Poder y dinero
Los pases de charola
No será por la fuerza, pero los empresarios terminarán “colaborando” en la compra de boletos de un sorteo, cuyos recursos obtenidos nadie está seguro que destino tendrán, aunque oficialmente se anunció un fin determinado.
“No fuimos a un pase de charola, no se trató de eso, ni mucho menos, sino de una invitación cordial a participar en el sorteo de la Lotería Nacional del 15 de septiembre para apoyar un proyecto muy importante en Sinaloa, que es el granero del país”.
Así se refirió Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, al exhorto que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador, durante la cena con un grupo de hombres de negocios para que compren billetes de lotería, con una aportación mínima de 20 millones y hasta más de 50 millones de pesos. Cantidades fijas, ni un centavo menos.
Los empresarios asistentes a la cena del pasado 27 de julio en Palacio Nacional, entre los que se encontraron: Carlos Slim Domit, presidente del Consejo de Administración de Telmex; Daniel Chávez, de Grupo Vidanta y asesor del presidente; Carlos Bremer, de Value Grupo Financiero; Jesús Vizcarra Calderón, del Grupo Sukarne y el propio Cervantes, en estos momentos analizan de que tamaño será su “colaboración”.
Reunión para juntar fondos o pase de charola, como se le quiera llamar, la solicitud de dinero que hizo el presidente volvió a levantar suspicacias entre políticos y empresarios. Dirigentes de oposición la consideran una extorsión.
Y es que para que los empresarios no dejen su apoyo sólo como un buen propósito, firmarán una carta compromiso que se les repartió en la cena, en la que se les informa el número de cuenta del Banco Santander 65-50256013-9, en la que deberán hacer su depósito.
El sorteo magno de la Lotenal rifará 8 macro lotes en Playa Espíritu, municipio de Escuinapa, Sinaloa, y premios en efectivo de 20, 10 y 5 millones de pesos. Los recursos captados servirán para la construcción de la presa Santa María, en esa entidad, informó el Gobierno.
El objetivo es loable, pero la incredulidad está a flor de piel, después de que en una reunión similar, el 12 de febrero de 2020, se pidiera entre 20 millones y hasta más de 200 millones de pesos a cada empresario para comprar también billetes de lotería para la célebre rifa del avión presidencial, que nunca se rifó.
En aquella ocasión, se prometió que los recursos recabados con el sorteo se destinarían por el Gobierno Federal para dar equipo, medicamentos, infraestructura y contratación de médicos, a diversos hospitales públicos, objetivo incumplido de manera general.
El 21 de febrero de este año, la Auditoría Superior de la Federación (ASF), dio a conocer que las investigaciones aplicadas a la Lotería Nacional (Lotenal), y al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP) revelaron un enorme desorden administrativo y contable y, en su mayor parte, la rifa del avión presidencial no sirvió para fortalecer mayormente al sistema hospitalario.
La ASF confirmó que sólo se vendieron 3.6 millones de boletos de ese sorteo, con un monto obtenido por mil 823 millones de pesos, en lugar de 6 millones de boletos que se esperaban colocar, con una captación de 2 mil millones de pesos, que no se alcanzó.
De los recursos obtenidos, por mil 823 millones de pesos, mil 240 millones sirvieron para pagar premios. Descontados costos de producción, quedaron 429 millones de pesos, pero los gastos de administración y los impuestos redujeron la ganancia a 264.1 millones de pesos, en lugar de 2 mil millones que se esperaban obtener.
Luego vino una triangulación de recursos que lo complicó todo. El fiscal general, Alejandro Gertz Manero, hizo cumplir la palaba presidencial de dar al INDEP 2 mil millones de pesos, producto de dinero que empresarios no pagaron al Infonavit, y el INDEP entregó ese monto al INSABI, pero este no lo usó para fortalecer a los hospitales, como se había prometido, sino para comprar, en parte, vacunas para enfrentar la pandemia de Covid-19.
Después, el INDEP devolvió a la Fiscalía General de la República los recursos en abril de 2020 y la FGR, a su vez, los regresó al Infonavit. De acuerdo con el ex titular del INDEP, Jaime Cárdenas, quien finalmente renunció a su cargo por las múltiples anomalías que descubrió en el INDEP, ese cheque era incobrable, porque carecía de estatus legal. Es decir, todo fue un montaje para hacer creer que los recursos quitados a la delincuencia servían para pagar premios de la Lotenal.
Así, la tristemente famosa rifa del avión presidencial fue un fracaso, porque la aeronave no se rifó (y hasta el momento sigue sin venderse), no se obtuvo el monto pretendido, los recursos recabados se diluyeron en gastos administrativos y no se fortaleció al sector hospitalario público.
Pero los pases de charola; no han sido aplicados sólo por el presidente López Obrador. Se recuerda el que realizó Carlos Salinas de Gortari en 1993, cuando se reunió con empresarios en la residencia oficial de Los Pinos, para obtener alrededor de 26 millones de pesos para financiar la campaña presidencial de Luis Donaldo Colosio.
También los panistas siguieron con los pases de charola en junio de 2012. En Puebla, la entonces candidata presidencial, Josefina Vázquez Mota, asistió a una comida con empresarios, a quienes también se pidió su “colaboración” para la aspirante del blanquiazul. El PAN alegó que se trataron de aportaciones voluntarias.
En mayo de 2012, trascendió que un primo del panista Santiago Creel, se reunió con empresarios en la colonia Lomas de Chapultepec, de la Ciudad de México, para tratar de conseguir 6 millones de dólares para respaldar la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, quien en ese entonces dijo desconocer cualquier acción realizada en su favor.
Son famosos también los pases de charola que trascendieron durante la campaña presidencial de Enrique peña Nieto, encabezados por Luis Videgaray, quien fuera coordinador de las acciones del mexiquense en busca del voto.
Habrá que ver que resultados tiene este nuevo pase de charola, práctica de recaudación de dinero por parte de los políticos, que antes se realizaba en lo oscurito, pero que ahora se publicita sin el menor recato.