La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Diversión y muerte
#JusticiaparaLeo
Primera escena: La familia Luna Guerrero, de Durango, fue de vacaciones a fines de marzo pasado a la Riviera Maya para festejar que habían sobrevivido a la Covid-19, pero uno de sus integrantes, el pequeño Leonardo, lamentablemente no sobrevivió a una negligencia criminal y murió en una atracción acuática.
Segunda escena: En septiembre de 2019, el último vagón del juego mecánico “Quimera” de la Feria de Chapultepec, de la Ciudad de México, se impactó contra una estructura metálica. Dos personas fallecieron y otras dos resultaron lesionadas.
Tercera escena: En octubre del mismo año, una pequeña de cuatro años de edad murió electrocutada en uno de los juegos mecánicos, conocido como Safari, de la Feria San Francisco, de Pachuca, Hidalgo. En su cuenta de Twitter, la empresa organizadora no informó del accidente. Sólo dio cuenta del show del famoso DJ, Steve Aoki, con la asistencia de 40 mil personas, entre ellas el gobernador, Omar Fayad.
Y así, con mayor frecuencia se repiten todo tipo de accidentes en ferias y parques de juegos mecánicos y acuáticos del país.
La situación es preocupante, porque, de acuerdo con especialistas jurídicos, debido a vacíos legales y a la falta de un documento reconocido por parte de las empresas de diversión, estas no se hacen responsables de algún accidente que sufran los asistentes, quienes prácticamente acuden a esos sitios bajo su propio riesgo.
Esta ilegalidad en la que trabajan muchos centros de diversión, propicia que no se indemnice 90 por ciento de los accidentes que ocurren en centros de diversión.
De un momento a otro, la diversión se puede convertir en una pesadilla. Por deficiencias en las atracciones mecánicas o acuáticas, son comunes los accidentes que producen lesiones a los visitantes y, en algunos casos, hasta la muerte.
Así le sucedió al joven de 13 años de edad, Leonardo Luna Guerrero, quien viajó de Durango a la Riviera Maya para celebrar que la familia había superado la infección de Covid-19 que los afectó.
El 27 de marzo pasado, la familia visitó Xsenses, uno de los parques temáticos del conglomerado Xcaret. Todo era de maravilla. Leonardo, sus tres hermanos, su madre, Hilda Guerrero, y su padre, el doctor Miguel Ángel Luna Calvo, disfrutaban el momento.
En aquella tarde calurosa, el doctor Luna Calvo y su hijo adolescente se dejaban llevar por el suave remanso del río salado, conocido como Ríolajante. Su baja profundidad, de apenas 60 centímetros, les brindaba total seguridad.
De repente, el cuerpo del muchacho desapareció y su padre no la pensó dos veces. Se sumergió para tratar de descubrir en donde estaba Leonardo. “Está muy bajito. Aquí no se puede ahogar nadie ¿En dónde está por dios?”, pensó.
Lo que sucedió después fue una pesadilla. El médico de Durango fue succionado por un hueco que lo condujo por un ducto que lo depositó en una cisterna. Ahí estaba su hijo, con el cuerpo descompuesto, una pierna doblada y tragando agua.
El doctor luchó varios minutos y, finalmente, como pudo, sacó al muchacho del río. Personal del parque acuático lo llevó de emergencia al centro de atención médica del parque, en donde… se carecía de equipo para reanimarlo, no había ni siquiera oxígeno.
En el colmo de la situación, el padre comprobó que los paramédicos no tenían conocimientos de técnicas de reanimación cardiorrespiratorias. El doctor se ocupó el mismo de la atención de su hijo, con masaje al corazón y respiración boca a boca, a pesar de que los “paramédicos” por momentos se opusieron a que lo hiciera.
El personal de Xsenses jamás llamó al 911 para pedir una ambulancia en que pudiera ser trasladado el chico. El doctor Luna Calvo hizo llamadas telefónicas para solicitar un helicóptero que trasladara su hijo a la Ciudad de México, amparado en un seguro de gastos médicos.
El pequeño Leonardo fue trasladado a un hospital particular, en donde después de 20 horas de agonía finalmente falleció, sin que hasta el momento se hayan hecho públicas las causas de su muerte.
Una capa de complicidades tapó el homicidio imprudencial que costó la vida al joven. Las autoridades de Quintana Roo, en contubernio con los representantes de la empresa, presionaron al padre de Leonardo para que no presentara cargos.
Actuó con tanta vileza José Carlos Villarreal, vicefiscal general de Justicia del Estado de Quintana Roo, que chantajeó al padre del menor fallecido para que firmara una carta en donde aceptaba no responsabilizar a nadie por la muerte del adolescente, a cambio de entregarle su cuerpo.
El médico se hincó, lloró ante Villarreal, para que le dieran el cuerpo de su hijo, pero recibió más presiones por parte del funcionario y de una abogada a quien sólo recuerda por su nombre: África. Los detestables funcionarios aprovecharon la inestabilidad emocional del doctor y le arrancaron la firma del documento.
A pesar de haber firmado un documento, por presiones, en el que releva a Xenses de cualquier responsabilidad en el caso, el padre del muchacho continuará el proceso legal hasta obtener justicia para su hijo.
El doctor Luna señala que el río, atracción en la cual su hijo perdió la vida, siguió su operación, como si nada hubiera ocurrido.
La empresa reconoció que se realizaban labores de mantenimiento y por una criminal omisión, la persona encargada de ello no colocó una rejilla de un filtro que conecta con un ducto que conduce a una cisterna, a la cual fueron succionados los cuerpos del chico y de su papá.
La compañía informó que se mantendrá en comunicación con la familia de Leo “hasta las últimas consecuencias”, pero en todo momento ha ocultado el nombre de la persona, responsable del terrible error que provocó la muerte del adolescente.
El doctor Luna Calvo denunció en redes sociales lo sucedido a su hijo. El hashtag #JusticiaParaLeo pronto se convirtió en uno de los trending topics de mayor relevancia.
La empresa se refiere al accidente, como si no hubiera sucedido en sus instalaciones y tuvieron que ir las autoridades municipales a clausurar el río artificial apenas este jueves, cinco días después de la muerte de Leonardo.
En la plataforma Change.org, se presentó una petición para exigir justicia por la muerte de Leo. “Justicia para la familia Luna Guerrero”, es el nombre que lleva la petición que hasta el 1 de abril, al medio día, ya había rebasado las 35 mil firmas.
“Le cortaron su vida tan sólo a los 13 años”, señala el desconsolado doctor Luna Calvo, quien no sabe como podrá superar la ausencia de su pequeño hijo.
La familia de Leo espera obtener justicia. Las autoridades dicen que se castigará al responsable. La empresa promete que algo así jamás volverá a ocurrir.
Es Semana Santa. En el paraíso de la Riviera Maya, de aguas cristalinas, de vívidos tonos azules, cientos de turistas siguen visitando el parque Xsenses, en donde el pequeño Leo pensaba divertirse, contento porque había vencido al Coronavirus, sin saber que una negligencia criminal, desgraciadamente lo iba a vencer a él.