Itinerario político/Ricardo Alemán
El Ejército, Alito y la oposición
Alito Moreno provocó no sólo que se fracturara la Alianza Va por México, sino que él mismo estableció las bases para que el PRI apoye a Morena y al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero también para que los militares sumen ahora otra justificación social que tanto anhelan.
El presidente del Partido Revolucionario Institucional marcha tomado de la mano de la dirigencia militar en nuestro país y ambos ya hicieron frente común para hostigar a la oposición partidista y ciudadana
Lejos quedaron ya las críticas que hizo Alejandro Moreno, como parte de la alianza PRI, PAN, PRD en contra de las pretensiones presidenciales de que la Guardia Nacional sea administrada por completo por la Secretaria de la Defensa Nacional.
Ahora, el diputado y dirigente nacional del PRI es obsequioso con el presidente de la República y lisonjero con los mandos militares.
El 9 de septiembre Alito Moreno y Luis Cresencio Sandoval se reunieron para que los priistas afines a su dirigente conocieran la necesidad de que los soldados permanezcan hasta 2029 en las calles para preservar la seguridad pública.
Las consecuencias políticas de esa reunión se observaron de inmediato, a los pocos días, el secretario de la Defensa arremetió en contra de la oposición, ahora con el apoyo que sintió de manera directa por el dirigente del priismo.
El 13 de septiembre, durante la conmemoración de la gesta heroica de los Niños Héroes, Luis Cresencio Sandoval lanzó un golpe en contra de quienes no desean la militarización.
Dijo: “Quienes integramos las instituciones, tenemos el compromiso de velar por la unión nacional y debemos discernir de aquellos, que, con comentarios tendenciosos, generados por sus intereses y ambiciones personales, antes que los intereses nacionales, pretenden apartar a las fuerzas armadas de la confianza y respeto que deposita la ciudadanía en las mujeres y hombres que tienen la delicada tarea de servir a su país”.
El general de División abandonó su casi habitual equilibrio declaratorio para actuar como ariete en contra de la oposición, lo cual mucho favorece en estos momentos al PRI y a su jefe, Andrés Manuel López Obrador. Los mandos militares están convertidos así en elemento de golpeteo político, apoyados por la presencia inusitada que les brinda el actual Jefe del Ejecutivo.
Vivimos una época de fortalecimiento del militarismo en nuestro país, aunque López Obrador se obstine en negarlo. Ahí están las pruebas de las 30 tareas nuevas en las que tienen injerencia los militares y los marinos, desde la construcción de escuelas, hasta la administración de aduanas, aeropuertos, puertos, etc.
Pero no todos los militares están de acuerdo en muchas tareas que les ha asignado el gobierno actual. Al interior hay chispazos de descontento que se han llegado a manifestar de diferentes maneras.
Entre algunos mandos hay descontento por la actitud presidencial hacia el crimen organizado con su política de abrazos y no balazos, especialmente porque tal parece que el presidente teme no quedar mal con el crimen organizado.
Ningún militar había escuchado alguna vez decir a un presidente de la República, que su gobierno también protegerá a los miembros de bandas, porque son humanos, especialmente cuando estos criminales han asesinado a soldados y marinos.
Esta actitud ha generado un creciente malestar entre las fuerzas armadas. Circula un video en las redes sociales, en el cual aparece una persona con uniforme de militar, en una biblioteca, con una bandera nacional al fondo.
En tono marcial, este hombre lee varias hojas. Señala que “el 11 de mayo (de este año) en Nueva Italia, Michoacán, hombres armados persiguieron a militares obligándolos a abandonar los puestos de control”.
Y agrega: “El Código de Justicia Militar, artículo 356, declara que el centinela y, por ampliación, el militar que cubre un servicio de armas, que no defienda su puesto hasta repeler la agresión o perder la vida, tiene pena de muerte, actualmente, pena de prisión”.
En el video, que no ha sido desmentido por los mandos militares, el hombre uniformado señala que: “El 12 de mayo el presidente López Obrador dijo: pero también cuidamos a los integrantes de las bandas criminales, son seres humanos”.
Y señala algo que no tiene lugar a dudas, desde el punto de vista jurídico: “Un Jefe de Estado que declara cuidar a los miembros de las bandas criminales puede incurrir en el delito de encubrimiento. El Código de Justicia Militar, artículo 118 dice: Son encubridores de tercera clase, los que, teniendo, por su empleo y comisión, el deber de impedir o castigar un delito, favorecen a los delincuentes, aún sin previo acuerdo con ellos”.
“Las mujeres y periodistas asesinados, los niños y jóvenes objeto de trata, los migrantes objeto de tráfico de personas, los asesinados y desaparecidos son también seres humanos víctimas de los criminales que el gobierno cuida”, indica.
Los militares llegaron a un poder que jamás soñaron antes de iniciar este sexenio. Cuando este Gobierno Federal concluya, será muy difícil hacer un cambio que limite su presencia. El militarismo que se redujo al dejar la presidencia Lázaro Cárdenas, volvió nuevamente, como los dinosaurios que son regresados a la vida en las películas de ciencia ficción.