Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Policías millonarios ¿por qué no?
Arturo Bermúdez Zurita es un ex jefe policiaco millonario. Recuerda al viejo jerarca de la policía capitalina, su tocayo, Arturo Durazo Moreno, quien señalaba que los puestos públicos deben generar ingresos, porque de lo contrario, no sirven para nada. A los dos les gustaba la buena vida y construirse mansiones palaciegas. Durazo murió después de estar preso. Bermúdez está sujeto a proceso.
“El crimen no paga”, señala el famoso refrán. En el caso de este par de “servidores públicos”. Resultó totalmente cierto.
Bermúdez Zurita no era cualquier policía. Fue parte del entramado de corrupción del desaparecido (no porque haya fallecido, sino porque no lo encuentran), ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, el gobernador canalla, para el pueblo, pero ejemplo del nuevo PRI, presentado así en alguna ocasión por los jerarcas de ese partido.
Para el jefe de policía del Gobierno de Veracruz, en el sexenio duartista, fue rentable el cargo. En su gestión pudo incrementar su patrimonio en 31 millones de pesos, de tal manera que, de acuerdo a las investigaciones que realiza la fiscalía avocada a castigar los abusos de Duarte, Bermúdez actualmente tiene una fortuna de 64 millones de pesos en bienes diversos y más de 13 millones en cash, constante y sonante. Su sueldo no le daba para ganar tanto.
La huella delictiva de Bermúdez fue seguida por la fiscalía. Primero lo acusaron de tráfico de influencias y abuso de autoridad. Después se le imputó el delito de enriquecimiento ilícito. Se la vinculó a proceso, pero no pisó la cárcel por los primeros dos delitos y sólo fue por el tercero cuando fue detenido y se le dio prisión preventiva por seis meses, a partir del 11 de marzo, pero oh, cosas que tiene la justicia, el delito de enriquecimiento ilícito no es considerado como grave.
Esta es la estrategia de su defensa y Arturo Bermúdez puede salir libre para seguir el proceso en libertad, ir de aquí para allá, con las bolsas y las cuentas bancarias repletas de dinero.
Don Arturo, que así le dicen muchos de sus coterráneos, alega que su fortuna se puede explicar por las herencias que le dieron sus parientes. Esto lo tendrá que demostrar frente a la justicia. Al menos eso espera la ciudadanía que se siente ofendida por el atraco de la administración duartista.
En agosto de 2016 escribí en esta misma columna que el ex secretario de Seguridad Pública del Estado de Veracruz, Arturo Bermúdez Zurita, no tiene problema para poder visitar el condado de Harris, cercano a Houston, Texas, y no encontrar hotel. Ni aún en temporada alta, tiene por qué preocuparse, puede vacacionar o incluso hasta vivir en cualquiera de las 11 propiedades que tienen familiares de él en dicha localidad.
Incluso cuando llegue a la edad de su retiro, Bermúdez Zurita puede pensar en esa zona del terruño texano para poder vivir sin sobresaltos, alejado de la inseguridad prevaleciente en Veracruz y que él enfrentó cotidianamente, ya que, de ese total de propiedades inmobiliarias, tres pertenecen de manera directa a su esposa Sofía Lizbeth Mendoza Hernández.
Esto no debería llamar la atención, si no fuera porque el monto de dichas propiedades es de nada menos cuatro millones 602 mil dólares, que a una paridad moderada de 18.50 pesos por cada billete verde, da un monto no despreciable de 85 millones 137 mil pesos. ¿Cuál es el problema, si ninguno de esos bienes está a su nombre?, pues que extrañamente todos pertenecen a familiares o socios del ex funcionario, lo que llama la atención en una administración plagada de corrupción, como sucede con la del repudiado gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa. El monto descrito no concuerda por el dado a conocer por la fiscalía.
La información detallada de las propiedades de los familiares y amigos de Bermúdez están contenidos en el expediente denominado Libro Negro SPP-Veracruz, una de cuyas copias tengo y que define las características de los inmuebles.
Cabe mencionar que la autoría del documento se atribuye a fuentes de la misma Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz, sin que se trate obviamente de un documento oficial, aun cuando en la portada aparece el logo de la institución. El escándalo desatado por el documento fue de tales proporciones que obligó a Bermúdez Zurita a presentar su renuncia en agosto de 2016 y a ser aceptada por Duarte de Ochoa, quien escribió en su cuenta de Twitter en ese entonces: “Con el propósito de contribuir al ámbito de transparencia y rendición de cuentas he aceptado la renuncia de Arturo Bermúdez, al cargo de SSP”.
Oficialmente, el ex encargado de la seguridad pública en la entidad veracruzana presentó su renuncia, con la finalidad de que se esclareciera el origen de su patrimonio personal y poder defenderse de las acusaciones que presentó la oposición política en su contra. La difusión pública del documento de 71 páginas en formato de PDF, en diversos medios, desató la indignación de la ciudadanía y la clase política de Veracruz y de diversas regiones del país, en su momento.
En agosto de 2016, Bermúdez no aclaró si él es propietario de alguna de los inmuebles que aparecen en el informe. Aseguró que su patrimonio personal y las propiedades que llegó a adquirir (no aclaró cuáles), han sido producto de toda una vida de trabajo y de préstamos solicitados a diversas instituciones bancarias.
¿Cuánto tiempo debió trabajar el inculpado para poseer inmuebles con ese monto? El documento, que algunos funcionarios duartistas atribuyen a enemigos del ex gobernador, señalan que con un sueldo de 60 mil 540 pesos netos que percibía Bermúdez Zurita en su cargo de secretario de Seguridad Pública, debió trabajar mil 406 meses, que son equivalentes a ¡117 años!
¿De dónde salió entonces el dinero para la compra de propiedades tan costosas? Eso deberán responderlo las autoridades que investiguen el caso. Y la verdad es que, de acuerdo al documento, se trata de inmuebles nada baratos.
Por ejemplo, su esposa Sofía Lizbeth es presunta dueña de tres casas que suman la no despreciable suma del equivalente a 32 millones de pesos (un millón 732 dólares a un tipo de cambio de 18.50). En orden de importancia en cuanto al número de propiedades, aparecen en la lista sus hermanos Miguel Ángel y Arturo Bermúdez Zurita (con dos inmuebles cada uno) y Roberto Esquivel Hernández, socio; Gerardo Bermúdez González, sobrino, y Alan Israel Román Mendoza, amigo (con una propiedad cada uno).El documento presenta como pruebas copias de notarios públicos texanos ante quienes se dio fe pública de los nombres mencionados, como propietarios de dichos inmuebles, lo que da un viso de veracidad contundente al informe.
A pesar de las sospechas, hasta el momento no existen pruebas contundentes de que Bermúdez Zurita esté tras la compra de dichos inmuebles. Habrá que otorgarle el beneficio de la duda. Sin embargo, el hecho de que gran parte de su parentela aparezca como propietaria de tan caras propiedades si llama la atención en un gobierno plagado de irregularidades y de sospechas de corrupción, como lo fue el de Javier Duarte.
El objetivo en la vida de los dos arturos, Bermúdez y Durazo, era muy claro ¿Policías para servir a la comunidad?, ¡claro que sí! ¿Policías millonarios? ¡Por supuesto!, así funciona el país.