Abanico
Oxígeno: batalla por la vida
“No hay peor manera de morir que por la falta de oxígeno, porque la gente materialmente se ahoga”, señala una mujer, joven, en la tercera década de su vida. Lo sabe a ciencia cierta, porque acaba de perder a su padre, arrebatado por la Covid-19.
Quiere reservar su nombre, porque recientemente presentó una demanda en contra de las autoridades del Instituto Mexicano del Seguro Social, a quienes acusa de ser responsables en el fallecimiento de su progenitor.
“Es muy desesperante saber que mi padre fue internado aún a tiempo después de que nos costó mucho trabajo que lo recibieran en el hospital, pero que a pesar de que ya estaba recibiendo atención, finalmente murió de asfixia por la falta de oxígeno medicinal”, dice mientras sepulta su desconsuelo entre sus manos.
Su padre fue una de las 36 personas que fallecieron en el Hospital General de Zona, número 83, del Instituto Mexicano del Seguro Social, en Morelia, Michoacán, entre el 1 y el 3 de enero pasados, debido a diversas alteraciones causadas por la Covid-19.
Fue una mortandad terrible la que se produjo en ese nosocomio en sólo tres días, al grado de que los familiares de los fallecidos empezaron a protestar y a buscar las causas de tantas muertes en tan poco tiempo.
Algunos médicos y enfermeras confiaron a los parientes de los internados que se produjo una falla en el suministro de oxígeno desde el 1 de enero, que no fue atendida con prontitud y que fue subsanada hasta el 3 de enero, lo que provocó el deterioro del estado de salud de muchos pacientes.
La posible falta de oxígeno en ese hospital establecería un precedente negativo, si se comprueba que esa fue la causa por la cual fallecieron 36 personas.
Conseguir oxígeno medicinal para los enfermos de la Covid-19 se ha convertido en una batalla crucial por la vida en todo el país.
La escasez de este insumo médico se presenta principalmente en aquellas concentraciones urbanas con mayor número de personas infectadas, pero también en localidades alejadas de las ciudades, en donde se presentan menos casos, pero en las cuales es más difícil conseguir oxígeno.
La desesperación para conseguir oxígeno para sus parientes enfermos ha llevado a muchas personas a comprar por internet este elemento en precios estratosféricos, de hasta 70 mil pesos por un tanque de mil 700 litros, que antes de la pandemia se cotizaban en 12 mil 500 pesos.
El Gobierno de México lanzó una campaña para incentivar a quienes alquilaron tanques de oxígeno, para devolverlos a los distribuidores, con el fin de que puedan usarlos otras personas, ante la situación grave vivida por la pandemia en el país
La campaña «Devuelve tu tanque. Por amor a la vida» fue creada por la Profeco, en colaboración con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y dos empresas productoras y distribuidoras de oxígeno.
La iniciativa surgió ante la escasez de tanques de oxígeno para pacientes que se encuentran en sus casas contagiados de Covid-19 y ante un 89 % de las camas de hospitalización ocupadas en Ciudad de México y un 60% a nivel nacional.
La Profeco y la Cofepris detectaron que muchas personas están conservando tanques de oxígeno rentados, aunque ya no los necesiten, a manera de prevención, con lo que privan a otros pacientes que sí lo requieren.
Ante el caos en la obtención de oxígeno, mediante un convenio con el Gobierno de la Ciudad de México, una empresa instaló dos puntos de recarga de oxígeno, pero con muchas limitaciones. Actualmente, la compañía dialoga con las autoridades capitalinas para abrir al menos uno más, mientras que las autoridades capitalinas pusieron en marcha un programa de oxígeno a domicilio.
La atención en casa no es con tanques, sino con concentradores de oxígeno, pero puede ser la misma cantidad de litros del elemento por segundo. Absorbe el aire de la atmósfera y lo transforma para que se convierta en oxígeno.
Un problema que se ha presentado es que muchos familiares de enfermos ven videos tutoriales en Internet que mal informan sobre la supuesta creación de equipo para suministrar oxígeno, a partir de una bomba de “oxígeno” para peceras y agua.
Erróneamente se considera que esta manera de crear “oxígeno” sirve para atender a un paciente infectado por Sar-Cor-2, porque lo único que sucede es que el enfermo respira aire común, que generalmente tiene una concentración de oxígeno de sólo 21 por ciento, cuando requiere de oxígeno al 95%.
Algunos pacientes son definidos como “hipóxicos felices”, porque se sienten bien, a pesar de que sus niveles de oxigenación son menores a 95%, nivel mínimo considerado normal.
Lo anterior se debe a que sus pulmones no dejan de recibir aire. Sin embargo, finalmente la falta de oxígeno cobra la factura y la mayor parte de ellos deben ser internados de emergencia, cuando los niveles de dióxido de carbono se elevan.
La escasez de oxígeno medicinal se agrava en la medida que sube el número de pacientes en todo el país. Este jueves, se registraron 18 mil 803 contagios de Covid-19, que es la mayor cifra observada en 24 horas, periodo en el que se infectaron otras 22 mil 339 personas.
En las empresas que venden oxígeno medicinal en las principales ciudades del país, se forman diariamente filas interminables de personas que tratan de conseguir tanques o recargar los que ya tienen, a cualquier costo. Obtener el gas o no, es la diferencia entre la salud y la enfermedad, es materialmente una batalla por la vida.