
Analiza Congreso del Trabajo acciones para primero de mayo
(Segunda y última parte)
“No chicas, ya no es necesario que vengan a La Noria para la fiesta de celebración del campeonato de Cruz Azul, porque sencillamente no va a haber nada”, fue el señalamiento que hizo el hombre al otro lado de la línea telefónica a las edecanes contratadas para atender a invitados para festejar el esperado triunfo de los celestes.
Las edecanes se quedaron sorprendidas por el inesperado aviso de que su contrato quedaba cancelado un día antes de la final de vuelta de 2013 contra el América y en la cual Cruz Azul era favorito.
Las dudas de las chicas eran evidentes, porque ¿cómo es que se cancelaba una fiesta de manera tan determinante, si el equipo azul tenía ventaja en el marcador y todo hacía suponer que levantaría el trofeo de triunfador ¿o es acaso que los directivos tenían plena seguridad de que Cruz Azul iba a perder?
Para ese mismo juego, los meseros del bunker cruzazulino de La Noria, también fueron avisados de que podían tomar vacaciones, porque no se esperaba que ganara su equipo. Esta información confirmada con cooperativistas disidentes de Cruz Azul fue acallada por Guillermo “Billy” Álvarez Cuevas, entonces presidente de la empresa.
El partido de la liga mexicana de fútbol más visto y con mayor número de repeticiones televisivas de los últimos años fue la final de vuelta del 26 de mayo de 2013, cuando el América vino de atrás para ganar 4 a 2 a Cruz Azul, derrota que la directiva cementara sabía que iba a ocurrir.
En días previos a ese cotejo, sucedieron cosas extrañas en las instalaciones de La Noria, que hicieron sospechar a los cooperativistas que desde adentro se estaba planeando otra “cruzazuleada”, como finalmente ocurrió, pero cualquier delación fue acallada al interior de la cementera por el propio Álvarez Cuevas. Era su tiempo de gloria y poder.
Cruz Azul ganaba 1-0 a los americanistas en el cotejo de ida y en el partido de vuelta, el colombiano Teófilo Gutiérrez anotó otro gol a las Águilas, con lo cual el marcador se colocaba 2 a 0.
Era casi eminente la derrota de los azulcremas, pero surgió la “cruzazuleada” y en el minuto 88, a dos minutos del final, Aquivaldo Mosquera anotó el primer gol del América para que en tiempo de compensación, el portero de los de Coapa, Moisés Muñoz, diera un certero cabezazo que rebanó el defensa Alejandro Castro y se fue a incrustar en su propia portería. Había sucedido “la remontada histórica” del América. El marcador estaba empatado 2 a 2.
Durante los tiempos extras no pasó nada y finalmente la “cruzazuleada” se completó, con los extraños fallos en los tiros de penales, con prácticamente balonazos fuera de la portería de Muñoz. En unos cuantos minutos América derrotó a Cruz Azul 4 a 2.
En contra de lo que se piensa, no es el Cruz Azul, el equipo que ha obtenido más subcampeonatos, ya que suma 12, en tanto que Guadalajara, tiene 17, y el América ostenta también 12.
Sin embargo, Cruz Azul sí ha perdido finales de manera más que sospechosa, lo que llevó a los aficionados a acuñar el término “cruzazulear” para definir su absurda manera de ser derrotado por sus propios errores, como ocurrió con la reciente semifinal ante Pumas por marcador de 4 a 0, y en la que necesitaba sólo un gol para disputar el campeonato ante el León.
En 2019, el cooperativista jubilado de la Cruz Azul, Vicente Reyes, presentó a los medios de comunicación Eje Central y Reacción en Cadena, contratos de seguros, por medio de los cuales los hermanos Guillermo y Alfredo Álvarez Cuevas, así como su cuñado Víctor Garcés, recibían el pago de pólizas cada temporada que el equipo celeste era derrotado en las finales.
De acuerdo con Vicente Reyes, los directivos cruzazulinos cobraban un seguro de 40 millones de dólares en cada año que no ganara el equipo, a razón de 20 millones por cada torneo (apertura y clausura), mediante un reaseguro con Banorte, mientras que sólo se pagaba un millón de dólares, si los azules ganaban. De ahí se explica por qué para la directiva de Cruz Azul son más rentables las derrotas.
En este pago millonario participaba la reaseguradora Blue Eagle Re, que empezó a operar en el paraíso fiscal de las Islas Caimán el 30 de noviembre de 1992 y se disolvió en diciembre de 2008, aun cuando es desconocido si prevalece aún el mismo sistema de recompensas para las derrotas cruzazulinas, situación que sospechan los disidentes de la cooperativa.
Así, con las cinco finales de liga que perdió Cruz Azul ante Necaxa (temporada 1994-1995), Pachuca (invierno 1999), Santos (clausura 2008), Toluca (apertura 2008) y Monterrey (apertura 2009), se habrían pagado pólizas a la directiva por la enorme suma de 200 millones de dólares. Eso sin contar el sospechoso comportamiento del equipo azul en las finales contra el América en 2013 y 2018.
“Billy” Álvarez está prófugo desde que la Interpol emitió una ficha roja para buscar en 195 países al directivo que ocupó la presidencia de “La Máquina” desde 1988. Se le acusa de desviar 400 millones de pesos, patrimonio de la cooperativa y de evadir impuestos entre 2013 y 2020.
Tan sólo uno de sus operadores, Ignacio López Medina, es investigado por recibir pagos a su cuenta personal que superan los 150 millones de pesos.
Si es aprehendido, seguramente “Billy” deberá aclarar como operaba el esquema de reaseguro, cada vez que Cruz Azul perdía una temporada, o si se trata sólo de acusaciones falsas por parte de los cooperativistas detractores y que las “cruzazuleadas” se deben únicamente a errores normales de los jugadores o a una extraña maldición que pesa sobre ellos, porque, desgraciadamente, en México todo puede creerse, hasta lo más absurdo.