Jubileo 2025: Llevar esperanza a donde se ha perdido
Corazones sin justicia; no hay 4T, sin seguridad
Casi a la misma hora en que el presidente Andrés Manuel López Obrador presentaba ayer su Cuarto Informe de Gobierno, en Sinaloa se velaba a la activista Rosario Lilian Rodríguez Barraza, secuestrada y asesinada sólo por buscar el cuerpo de su hijo Fernando Abixahy, victimado y desaparecido desde 2019.
En su mensaje, el mandatario se regodeó en los aparentes logros de su estrategia para reducir la violencia que padece el país desde hace muchos años y, con sus cifras se comparó ventajosamente con el mayor número de delitos registrados en los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Rodríguez Barraza, de 44 años de edad, es una de las últimas víctimas de la violencia en México, que se ha incrementado en el gobierno de López Obrador, pese al triunfalismo que mostró ayer el mandatario en Palacio Nacional, en la jornada calificada como “el día del presidente”.
A los asesinos de Rodríguez Barraza no les bastó con victimar a su hijo, sino que desaparecieron su cuerpo. Ella lo único que quería era encontrarlo, no quería que se actuara en contra de nadie.
Sabía que un sujeto relacionado con la muerte de Fernando Abixahy Ramírez Rodríguez estaba detenido en San Luis Río Colorado, Sonora, y sólo quería que autoridades de la Fiscalía General de Justicia de Sinaloa obtuvieran información acerca de donde se encontraba el cuerpo sin vida de su hijo, pero estas le respondieron que eso estaba fuera de su jurisdicción.
Eso fue motivo suficiente para que el pasado 30 de agosto fuera secuestrada, al salir de una misa en recuerdo de su hijo, por un grupo armado que entró con violencia a su casa en el pequeño municipio de La Cruz de Elota, Sinaloa.
Días antes, desconocidos intentaron incendiar su casa y en el colmo del cinismo, se le acercó una patrulla de la policía municipal, desde la cual un hombre vestido de civil, acompañado de uniformados, la amenazó con estas palabras: “¡¡Usted que tanto busca!!”.
El cuerpo sin vida de Rosario Lilian fue encontrado horas después de su secuestro en una de las calles principales de La Cruz de Elota. Sus captores la atropellaron con un vehículo. Las autoridades locales supieron de las amenazas en su contra, pero no hacen nada por investigar a la policía municipal.
Irónicamente, el homicidio de Rosario Lilian ocurrió la fecha en que se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, durante el cual se realizaron marchas de protesta en todo el país. Su muerte quebró al colectivo de rastreadoras “Corazones sin Justicia”, de la cual formaba parte y cuyas integrantes ya anunciaron su disolución, porque tienen temor a ser también asesinadas.
Duele mucho la muerte de Rosario Lilian en un país como México, en el cual se han registrado más de 130 mil asesinatos dolosos en el presente sexenio, de acuerdo con la agencia especializada en análisis de estadísticas, TResearch, encabezada por Carlos Penna.
En los primeros 45 meses de la presente administración, la cifra de homicidios dolosos ya superó a los registrados en el mismo lapso de los gobiernos de Peña Nieto, que acumuló 81 mil 299 homicidios; de Calderón, con 60 mil 319; de Vicente Fox, con 37 mil 649; de Ernesto Zedillo, con 51 mil 453 y de Carlos Salinas, con 40 mil 453 casos.
En los más de tres años y medio del gobierno de AMLO, los asesinatos dolosos registran un crecimiento de 60.3 por ciento, respecto a igual periodo de la administración de Peña Nieto y de 116 por ciento, en relación a igual lapso de Calderón Hinojosa.
La tendencia al alza de los crímenes en México es imparable. Un reporte del gabinete de seguridad federal indica que agosto se ubicó como el tercer mes más violento del año, después de mayo y julio, con 2 mil 304 víctimas de homicidio doloso.
Pero no sólo es el elevado número de homicidios el que enluta a muchas familias mexicanas, sino el creciente número de desaparecidos. Entre el 15 de marzo de 1964 y el 10 de agosto de 2022, se registraron 256 mil 7 personas desaparecidas, no localizadas y localizadas, de las cuales 103 mil 415 aún no aparecen, es decir, 40 por ciento del total y son 10 mil las localizadas sin vida. El país es una gran fosa.
Duele el homicidio de Rosario Lilian, porque es parte de esta gran tragedia que vive México todos los días. Homicidios de defensores de derechos humanos, de madres buscadoras de sus hijos, de periodistas, de indígenas, de jóvenes, de niños, en una escalada de violencia que nadie frena.
Andrés Manuel López Obrador dice que su estrategia de “abrazos y no balazos” da resultados y que no la cambiará, pero la realidad lo desmiente. En su Informe del Estado que Guarda la Nación dio “otros datos”. Para él “ya no hay matanzas” y quien diga lo contrario es “conservador politiquero”.
Sin embargo, esa realidad de violencia está presente, él lo sabe, aunque trate de evadirla. Hay muchos corazones sin justicia y no hay Cuarta Transformación, sin seguridad.