Escenario político
Dejaron solos a los ucranianos
Conocí las catacumbas del puerto de Odesa en abril de 1985 y desde aquel lejano año, siempre he llevado en la memoria, con una profunda admiración, a los combatientes de Ucrania, que desde las profundidades de la tierra salieron a luchar en contra del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
En los años ochenta, Ucrania pertenecía al bloque soviético y Rusia sentía un especial respeto por los partisanos ucranianos, que representaron una de las principales fuerzas de resistencia en contra de la invasión del ejército de Alemania.
En 1985, a 40 años de finalizada la Segunda Guerra Mundial, fui enviado por el diario en el que laboraba para cubrir las ceremonias de conmemoración de tan significativo hecho y así conocí la ciudad ucraniana de Odesa. Los rusos, que entonces festejaban cuatro décadas de la derrota del nazismo, ahora atacan a Ucrania.
La política cambia con los años. Con un discurso infame y mentiroso, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, argumenta que una de las causas para invadir Ucrania, es supuestamente suprimir el nazismo en ese país. Nada más falso, porque no puede acusar de ello a una nación que ofrendó 8 millones de vidas combatiendo precisamente al ejército de Adolfo Hitler.
Las catacumbas de Odesa son un complejo de túneles excavados en la piedra caliza de la zona, de aproximadamente 2 mil 500 kilómetros de largo, que se extienden bajo la ciudad y que en diversos tiempos sirvieron como refugio de contrabandistas, bandoleros, pero especialmente de guerrilleros, durante la Segunda Guerra Mundial.
Es impresionante conocer las catacumbas, cuya profundidad puede de ir de 10 a 60 metros bajo el nivel del suelo, porque en cada túnel se agolpan recuerdos de la vida que tuvieron esos combatientes contra el nazismo.
En 1941, Alemania y su aliada Rumania invadieron Ucrania, que en ese tiempo formaba parte de la Unión Soviética, encabezada por Rusia. Los soviéticos fueron replegados por los nazis y Ucrania quedó a su suerte. A los ucranianos los dejaron solos.
Los guerrilleros partisanos tuvieron que esconderse bajo la tierra para, desde ahí, lanzar ataques en contra de los nazis, que les habían quitado su vida en la superficie, pero no pudieron evitar que construyeran una ciudad subterránea para pelear por su país.
Los defensores de Odesa llegaron consigo a sus familias y en las catacumbas aún se observan los restos de dormitorios, cocinas, muebles escolares, baños y lugares de entrenamiento militar que usaban para luchar contra sus enemigos, hasta que los derrotaron.
Los ucranianos están acostumbrados a la lucha. Rusia misma invadió la península de Crimea en 2014, perteneciente a Ucrania, para fomentar el separatismo de esa zona. Ahora los rusos volvieron a agredir.
Los ciudadanos de Ucrania que viven en México exigen frenar el baño de sangre en su país. Este jueves, un grupo de ellos protestó frente a la embajada rusa en la Ciudad de México para pedir el repliegue de las tropas invasoras. Colocaron mensajes en los que se leyó: “Putin criminal, te espera tribunal”. A los ucranianos los dejaron solos.
La invasión del país, que se encuentra a las orillas del Mar Negro, se esperaba desde hace mucho, por las declaraciones descaradas de Putin de “limpiar de nazismo” a Ucrania y por sus acciones en favor del separatismo de las regiones de las autoproclamadas “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk.
Atrás de ello, se esconden intereses políticos y económicos, como el hecho de que en Ucrania se encuentran importantes reservas de uranio, petróleo, gas y litio, que en estos tiempos de reducción de recursos naturales no renovables se convierten en auténticos botines para un país imperialista, como es Rusia y como lo fue antes la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Es este imperialismo, que lleva tatuado en el pecho Vladimir Putin, ex agente de la temida KGB soviética, que ahora revivió los antiguos pasos del oso ruso aplastando e invadiendo países, como lo hizo a partir de la llegada de los bolcheviques hasta conformar a la URSS con una treintena de países anexados y una decena más de gobiernos títeres impuestos en naciones, como Polonia, Checoslovaquia, Yugoeslavia, Rumania, Hungría, Albania y la República Democrática Alemania, entre otras.
Fue este mismo afán imperialista de Putin el que desató la invasión en Ucrania, ante la solicitud de este país de formar parte de la Unión Europea y de su frente militar, representado por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Putin no lo iba a permitir y su amenaza era pública, pero los países de la OTAN no hicieron nada. A los ucranianos los dejaron solos.
Los dirigentes de las principales potencias, como Joe Biden, de Estados Unidos; Emmanuel Macrón, de Francia, y Justin Trudeau, de Canadá, entre otros, condenaron la agresión rusa, mientras los presidentes de naciones latinoamericanas, como Nicolás Maduro; de Venezuela; Daniel Ortega, de Nicaragua, y Miguel Díaz Canel, de Cuba, apoyaron abiertamente la guerra y el crimen en contra de los ucranianos. Viniendo de dictadores no podía ser de otra manera, porque sus gobiernos han vivido de las dádivas rusas durante décadas.
Los dirigentes de las principales naciones occidentales anunciaron sanciones económicas, pero no emprendieron acciones más concretas y las palabras no frenan a ninguna bala, por más fuerte que sea un discurso. A los ucranianos los dejaron solos.
El gobierno mexicano ha ido de la indefinición inicial del presidente Andrés Manuel López Obrador, para tomar una postura respecto al conflicto, a la condena de la agresión, muy forzada por parte del canciller, Marcelo Ebrard.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, afirmó este jueves que su país quedó abandonado a su suerte por parte de la comunidad internacional frente a la invasión de Rusia que en la primer jornada de la guerra, provocó la muerte de 137 ciudadanos de su país.
Zelenski volvió a lamentar que nadie le haya dado una respuesta clara sobre las aspiraciones de Ucrania de integrarse a la OTAN.
«Nos dejaron solos en la defensa de nuestro estado. ¿Quién está preparado para luchar a nuestro lado? No veo a nadie. ¿Quién está preparado para garantizar la adhesión de Ucrania a la OTAN? Todos tienen miedo», recalcó. A los ucranianos los dejaron solos.
Como hace más de 80 años, Ucrania tiene que defenderse por sí misma de un ejército enemigo. Seguramente, las catacumbas de Odesa y las calles de la capital, Kiev, y de otras ciudades de ese país, se volverán a llenar de partisanos, que expulsarán nuevamente a los invasores. Ya lo veremos.