Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Al periodista Juan Carlos Huerta Martínez, se la tenían sentenciada y lo fueron a matar a las puertas de su casa.
Hasta un fraccionamiento de la ciudad de Villahermosa, Tabasco, en donde vivía con su familia, llegaron los gatilleros y lo balearon. Fue asesinado el pasado 15 de mayo y aún hay más preguntas que respuestas en torno al móvil de su asesinato y la identidad de los homicidas.
Juan Carlos era conductor del noticiero Sin Reservas, de corte político, además de que encabezaba de lunes a viernes la transmisión de un noticiero en el canal Notinueve. Recientemente había obtenido una concesión para una estación de radio.
Su homicidio, al igual que el de muchos periodistas en México, sigue sin resolverse.
Ser periodista en México llegó a ser tan peligroso como serlo en aquellos países, en donde hay guerras. Así de crudo, así de fatal.
La indefensión de los periodistas está propiciada por la corrupción y la impunidad de aquellos que son los jefes de los asesinos, de quienes dan la orden y arman la mano criminal.
Ni las fiscalías especiales ni los dispositivos de seguridad son eficaces para frenar esta oleada de salvajismo. Los asesinatos de periodistas se volvieron parte del paisaje de la criminalidad
En los 20 años que duró la guerra de Vietnam, uno de los conflictos con mayor duración a nivel mundial, fueron asesinados 79 periodistas, además considerados como «daño colateral».
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos señala que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto han sido asesinados 55 periodistas, la mayor parte de ellos relacionados con la cobertura de temas de seguridad.
A los periodistas muertos durante la guerra de Vietnam, lo sorprendía una lluvia de balas entre los ejércitos enemigos de Estados Unidos el Vietcong, fallecían por el estallido de una bomba o sucumbían por el terrible napalm. Es decir, eran muertos de manera involuntaria, mientras cubrían informativamente el conflicto. En México, los asesinatos de periodistas son bajo consigna.
¿Realmente debió celebrarse el Día de la Libertad de Expresión este 7 de junio?
Difícilmente puede pensarse en una «celebración», de la Libertad de Expresión, de la que se deriva la Libertad de Prensa, ante la terrible situación de inseguridad en que se encuentran los periodistas en México.
Ana Cristina Ruelas, presidenta de la organización Artículo 19, considera que incluso en México no existe libertad de expresión.
La representante del organismo internacional que defiende la libertad de expresión y el derecho a la información en el mundo, prácticamente considera que México es un talón de Aquiles para sus objetivos.
La inseguridad en México es producto de décadas del ejercicio del poder de un sistema político autoritario que hizo de la impunidad y la corrupción el motor del país.
Ni siquiera la reducida transición de los dos gobiernos panistas de Vicente Fox y de Felipe Calderón hizo que hubiera el más mínimo cambio para que la inseguridad disminuyera.
La corrupción y la impunidad de los políticos procrearon el monstruo de la inseguridad y esta terminó por comerse a la sociedad mexicana, incluidos los hombres del poder.
En los estados de la República, especialmente en las poblaciones pequeñas o medianas, los periodistas enfrentan a los grupos delincuenciales cara a cara.
En un escenario geográfico reducido, los capos deambulan sin problema. Saben en que medios de comunicación trabajan los periodistas que les dan dolores de cabeza, que lugares frecuentan, en donde viven, quiénes son sus familiares.
Cualquier país en donde se asesina a periodistas por su trabajo, está condenado a tener una mordaza social impuesta por los cobardes. Los criminales mandan ahora en el país. Ya basta que lo sigan haciendo.