El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Presas por abortos espontáneos
Primer caso: Evelia M es una indígena maya, que no hablaba español, cuando en Yucatán la acusaron de haber asesinado a su hijo, aunque en realidad se trató del aborto espontáneo de un producto de 7 meses de gestación que ella desconocía que llevaba en el vientre. Su ignorancia y un ineficiente sistema de justicia la hizo permanecer encarcelada durante 10 años por un delito que nunca cometió.
El 19 de julio de 2009, en el momento preciso que Evelia salía de misa, cayó a las afueras de una iglesia sobre su vientre y sufrió una grave pérdida de sangre. La mujer fue llevada por su madre y hermano a un centro de salud cercano, en donde la mujer parió a un bebé que, lamentablemente, falleció a la media hora. Ahí empezó su calvario, que duró una década.
Evelia había sido violada meses atrás, por un tipo que abusó de ella, con la amenaza de que asesinaría a su familia, si no obedecía. No sabía que se encontraba embarazada y esa tarde de julio había sufrido un aborto espontáneo. Sin embargo, el personal del Centro Médico, cercano a Tixméhuac, Yucatán, la acusó de “ser una asesina” y de “matar a su hijo”.
Con engaños, en el Ministerio Público de Tekax, policías judiciales la obligaron a ella y a su abuela, a colocar sus huellas digitales en una falsa declaración, en la que las dos mujeres aceptaban el homicidio del bebé. Evelia nunca contó con un traductor, que le informara que estaba pasando.
En la denuncia se presentaron acusaciones sin fundamento, como que la mujer “pretendía dejar a su hijo abandonado afuera de su casa para que se lo comieran los perros”, situación insostenible, porque la mujer fue llevada de emergencia a un centro de salud.
La mujer fue condenada a 10 años de prisión por homicidio en razón de parentesco, tiempo durante el cual fue golpeada por internos y extorsionada por abogados sin escrúpulos que la “defendieron”, pero que sólo querían obtener dinero de la familia de la indígena. Evelia, ahora de 40 años de edad, abandonó la cárcel en mayo de 2019. Su vida se desquició, se acostumbró a estar encerrada y ahora no sale de su casa, porque tiene miedo de andar en la calle.
Segundo caso: Diana está presa desde el 27 de mayo de 2021 en la cárcel de Acayucan, Veracruz, acusada de homicidio doloso en contra de su hijo, no nacido, de 5 meses de gestación, un bebé deseado por ella y por toda su familia.
El embarazo era de alto riesgo y Diana tenía que permanecer en reposo por recomendación de su doctora, lo cual no pudo ser cumplido, debido a que la mujer tenía que atender a sus hijos de 10, seis y dos años de edad, respectivamente. La mujer sufrió un aborto espontáneo, pero fue acusada por las autoridades policiacas de Veracruz, entidad en donde el aborto es penado y ahora la mujer se encuentra presa.
Tercer caso: La también veracruzana, Martha Patricia M, en marzo de 2015 sufrió un aborto espontáneo, cuando tenía 19 años de edad, en el Hospital General de Zona, número 71, del Instituto Mexicano del Seguro Social, a donde acudió porque se sentía muy mal.
Sangró profusamente y, sin anestesia, expulsó al producto del embarazo. La estudiante había recibido un pésimo tratamiento meses atrás, ya que los médicos de esa institución confundieron su embarazo con un cuadro de gastritis, lo que propició que le suministraran medicamentos prohibidos para su condición de gastante y que finalmente le provocaron la pérdida del bebé.
Cuando se produjo el desenlace, la mujer fue rodeada por enfermeras y la ginecóloga que la atendió, las cuales para no asumir responsabilidad alguna la hicieron firmar documentos en donde la culpaban de la muerte de su hijo.
Pero fueron más allá: una de las enfermeras llegó a un extremo de crueldad. Le colocó los restos del pequeño cerca de la cara y le ordenó: “bésalo, pídele perdón, porque tú lo mataste”. Martha Patricia fue encarcelada, acusada de aborto inducido, lo cual evidentemente era falso.
Cuarto caso: En 2004, Susana D, tenía 19 años de edad y acudió a una clínica del IMSS en Guanajuato, porque se sentía mal. Ahí le diagnosticaron que tenía un aborto en proceso.
Como sucede en otros casos similares, Susana no sabía que se encontraba embarazada, por lo cual fue grande su sorpresa al ser sometida a proceso médico, después del cual perdió a su bebé en gestación.
El personal médico presionó a la muchacha para que firmara un papel en blanco, que después fue presentado en el juicio que se la abrió, como su presunta confesión de que se había provocado un aborto “por despecho en contra de su pareja”.
Después de seis años de permanecer en prisión, la organización Las Libres, que en el conservador estado de Guanajuato, defiende a las mujeres acusadas de abortar, logró un amparo y la liberación de la mujer.
Mientras permaneció en la cárcel, Susana recibía acusaciones tremendas de las prisioneras: “eres una asesina, mataste a tu hijo, ni los perros hacen lo que tú hiciste”, le señalaban casi a diario.
Liberación esperada
La despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, aprobada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aprobada en la semana que concluye, alienta la esperanza de mujeres que, sin haberse provocado un aborto, se encuentran aún presas en diversas zonas del país.
En el primer semestre de 2021 se incrementó en 17.7 por ciento el número de carpetas de investigación abiertas por el delito de aborto en el país, en comparación con las cifras registradas en el mismo lapso de 2020.
Entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2021, se acumularon 372 expedientes penales relacionados con el delito de aborto en México, en comparación con los 316 registrados en igual lapso de 2020, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Se desconoce la cifra real de las mujeres que siguen presas en México acusadas de aborto inducido o aún peor, de homicidio de sus propios hijos, aunque no existen pruebas contundentes de que ello haya ocurrido. Son víctimas de un sistema penal que las somete. A final de cuentas, son objeto de la condena y del escarnio social que condena a raja tabla a todas las mujeres que pierden a sus hijos, sin importar la circunstancias. Es positivo que esta situación deje de ser una vergüenza para el país. Ya es tiempo.