tres cómplices.
Los Oaxacos son una muestra de las deficiencias en la aplicación de justicia, con un procedimiento penal, que considera a los hampones casi como víctimas.
Esta banda está relacionada con 7 homicidios en la Ceda, con más de 50 robos a mano armada y con el cobro de piso en contra de bodegueros, de quienes recibían aportaciones que iban de 20 mil a 50 mil pesos mensuales.
El nuevo sistema penal acusatorio es una vergüenza para el país y debe revertirse o la impunidad de la delincuencia se mantendrá como azote de los mexicanos.