El presupuesto es un laberinto
Coyoacán, vecinos ignorados
Desde hace varios meses, que son frecuentes los asaltos a transeúntes, los robos a casas habitación y los atracos de auto partes. La colonia es pequeña, de sólo 11 manzanas; en ella habitan familias de clase media, en su mayor parte, pero para las autoridades «ahí nunca pasa nada».
Es la colonia Atlántida, en la delegación Coyoacán, ubicada en un cuadrante que va de la avenida Miguel Ángel de Quevedo, en la porción norte, a la avenida Circunvalación, que la delimita al sur, mientras que de este a oeste, va de Calzada de Tlalpan a la avenida División del Norte, una zona pequeña en donde, sin embargo, se han incrementado los delitos en contra de sus habitantes.
Un punto negativo adicional, lo representan las violaciones al uso del suelo, que es habitacional, en su mayor parte, pero que no se respeta y es destinado a fines comerciales o de edificios fuera de norma. En esta colonia sucede lo mismo que en otras miles de la Ciudad de México, los habitantes tienen que enfrentar a la delincuencia o a quienes alteran la convivencia dando otro destino a sus inmuebles, diferente al aprobado.
Por ello, al igual que en otras colonias, los vecinos de la colonia Atlántida votaron porque el último presupuesto participativo que canaliza el Instituto Electoral del Distrito Federal a las delegaciones, en este caso a la de Coyoacán, ganara el proyecto de colocación de alarmas conectadas al Centro de Seguridad Coyoacán para notificar en el momento sobre la comisión de delitos.
Sin embargo, esto no se respetó y las autoridades decidieron que los recursos provenientes del IEDF se destinaran ¡a la poda de un camellón!
A pesar de que los vecinos reclamaron la falta de cumplimiento del acuerdo a las autoridades de Coyoacán, no hubo respuesta, durante mucho tiempo, hasta que, por fin se dignaron a ‘informar’ que ese presupuesto sería destinado a otros objetivos; es decir, violaron la ley y pasaron por encima de la decisión de los vecinos que votaron por la colocación de alarmas.
‘Salió el peine’, como se dice coloquialmente y ese ‘peine’ era político. Sin más ni más empezaron a aparecer anuncios en algunas zonas aledañas a la colonia Atlántida, en donde se informaba de la colocación de cámaras de vigilancia, gracias a las órdenes giradas por el delegado Valentín Maldonado y por el diputado distrital y es delegado coyoacanense, Mauricio Toledo.
Estos letreros fueron colocados en diversas colonias, por órdenes de la delegación, en vísperas de que el delegado Maldonado, en diciembre del año pasado, tirara la toalla y pidiera licencia a su cargo para aspirar a una diputación local por su partido, el PRD y que Mauricio Toledo, sobre quien pesan muchas acusaciones de corrupción, durante su paso por la delegación, entrara en la lista de diputados federales plurinominales por el mismo partido.
El Comité Ciudadano de la Colonia Atlántida, encabezado por el señor Sergio de Ita Álvarez, dirigió un escrito a Eduardo Rovelo Pico, contralor general de la Ciudad de México, que data del 31 de julio de 2017, en el que revela que la propuesta de colocación de alarmas, injustificadamente fue sustituida por una opción por la que hubo menor votación, la poda de en un camellón, argumentando que el primer rubro es ya un programa de gobierno.
Lo sospechoso del asunto es que en dicha colonia el 27 de julio del año pasado, se presentó la subdirectora de Prevención del Delito de la Delegación Coyoacán, Giselle Hernández García, y empezó a ofrecer alarmas vecinales a cualquier habitante, a cambio de que le entregaran comprobantes de domicilio y credenciales del Instituto Nacional Electoral “que pueden ser utilizados para otros fines”, de acuerdo a lo mencionado por dicho comité.
Lo peor del asunto es que la funcionaria mencionada anunció que no se trataba de las alarmas conectadas al mando policiaco, como estipulaba el presupuesto participativo, sino simplemente alarmas sonoras, es decir, que no enviarían una señal de alerta directa a la policía capitalina.
De acuerdo a la organización representada por Sergio de Ita Álvarez, la actitud de la funcionaria representaba a todas luces una violación a la Ley de Participación Ciudadana.
Giselle Hernández García mencionó en una reunión con los colonos que sólo serían colocadas 17 alarmas sonoras, ya no las conectadas al centro policiaco, con un costo de 18 mil pesos cada una y que de no aceptarse esta propuesta se aplicaría el segundo proyecto que era la poda de un camellón sobre la avenida Circunvalación, que ya de por sí es una acción del programa de gobierno delegacional.
Se recordó a la funcionaria Hernández García que el proyecto original de las alarmas conectadas a la policía no tendría costo. Los vecinos trataron de que cuando menos les entregaran 100 alarmas sonoras, como una acción de compensación, pero las autoridades sólo ofrecieron 50, propuesta que no fue aceptada por los colonos.
Ante la actitud negativa de las autoridades, los vecinos solicitaron que el presupuesto que se destinaría a la colocación de alarmas se cambiara por otro que contribuyera a fortalecer la seguridad en la zona, como la colocación de luminarias. Sin embargo, no ha habido una respuesta convincente.
El descabezamiento que presenta la delegación Coyoacán por la salida de Valentín Maldonado del cargo a que fue electo para satisfacer sus objetivos políticos personales de ser diputado en las próximas elecciones, mantiene en ascuas a los pobladores, no sólo de la colonia Atlántida, sino de otras zonas, en donde no hay una aplicación clara de las políticas públicas. Los ciudadanos sufren las consecuencias ¿y las autoridades?, pues tratando de colocarse ante la proximidad del gran cambio político que se avecina en este año. Mayor irresponsabilidad no puede haber.