Frente a la guerra/Felipe de J. Monroy
La marea alta, llamada Xóchitl Gálvez
Xóchitl Gálvez es como la marea alta que crece de manera vertiginosa en el océano de la política y, entre los aspirantes opositores que buscan la candidatura presidencial del Frente Amplio por México, por el momento, se perfila como la más seria ganadora de la contienda previa.
El mandatario ha lanzado toda clase de descalificaciones para tratar de minimizar la imagen pública de Gálvez, pero lo único que ha logrado es que mientras más la critica, más grande hace su presencia como posible candidata presidencial de oposición en 2024.
Hay un termómetro implacable que mide la aceptación popular: las benditas redes sociales. Las mismas que ha elogiado López Obrador en repetidas ocasiones, porque funcionaron como un medio propagandístico de excelencia para dar a conocer sus ideas y convencer a 30 millones de mexicanos que era la mejor opción en el 2018 y que votaran por él.
En pocos días, Xóchitl Gálvez se convirtió en un fenómeno mediático y eso preocupa al presidente Andrés Manuel López Obrador y sus declaraciones diarias en contra de la política hidalguense, sólo lo confirman.
El súbito apoyo de las redes sociales a la senadora de la bancada panista, entre quienes critican a López Obrador y/o al gobierno de la 4 T, es entendible, porque después de meses de no existir político alguno que apareciera como contendiente de las “corcholatas” presidenciales, surge una que le puede plantar cara a la 4T.
Socarrón y en plan de burla, como es su costumbre, López Obrador animaba a la oposición a presentar a sus posibles pre candidatos, pero ahora que ve crecer la figura de Gálvez, quien se convirtió en tendencia en redes sociales casi todos los días, se le nota preocupado.
Acostumbrado a pretender ser el ombligo de México, y a veces del mundo, al entrometerse con malos resultados en la política de otros países, López Obrador “destapó” a Xóchitl como la candidata presidencial de la oposición por designios de la presunta mafia encabezada por el empresario Claudio X. González, hijo, pero le salió el tiro por la culata, porque aún sin iniciar el proceso, le puso los reflectores a la senadora hidalguense.
Sucederá algo parecido con lo que hizo el entonces presidente Vicente Fox, cuando desató una oleada de críticas contra López Obrador, al presentarse su proceso de desafuero. Cada golpe hizo más fuerte al tabasqueño, ante los ciudadanos. La opinión pública siempre se pone del lado del más débil o del que considera víctima de una injusticia.
El tabasqueño es maestro en el manejo de masas y conocedor del impacto que tienen entre ellas las figuras que los mexicanos identifican como parte del pueblo. Él es así, pero Xóchitl también y eso lo tiene preocupado. La personalidad de López Obrador es auténtica, la de Xóchitl también. La cuña apretará porqué es del mismo palo.
Por más que quiera, ninguna de sus cuatro “corcholatas” morenistas: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, tienen arrastre popular. Por más mercados que recorran, niños que carguen, mujeres y hombres que abracen, tacos que coman y bailes que hagan, se les verá fingido para el teatro que representa hacer una pre campaña y de eso se da cuenta la gente. Mucho más desangelados son aún el petista, Gerardo Fernández Noroña y el verde, Manuel Velasco.
La mayor parte de los pre aspirantes presidenciales de la oposición han abierto el paso a Xóchitl, unos renunciando a participar y otros declinando en favor de ella, aunque otros se mantienen en su legítima aspiración por llegar hasta el final del proceso, que aún tiene peldaños por delante.
Uno de los últimos capítulos en torno a la pre campaña presidencial, porque eso es, aunque tenga otro nombre, fue el escenificado por el senador de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda, quien en una entrevista declaró que su partido estaría dispuesto a apoyar a Xóchitl, situación que fue bien acogida por Gálvez, pero que recibió el rotundo rechazo del fundador y dirigente de MC, Dante Delgado Ranauro, quien afirmó en sus redes sociales que “En Movimiento Ciudadano siempre hemos estado abiertos al debate. Lo que está fuera de toda discusión es que con el PRI ni a la esquina. Y con el Titanic de la Alianza, tampoco”.
El político veracruzano piensa que, finalmente, la oposición se hundirá como aquel poderoso trasatlántico. Los rencores de Dante con el PRI, son lejanos. Quizá en su piel, estén aún marcadas las elecciones de 2004 y 2010, cuando fue candidato a la gubernatura del Estado de Veracruz por la coalición de los partidos PRD, PT y Convergencia, comicios que perdió y en las cuales denunció irregularidades e ilícitos por parte del gobierno estatal priista.
Pero aún más marcado deberá estar su gobernatura interina en esa entidad, entre 1988 y 1992, cuando la ocupó por la renuncia de Fernando Gutiérrez Barrios, como ejecutivo veracruzano, por la invitación que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, le hizo al antiguo jefe de la Dirección Federal de Seguridad, como secretario de Gobernación.
Dante Delgado fue acusado en 1994 por desvío de fondos por 450 millones de pesos, al frente de la gubernatura. Estuvo un año y tres meses encarcelado el penal de Pacho Viejo en Coatepec, Veracruz; posteriormente, fue absuelto de todos los cargos en su contra, además de ganar una demanda por daño moral al Estado Mexicano, aunque analistas opinan que salió libre debido a la corrupción de jueces que recibieron dinero para que lo liberarán.
El veracruzano se defiende, al señalar que fue absuelto y es el primer ex servidor público mexicano que ha ganado una demanda por daño moral contra el Estado. Durante años ha acusado directamente al entonces presidente Ernesto Zedillo. “Fui encarcelado por una represalia del régimen y con el propósito de desprestigiarme social y políticamente. Sí, fui encarcelado y fue por una sola razón: por cuestionar y confrontar al régimen de esa época”, asegura.
Con la rotunda negativa de Dante Delgado para subir a su partido al bloque opositor, se confirma que MC se desliga de cualquier posibilidad de ampliar el Frente y tendrá entonces dos posibilidades:
Primero, lanzar un candidato propio, a escoger entre tres posibles, los gobernadores de Jalisco y Nuevo León, Enrique Alfaro y Samuel García, respectivamente, y el presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, lo cual sería un suicidio electoral, porque todos tienen actualmente mínimas intenciones de voto.
Segundo, que, como prevén algunos analistas, se sume a la alianza Morena, PT, Partido Verde, para apoyar a la “corcholata” que resulte ganadora de la actual contienda pre electoral, y que así se convierta en el esquirol para apoyar el triunfo de Morena en 2024, que muchos temían.
Otro análisis advierte que a MC en realidad no le interesan las elecciones de 2024, porque su preferencia electoral a nivel nacional no pinta y estaría pensando en 2030 como las verdaderas elecciones para el naranja, una vez que sus candidatos crezcan y aumente el desencanto en los fracasos de la 4T y de los gobiernos panistas y priistas de antaño y la ciudadanía considere al naranja como la tercera y positiva alternativa.
En tanto, como una ola que rompe fuerte en la playa, Xóchitl avanza. Hay que ver si mantiene esa súbita presencia y su caudal no se diluye. Sin duda, López Obrador le pondrá diques para contener su ímpetu de agua brava, al punto de ser cada vez menos presidente de la República y más jefe de campaña de la 4 T, aunque esto no sea legal ni ético. Al fin y al cabo, que no le vengan con que la ley es la ley.