Descomplicado
Deudas y coronavirus
A Juan Santiago Spíndola el destino ya lo alcanzó. Perdió su empleo porque la empresa en la que trabajaba cerró por la contingencia sanitaria desatada por el Coronavirus. Le preocupa “estirar” los pocos ahorros que tiene, para que le alcancen a subsistir, en lo que encuentra nuevos ingresos.
Por si fuera poco, se encuentra endeudado con un banco y sabe que, a pesar de que se acogió al periodo de gracia de cuatro meses para no pagar su financiamiento, el tiempo avanza y llegará el momento en que deba reiniciar su pago. Por eso, conseguir empleo para él es cosa de vida o muerte.
Como Juan Santiago, hay miles de mexicanos que se encuentran atrapados por las deudas bancarias contraídas antes de la época del Covid-19 y que hoy los tiene crucificados, en el peor de los mundos: sin trabajo y con deudas.
Todos los días los bancos mexicanos reciben miles de llamadas de parte de personas que quieren no sólo acogerse al periodo de gracia de los bancos, sino que también buscan una reducción en la tasa de interés que les cobran y mayores plazos de pago.
En ocasiones, ambas partes llegan a un acuerdo, pero no siempre se obtiene un resultado positivo para instituciones bancarias y usuarios.
Aún sin Coronavirus, la falta de planeación en sus finanzas, es constante entre muchos mexicanos.
Este es el caso del dueño de un negocio, al que llamaremos señor “X” para identificarlo. Debía cuatro millones 500 mil pesos, en 35 créditos diversos (préstamos personales, de nómina, tarjetas), que no sabía cómo pagar. Los bancos acreedores le llegaron a cobrar alrededor de 700 mil pesos mensuales como cobertura de capital e intereses. Su problema era insostenible, prácticamente todos los días debía pagar un crédito.
Ese señor tenía 17 tarjetas de crédito, muchas de las cuales le servían para financiar su negocio. Estaba fallando en una regla básica de la cultura financiera: nunca te endeudes de manera personal para apoyar a tu empresa.
Tuvo que pedir ayuda a un especialista y después de un proceso de reparación de sus créditos, pudo pagar en 26 meses sólo un millón 700 mil pesos de su adeudo original, mediante el ahorro de entre 80 mil y 100 mil pesos mensuales.
Otra persona, que llamaremos el señor “Y”, debía 100 mil pesos en tarjetas de crédito. Su problema es que no ganaba arriba de siete mil pesos mensuales y tenía que pagar a los bancos aproximadamente 5 mil pesos al mes, con lo cual casi todo su salario estaba destinado a enfrentar sus problemas con los bancos. Ya no tenía dinero ni para dar de comer a su familia, en algunas ocasiones. Su situación era angustiante.
También mediante un programa de reparación de crédito, en 16 meses pudo reducir su deuda de 100 mil pesos para pagar sólo 40 mil, con lo que obtuvo una reducción de la cifra original de 60%.
Estas son sólo dos historias, como las hay de miles de mexicanos que por problemas económicos tienen conflictos mayúsculos para pagar sus préstamos de nómina, de consumo o personales y que buscan ayuda con las reparadoras de crédito, instituciones financieras que cada vez tienen más presencia en el país, especialmente cuando los bancos tienen una tasa de morosidad de entre 5 y 6%.
Normalmente se considera como tasa de morosidad de un crédito, la que tarda más de 90 días en pagarse. Si el tiempo transcurrido es mayor, las instituciones bancarias ceden su cartera a los despachos de cobranza y es aquí en donde se endurecen sus métodos de cobro para recuperar el dinero. Entonces empiezan los dolores de cabeza para los deudores.
Los bancos informan que sufren pérdidas de más de 60 mil millones de pesos anuales por concepto de recursos no cobrados en crédito al consumo de los mexicanos.
Un experto en el tema de reparación de crédito informa de una cifra que puede resultar aterradora. Existen en México 25 millones de plásticos crediticios a nivel nacional, de los cuales sólo 6% se usan correctamente por personas que pagan el total de su deuda en la fecha indicada por el banco, los famosos “totaleros”. Lo anterior refleja que el restante 94% de las personas viven apalancados con dinero que deben.
Lo que es peor, muchos mexicanos ni siquiera saben cuál es la tasa de interés que les cobran los bancos, que pueden variar entre 20% y 80%, con un promedio de 50%, simplemente porque no checan bien los estados de cuenta enviados por las instituciones financieras.
Las empresas reparadoras de crédito saben que en México no existe una adecuada cultura financiera, lo que provoca que, en muchas ocasiones, gran número de personas considera a la tarjeta de crédito como una extensión de su quincena.
Ese tipo de empresas, que intervienen en ayuda de los deudores, negocian con los bancos, de tal manera, que en base a una labor de negociación, 95% de sus clientes pagan con descuentos 65% del total de su adeudo, es decir, sólo liquidan el 35% del monto, en un plazo promedio de 16 meses.
Este tipo de sistema aplica para personas que adeudan más de 30 mil pesos en la totalidad de sus créditos y, siempre y cuando los clientes interesados no destinen más de 30% de sus ingresos mensuales al pago de sus deudas, porque de otra manera, se volverían insolventes en un momento dado.