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Libros de ayer y hoy
Depreda la 4T la ecología de Veracruz
Javier Velázquez Flores
Cada mañana, al amanecer, don Juan Martínez se sube a su cayuco en Tlacotalpan, Veracruz, para navegar por el río Papaloapan hasta adentrarse en el Golfo de México. Siempre tiene la esperanza de que ese día no se sea tan malo como el anterior y que, por lo menos, la pesca sirva para alimentar a su familia y vender un poco de excedente en el mercado.
Sabe que la captura de diversas especies marinas ha ido en declive desde hace muchos años, como consecuencia del calentamiento global, según le han comentado expertos en actividad pesquera, pero sabe que la contaminación del agua es también una de las causas fundamentales para que cada vez haya menos peces.
Dice que nadie frena la contaminación del agua que producen las actividades petroleras, pero también de muchas empresas que hacen descargas de aguas residuales directamente al mar, lo cual envenena a los peces.
Don Juan subraya que, en ocasiones, ha encontrado cuerpos de peces muertos que flotan en la superficie del océano y que es común que despidan olores a petróleo o a sustancias químicas no identificables.
Así de a poquito, se ha muriendo el océano en algunas zonas de Veracruz, pero no sólo el mar, sino también los ríos y la selva, sin que las autoridades federales y estatales hagan algo por frenar el deterioro ambiental en uno de los estados más ricos en biodiversidad.
De acuerdo con cifras oficiales, prácticamente todos los ríos de Veracruz se encuentran contaminados, de tal manera que, a pesar de ser una entidad con gran riqueza hídrica, hay poca disponibilidad de agua para uso doméstico.
Cifras de la Universidad Veracruzana advierten que la entidad ha perdido 75 por ciento de su vegetación original y es el estado con mayor número de especies de flora y fauna en peligro de extinción.
Por otra parte, 50 por ciento de los residuos sólidos generados en la entidad son depositados en tiraderos a cielo abierto en barrancas y arroyos. Se trata de 3 mil toneladas de basura que no cuentan con un manejo responsable.
Una de las primeras puñaladas que le propinó la administración del gobernador morenista, Cuitláhuac García, a la ecología, fue la desaparición, el 21 de abril de 2020, del Fondo Ambiental Veracruzano, que tenía el objetivo de apoyar proyectos de la sociedad civil en materia de conservación, restauración, preservación de ecosistemas, así como proyectos enfocados a la mitigación de los efectos del cambio climático.
Ambientalistas, biólogos, investigadores, consultores, comunidades y ciudadanos, pidieron a García que no desapareciera el Fondo, pero al gobernador literalmente le valió y su gobierno no ha suplido de manera eficiente las acciones apoyadas por ese fideicomiso y se profundiza la crisis ambiental prevaleciente en la entidad.
Otro ejemplo de negligencia de la 4 T respecto al cuidado del ambiente, es el museo del Macuiltépetl, en Xalapa, Veracruz, que lleva 30 años de trabajo en favor del rescate de animales silvestres y de la difusión e investigación de la biodiversidad regional, pero el presidente municipal de la capital veracruzana, Ricardo Ahued Bardahuil, amenaza con clausurarlo y acabar así, de un plumazo, con un santuario ecológico.
El lugar ha sido objeto de diversos reconocimientos, galardones, becas y premios, a niveles local, estatal, nacional e internacional, como los otorgados por el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias, y por el Fondo para la Biodiversidad de Servicio de Caza y Pesca de Estados Unidos.
El museo colabora con instituciones federales, estatales y municipales, para los temas de turismo, manejo de parques y áreas protegidas, interpretación ambiental y fauna silvestre. Es considerado también un centro de cultura ambiental y forma parte de la Red de Museos del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Por otra parte, el museo ha participado con la Universidad Veracruzana y con otras instituciones de enseñanza superior de México, así como con centros de investigación del país y de Estados Unidos, en diversos intercambios internacionales de investigadores.
Alberga un acervo de miles de imágenes sobre la biodiversidad y promueve la educación ambiental y promueve la educación ambiental, a través de talleres, pláticas, conferencias, recorridos guiados y presentaciones en congresos y simposios.
Los defensores del museo se han movilizado para protestar por el cierre del lugar, anunciado por Ahued Bardahuil, político de Morena, de anterior extracción priista, pero sus protestas han sido infructuosas.
Desde 1978 se declaró como área verde de reserva para la recreación y la educación ecológica, el cerro de Macuiltépetl, con una superficie de 310 mil metros cuadrados, hoy en peligro de ser clausurado para esos fines. En el lugar existen numerosas especies de plantas, como liquidámbar, encino, eucalipto, aguacate, ciprés, higuerilla y jacaranda, entre otras muchas, y habitan en los alrededores animales, como tlacuache, zorrillo, conejo, ardilla, tuza, armadillo, tejón y mapache.
El museo ha sido de vital importancia para impulsar la investigación ecológica en todo el Estado de Veracruz, uno de los que cuenta con mayor diversidad ecológica, pero que sufren elevados niveles de contaminación debido a la actividad de diversas industrias, entre las cuales destacan la petrolera, petroquímica, azucarera y del café.
En Veracruz, las autoridades federales, estatales y municipales no cumplen la ley, ni la hacen cumplir a las industrias privadas y estatales, lo que provoca que la protección a la naturaleza vaya en picada.
La contaminación ambiental que se permite sin ningún freno, la desaparición del Fondo Ambiental Veracruzano, la clausura del museo del Macuiltépetl y hasta acciones que parecieran menores, pero que no lo son, como el apropiamiento estatal del acuario de Veracruz (que en su momento llegó a ser el más importante del país, con manejo privado), son acciones que confirman que, para el gobierno del morenista, Cuitláhuac García, el cuidado de la ecología le tiene sin cuidado.
A la Cuarta Transformación, no le interesa la ecología, ni la preservación ambiental, ni la ciencia. Las consideran ámbitos de “desperdicio”, a los cuáles no se les debe poner atención, porque en general están en contra de la enseñanza, incluida la ecológica, a la que juzgan incluso nociva, porque permite la integración de un pueblo que tolera menos los abusos del poder.
Al gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, y que se replica en administraciones estatales, como la de Veracruz, no le interesa la generación de conocimiento en ninguna rama, al contrario, lo desprecian, de manera inusitada, pero explicable. El conocimiento es para ellos un “adversario”, porque mientras mayor educación tenga una persona, más estará en contra de las políticas inadecuadas de los gobiernos, incluidos los de izquierda.
Cuitláhuac García se ha apropiado de los presupuestos de entidades que cuidaban la ecología, sin que haya informado claramente a que rubros se destinan ahora. Esta es la manera en que él mismo se ha convertido en un depredador del medio ambiente.