Visión financiera/Georgina Howard
Los homicidios de periodistas
Agradezco a José Luis Uribe Ortega, y a Manuel Llarena, el reconocimiento del Club Primera Plana
El 3 de octubre pasado, el presidente del Club Primera Plana, José Luis Uribe Ortega, condenaba en un evento público los homicidios de colegas cometidos en nuestro país. Paradójicamente, casi a la misma hora, en Chiapas, un desconocido asesinaba a balazos al comunicador Sergio Martínez González.
“Las turbulencias coyunturales, las amenazas y la irracional violencia en contra de nuestro gremio, nunca doblegarán nuestra voluntad de seguir cumpliendo con el honroso compromiso social de informar veraz y oportunamente a la opinión pública mexicana”, señalaba Uribe.
Comunicador con largo currículo, José Luis Uribe Ortega, encabezaba la vigésima sexta entrega de reconocimientos por trayectoria a periodistas de todo el país que cumplieron más de 25 años de ejercicio profesional.
Ahí estaban una centena de reporteros, jefes de redacción, de información, columnistas, editores, propietarios de medios escritos, digitales, radiofónicos, televisivos, así como reporteros gráficos, camarógrafos y cartonistas de prácticamente todos los estados, en un homenaje de su propio gremio, que los hermana cada año.
En el municipio de Tuxtla Chico, por la mañana, Sergio Martínez González, director del Semanario Enfoque, desayunaba con su esposa en una fonda, sin la menor preocupación.
Intempestivamente, un hombre a bordo de una motocicleta llegó afuera del establecimiento, se bajó del vehículo y, sin mediar palabra, disparó en contra del periodista y de su mujer.
A más de mil 200 kilómetros de distancia, en la ciudad de México, el presidente del Club Primera Plana afirmaba que “los periodistas lucharemos y seguiremos empecinados en tratar de que se logre una nación más fuerte, más sólida, más segura, más transparente e incluyente, sin impunidad y corrupción, sin simulación, sin complicidades”.
Exhortaba a todos los periodistas de país a defender las libertades de prensa y expresión, “así como nuestra propia seguridad, a unir voces y palabras escritas en demanda al respeto de nuestros derechos, que se nos otorgue verdaderamente la protección que las leyes nos confieren y fundamentalmente se dé atención y solución al imparable flagelo de asesinatos de periodistas, cuyo delito mayor es informar veraz y oportunamente”.
En la histórica sede de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, en donde se realizaba el solemne acto de reconocimiento a periodistas, José Luis Uribe Ortega mencionaba que sólo unidos, los comunicadores lograrán la atención a sus justas demandas de respeto a las labores informativas y de protección a sus familias y medios, exigencias ignoradas por los gobiernos de todos los niveles.
Un discurso emotivo, el de Uribe, que caló profundo, especialmente entre los periodistas de entidades que han visto cómo asesinan a sus colegas y amigos con la mayor impunidad.
“Seguimos inmersos en un irracional baño de sangre contra nuestro gremio; agresiones físicas contra periodistas; redes sociales que se suman a acciones que coartan las libertades de prensa y expresión y, aunque han disminuido las demandas judiciales, atentados contra instalaciones de los medios informativos y bienes de periodistas, robo a oficinas, sigue el manejo discrecional de la publicidad oficial, negativa de acceso a actos públicos, retención de equipos de trabajo y espionaje”, asentaba.
Uribe pedía a las autoridades que investigan los homicidios de periodistas ocurridos en el año a ser más expeditos en sus diligencias para evitar el desvanecimiento de indicios de los crímenes que terminan en una total impunidad.
Hizo un llamado al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, a adoptar las acciones necesarias para que México deje de tener el nada honroso sitio de ser uno de los países en el mundo con mayor riesgo para ejercer el periodismo.
“No queremos más mártires”, clamaba Uribe, ante un auditorio que lo aplaudió.
Rondaba la muerte en Chiapas
Casi a esa misma hora, en el municipio de Tuxtla Chico, Chiapas, cercano a la frontera con Guatemala, un desconocido asesinaba a Sergio Martínez González, mientras que su esposa era trasladada de emergencia a un hospital bajo la protección de la Fiscalía Regional del Distrito Costa y Fronteriza en esa entidad.
La prensa local relataba que la Fiscalía de Justicia de Chiapas cerró las entradas y salidas de algunas comunidades cercanas, pero no fue posible aprehender a nadie relacionado con el homicidio.
Sin embargo, un hecho llamó la atención de las autoridades en este caso, tres años atrás, Sergio Martínez González cerró su semanario por un aparente conflicto con el grupo delictivo Mara Salvatrucha, a partir del cual recibió amenazas de muerte; pero, sin embargo, siguió su labor informativa desde sus redes sociales.
Incluso hay versiones de que, en ocasiones, llevaba consigo una pistola para defenderse en caso de que fuera necesario, pero esto no pudo confirmarse de cierto.
Así se sumaba otro eslabón más a esa larga cadena de impunidades. Lamentablemente, otro periodista había sido victimado por esa absurda y condenable violencia a la que se había referido José Luis Uribe, lamentablemente.