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Juego de ojos
Niños sin juguetes y sin padres
José es un pequeño, de 10 años de edad, que vive en un caserío de la Montaña Alta de Guerrero. En toda su vida, él no ha recibido un solo juguete el 6 de enero, ni el Día del Niño y tampoco en su cumpleaños. Forma parte del porcentaje de menores que sufren extrema pobreza en nuestro país y que se encuentran en una situación deplorable.
En la Montaña Alta, hay generaciones enteras de niños que jamás han tenido un regalo de Día de Reyes e, incluso, muchos de ellos ni siquiera han escuchado hablar de estos míticos personajes, tan esperados por hijos de familias que están en un contexto económico más favorable.
Para muchos de ellos, tratar de medio comer día a día es la tarea más apremiante en una región, en la cual las agresiones de la delincuencia genera en muchos casos la desintegración de las familias, que se han desplazado de sus lugares de origen para salvar sus vidas.
En México, los niños que perdieron a sus familias por diversas causas se convirtieron desde hace años en un grave problema social. Se calcula que en nuestro país más de 1 millón de menores no son cuidados por sus padres por factores como violencia intrafamiliar y de género, desnutrición, pobreza, procesos judiciales, explotación sexual, narcotráfico, consumo de drogas y migraciones forzadas.
Por otra parte, se estima que más de 29 mil niños, niñas y adolescentes viven en orfanatos o albergues y cerca de 5 millones de niños mexicanos están en riesgo de perder el cuidado de sus familias por las causas descritas.
De acuerdo con el organismo Aldeas Infantiles SOS, por violencia intrafamiliar, en 7 de cada 10 casos la persona que la ejerce forma parte del entorno cercano o de interacción cotidiana de los menores violentados (compañeros de escuela, familiares e integrantes del hogar, compañeros de trabajo y parejas o novios/as).
Ninguna persona debe experimentar violencia física o psicológica; sin embargo, 63 por ciento, de niñas, niños y adolescentes -de 1 a 14 años de edad- han experimentado al menos una forma de castigo psicológico o físico por miembros de su hogar; esto es, 6 de cada 10 niños, niñas o adolescentes experimentó recientemente algún tipo de disciplina violenta, de acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres en México (ENIM).
Toda violencia contra los niños se puede prevenir y así asegurar a ellos entornos familiares seguros y adecuados para su desarrollo; por ello, el compromiso de organismos de la sociedad civil, como Aldeas Infantiles SOS, para trabajar por la erradicación de la violencia en contra de los niños y adolescentes, para garantizar que puedan crecer en un entorno familiar y seguro.
La desintegración familiar ha propiciado que más de 40 mil niños, niñas y adolescentes hayan sido enviados a Estaciones Migratorias mientras viajaban de México a Estados Unidos, procedentes de nuestro país y de otras naciones. El Instituto Nacional de Migración ha detenido a 46,804 menores de 18 años de edad (30,178 niños y 16,626 niñas).
México es un país en el que existen diversos flujos migratorios donde los niños y niñas quedan expuestos a sufrir todo tipo de violencia, hambre y problemas de salud. Después de viajar, en algunos casos solos, los niños son detenidos en Estaciones Migratorias, centros en los que miles de personas viven de manera indefinida.
El 94.6 por ciento de los niños, niñas y adolescentes que migran son de Guatemala, El Salvador, y Honduras. La mayoría busca la reunificación familiar con su padre y/o madre, después de amenazas o violencia por parte de pandillas en sus países de origen, de acuerdo con un informe sobre el cumplimiento de México de la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los trabajadores Migratorios y de sus Familiares para el Comité de los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares de Naciones Unidas (CMW).
Ante esto, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos enfatiza la importancia de que los menores de edad no permanezcan en ningún lugar a puertas cerradas, ya que es justamente en estos lugares donde corren el riesgo de sufrir acoso, golpes y violaciones.
De acuerdo al Artículo 25 de la Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes en México, cuando una niña, un niño o un adolescente se vean privados de su familia, tendrán derecho a recibir la protección del Estado, quien se encargará de procurarles una familia sustituta y mientras se encuentren bajo la tutela de esta se les brindarán los cuidados especiales que requieran por su situación de desamparo familiar.
En la búsqueda del interés superior de cada niño o niña, la Ley General de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, promulgada en diciembre de 2014, promueve y fortalece las modalidades de cuidado alternativo y la desinstitucionalización.
Ante este entorno adverso, Aldeas Infantiles SOS, que tiene un lugar en la Unesco y es asesor permanente en el Consejo Social de la ONU, promueve que los niños vivan con su familia de origen, extensa o en una familia ajena, fuera de un centro de asistencia social. Y en los casos donde vivan en una institución u organización, se promueve que sea el menor tiempo posible y, en un ejemplo definitivo de éxito integran hogares con padres sustitutos al frente.
Es una frase desgastada decir que los niños son el futuro de México, especialmente porque muchos de ellos en nuestro país, no tiene ni siquiera presente, pero no todo está perdido.