El presupuesto es un laberinto
AMLO, protector del hampa
A María y Enriqueta nada les volverá la calma mientras sus hijos no estén con ellas nuevamente. Los delincuentes les arrancaron a sus vástagos y el Gobierno de México les quitó la esperanza.
En diversas ciudades del país, el pasado 10 de mayo, el Día de las Madres, no fue un día feliz para muchas mujeres, porque sus hijos se encuentran desaparecidos. Llorosas, con gritos que a veces fueron ahogados por el llanto, exigieron una política pública que permita localizarlos.
Es por ello, que algunas de las asistentes sintieron como una puñalada, la afirmación del presidente Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia mañanera de este jueves, de que su gobierno cuida a los integrantes de las bandas, porque también son seres humanos.
Al tratar de explicar la razón por la cual efectivos del Ejército Mexicano huyeron, cuando presuntos delincuentes, a bordo de camionetas, los persiguieron el pasado 11 de mayo en una zona aledaña de Nueva Italia, Michoacán, el mandatario hizo una declaración que molestó a muchos mexicanos.
“Cuidamos a los elementos de las Fuerzas Armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos. Esta es una política distinta, completamente distinta”, dijo.
Por ello, es que un gran número de madres que asistieron a la marcha del 10 de mayo, que concluyó en el Ángel de la Independencia, de la Ciudad de México, se sienten agraviadas por la desmesura del mandatario.
María y Enriqueta dos de esas mujeres, no saben que esperar de un presidente que se atreve a decir que su gobierno protege a delincuentes.
El pasado Día de las Madres, que para la mayor parte de los mexicanos es de fiesta, fue muy diferente para mujeres que no encuentran a sus hijos. Hay algunas que llevan años buscándolos y no pierden la esperanza por encontrarlos algún día.
Las principales marchas de protesta se registraron en la capital del país y en diversas ciudades de Morelos, Jalisco, Sonora y Nuevo León, en donde se presentan las mayores cifras de personas desaparecidas, de acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB).
«Este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta»; «vivos se los llevaron, vivos los queremos»; «¿por qué los buscamos? Porque los amamos» y «¿dónde están, ¿dónde están, nuestros hijos dónde están?», fueron los gritos de las madres de desaparecidos, muchas de las cuales marcharon con fotografías de sus hijos.
A la marcha en la Ciudad de México, se unieron contingentes de mujeres de otras entidades, como Chihuahua, Nuevo León, Jalisco, Coahuila, Guanajuato, Morelos, Puebla, Guerrero y Estado de México.
En la actualidad existe un éxodo importante de habitantes de Michoacán hacia Estados Unidos. Muchos de ellos ya lograron conseguir visas de residentes en el vecino país, ante la inseguridad prevaleciente en su entidad.
El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, ya bajó los brazos, de manera negligente y entregando la seguridad de los habitantes de ese estado en manos de la delincuencia. La ciudadanía ya sabe de que lado está el morenista.
El pasado 9 de mayo anunció que dejará atrás el combate al narco en la entidad, porque la batalla es “estéril”, por lo que se enfocará a la atención de las causas que provocan la inseguridad, como la pobreza y la marginación, según él, tarea que fracasará, desde mi punto de vista, porque estos no son los principales motores de los delitos, sino la impunidad y la corrupción.
Y seguirán huyendo más mexicanos, como los millones que ya se fueron en años pasados, situación que debía ser motivo de vergüenza para López Obrador y no de orgullo, como lo hace cada vez que se refiere a las remesas enviadas por compatriotas.
Los mexicanos que abandonan el país, la mayor parte a Estados Unidos, salen en busca de trabajo y de seguridad para sus familias. Esto debía avergonzar a AMLO y no ser motivo de presunción.
El presidente de la República encabeza el linchamiento social en contra de los mexicanos que no están de acuerdo con sus acciones equivocadas: empresarios, periodistas, intelectuales, ambientalistas, políticos, mexicanos de a pie.
En contraste, su tratamiento hacia la delincuencia es obsequioso y hasta cariñoso. A millones de mexicanos no se les olvida la deferencia que tiene hacia Joaquín, El Chapo Guzmán, y a sus familiares, como su mamá y su hijo Ovidio.
Manifestado por él mismo, el presidente ha mantenido contacto cercano con la madre de Guzmán Loera para “defender” los derechos humanos del capo, en una prisión de alta seguridad en Estados Unidos.
En contraste, el mandatario no se ha reunido con familiares de los miles de desaparecidos que hay en el país, a pesar de las solicitudes que le han presentado para un encuentro. Para él, son otras las prioridades.
Ahora, con esta nueva declaración, la postura del presidente de la República hacia la integridad “humana” de los miembros de bandas delincuenciales, no deja lugar a dudas.
López Obrador mantiene una estrategia de abrazos y no balazos para el hampa, pero esta fracasó, porque el actual sexenio es el que registra el mayor número de homicidios, desapariciones y secuestros, cometidos por carteles. AMLO prometió que reduciría la inseguridad y no cumplió.
¿Con que cara López Obrador se atreve a defender a las bandas de delincuentes, que han asesinado, descuartizado, secuestrado y vejado a millones de compatriotas?
Con su postura, los mexicanos ya se dieron cuenta de que lado está el presidente de México, más preocupado por los delincuentes, que por los derechos de las víctimas y sus familias.