![](https://mexico.quadratin.com.mx/www/wp-content/uploads/2025/02/xSheinbaum-en-Veracruz-foto-gob-107x70.jpg.pagespeed.ic.qkj7LLIQBE.jpg)
Desde el Cuarto de Guerra
El asesino que no lo era
“Mi nombre es Alfonso Martín del Campo Dodd. En 1993 fui declarado culpable y sentenciado a 50 años de prisión por la comisión de los homicidios de mi hermana Juana Patricia Martín del Campo Dodd y mi cuñado Gerardo Zamudio Aldaba”.
Así empezaba su relato ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el presunto responsable de un doble crimen, que en todo momento se declaró inocente, pero que no pudo evitar que el corrupto sistema de justicia mexicano lo llevara a prisión.
El caso de Martín del Campo Dodd fue el primero en contra del Estado mexicano planteado por la CIDH, pero como nuestro país no reconoció la personalidad jurídica de este organismo hasta 1998, el caso simplemente se empantanó.
En el expediente, el inculpado refiere que “en la madrugada del 30 de mayo de 1992, mientras dormía en mi domicilio, el cual compartía con mi hermana Juana Patricia y mi cuñado Gerardo, así como mis tres sobrinas, oí gritos de pánico de mi hermana provenientes de su habitación”.
Refiere que cuando acudió a auxiliar a su hermana fue sorprendido por dos personas desconocidas que se cubrían la cabeza con medias y quienes comenzaron a golpearlo.
Y prosigue: “Estos hombres me secuestraron y me encerraron en la cajuela de uno de los autos de mi familia. El auto fue conducido durante aproximadamente 25 minutos hasta ser chocado en la carretera México-Cuernavaca. Después del choque, logré abrir la cajuela para, finalmente, salir del auto”.
“Caminé por la carretera hasta llegar a un puesto de la Policía Federal de Caminos y fui reconducido por agentes de esta Policía a mi domicilio, en donde me enteré del asesinato de mi hermana y mi cuñado”.
Ahí empezó la pesadilla de Martín del Campo Dodd.
“Una vez en mi domicilio, policías judiciales me pidieron que realizara una declaración en calidad de víctima por lo que fui trasladado a las instalaciones de la Décima Agencia Investigadora de la Delegación Benito Juárez de la PGJDF (DAI)”.
“En las mismas instalaciones de la DAI, fui torturado por policías judiciales quienes me obligaron a firmar una declaración en la que me autoinculpaba por la comisión del homicidio de mi hermana y mi cuñado y reconocía las ropas y los objetos que supuestamente utilicé para ello”.
“Desde éste momento y hasta que fui puesto a disposición del Juez de Primera Instancia, estuve incomunicado de mi familia y no conté con asistencia jurídica alguna”.
“Con base en dicha confesión, que obra en la causa penal 57/92, fui condenado a 50 años de prisión por el delito de doble homicidio calificado de mi hermana y mi cuñado. Desde entonces, la decisión emitida por el Juez de Primera Instancia ha sido confirmada por cada una de las instancias que he agotado”.
“A nivel internacional, en el año 2002, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) analizó mi caso y emitió un informe confidencial número 63/02 en el que recomendó al Estado impulsar las medidas conducentes para anular la confesión obtenida bajo tortura en las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, el 30 de mayo de 1992”.
“En virtud del incumplimiento de las recomendaciones por parte del Estado mexicano, en el 2009, la CIDH emitió un informe público y definitivo No. 117/09 en el que reiteró las violaciones y las recomendaciones realizadas en el informe anterior”.
“Organismos nacionales e internacionales, han estudiado mi caso y emitido Recomendaciones dirigidas al Estado mexicano en el sentido de solicitar el reconocimiento de las violaciones procesales de las cuales soy víctima así como mi inmediata liberación”.
Todas las características del caso, hicieron suponer que el asesino no lo era en realidad y después de un larguísimo proceso, que tardó 23 años, finalmente en marzo de 2015 la Suprema Corte de Justicia de la Nación le otorgó un amparo liso y llano a Martín del Campo Dodd y este pudo recuperar su libertad.
Su caso aún levanta polémica, pues sus sobrinas, hijas de su hermana y su cuñado asesinados piensan que Martín del Campo Dood, sí mató a sus padres. Tras de permanecer en prisión más de dos décadas, el hombre señala que, en su caso, la justicia llegó tarde, pero llegó.