Escenario político
Maduro, el ‘golpista’ de Venezuela
Lo peor que le puede pasar a un preso político es que lo olviden quienes permanecen en libertad, porque entonces se acaban todas sus esperanzas de sobrevivir. Eso lo saben muchos venezolanos, quienes en prisiones desde hace años observan ahora como puede ser interminable la noche de injusticias que cae sobre su país desde hace décadas.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acaba de propinar el golpe más duro a la democracia en ese país, al utilizar, como marioneta al Tribunal Supremo de Justicia para quitar la inmunidad parlamentaria a la Asamblea Nacional, que era el único poder interno que mantenía en ese país un rasgo de democracia.
Con esa medida, las botas de los militares venezolanos sonarán sobre el cemento para ir en busca de quienes ellos consideren delincuentes por el sólo hecho de manifestar su repudio al gobierno madurista que ha hundido a la población de ese país en una crisis humanitaria no vista en estos momentos por ninguna nación latinoamericana.
Al apropiarse de funciones que eran propias del Parlamento de Venezuela, los compinches de Maduro en el Tribunal Supremo (simil de la Suprema Corte de Justicia de México), y él mismo, podrán definir de manera impune cuáles son los venezolanos considerados como vulgares delincuentes, por el hecho de protestar o inconformarse por los abusos que literalmente ha provocado que cientos de miles de ciudadanos de ese país busquen hasta en botes de basura comida o medicamentos, porque sencillamente en Venezuela su producción es mínima.
Abdel Naime Pereira es un político venezolano exiliado en México que sabe de esta situación y realmente se muestra indignado cuando comenta que con el desconocimiento a que fue sometido el poder legislativo de Venezuela, el poder judicial de ese país da de facto a Maduro facultades para que juzgados militares puedan procesar a civiles, inconformes o disidentes.
Es como si en México los jueces militares pudieran someter a proceso a la gente que no está de acuerdo con el Gobierno Federal y que lo manifiestan públicamente por medio de marchas u otras acciones, le comentó yo a Abdel.
El golpe de Estado que propinó Maduro recibió a condena de la Organización de Estados Americanos, de la Unión Europea y de Estados Unidos. En la OEA destacó la postura del representante de México ante ese organismo, Luis Alonso de Alba, quien propuso al resto de los países integrantes de la institución que la alteración del orden democrático en Venezuela sea evaluada mensualmente.
Obviamente, dicho posicionamiento, motivó la reacción airada de las autoridades maduristas, quienes por medio del vicepresidente, Diosdado Cabello, calificaron al gobierno mexicano de “falso e hipócrita, ya que se atreven a decir que las cosas en Venezuela están mal, cuando aquí levantan muertos todos los días”.
No se avizora una ruptura
Le pido a Abdel Naime evaluar en qué punto se encuentran las relaciones entre México y Venezuela. Opina que de parte de México no se avizora una ruptura de las relaciones diplomáticas, pero dependerá de que planteamientos se hagan en la OEA.
Considera que la situación es tan grave que Venezuela corre el riesgo de salir de la OEA, con lo cual los países miembros, tendrían que retirar sus representantes diplomáticos en la nación sudamericana, entre ellos México. Subrayó que 20 países de América han condenado la medida del gobierno de Maduro e, incluso, Perú ya retiró a su embajador de Caracas.
Es absurda la reacción de los funcionarios de Nicolás Maduro en contra de México, porque no es sólo este país el que lo ha condenado, sino que son 20 naciones al interior de la OEA, agrega.
A juicio de Abdel, no se puede considerar como intervencionista la postura de la OEA, porque no va en contra del gobierno de Maduro, sino más bien a favor del pueblo de Venezuela para que en ese país se realicen elecciones libres, se liberen los presos políticos y se instale una comisión que evalúe la violación a los derechos humanos.
Destaca que se requiere de un puente humanitario de la OEA para que los venezolanos reciban, comida y medicamentos, fundamentalmente, ya que las acciones socializantes de Maduro hicieron que la inversión privada, la única realmente productiva, dejara de producir bienes de primera necesidad que requieren los venezolanos.
Añade que la intervención del secretario general de la OEA, Luis Almagro, permitirá la implementación de una carta democrática para evitar que continúe la violación de los derechos humanos en la nación sudamericana.
Abdel Naime Pereira es vicepresidente de Asuntos Internacionales de COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente), que es el Partido Social Cristiano en Venezuela y conoce de lo que habla al referirse a la represión política que viven los detractores del gobierno comunista de Maduro. Él mismo tuvo que huir de su país hacia México para no ser asesinado por el entonces dictador Hugo Chávez.
Indica que, desde el gobierno chavista, en las cárceles venezolanas permanecen presos políticos que cotidianamente son torturados por un gobierno ilegítimo que propina un golpe de estado interminable con sus acciones anti democráticas.
Desconocido, el número de presos políticos
En Venezuela, el ciudadano que participe en una marcha en contra del gobierno de Maduro corre el peligro de ser encarcelado y enjuiciado por el delito de traición a la patria, además de ser acusado de los asesinatos que les quiera imputar la policía bolivariana, sin que existan pruebas.
Ese fue el caso de Leopoldo López, conocido dirigente disidente y quien fue encarcelado ante la vista de miles de personas. Él permanece preso y es objeto de malos tratos, de acuerdo a las denuncias de sus familiares y allegados.
No se conoce el número exacto de los venezolanos que permanecen en las prisiones por motivos fundamentalmente políticos, algunas organizaciones de derechos humanos indican que tan sólo se conoce a más de 100 presos “famosos”, pero se ignora el total real de encarcelados.
Un informe destaca que “tan sólo a raíz de las protestas de 2014 se encuentran 31 personas privadas de la libertad y más de dos mil en libertad condicionada. Ese número aumenta cada día. Esto, sin mencionar que existen presos como los policías metropolitanos que no ven luz desde las famosas protestas del 2002, quienes inexplicablemente permanecen tras las rejas sin que se haya mostrado una sola prueba de su culpabilidad”.
Datos de la organización Aletia, indica que un informe de la asociación de Estados Unidos The World Justice Project se refiere al poco valor que tiene la justicia en Venezuela, pues se percibe como la peor del mundo.
En el muestreo que analiza a 97 países, incluido México, en base a entrevistas con catedráticos, abogados, defensores de derechos humanos y líderes sociales, los tribunales penales de Venezuela se ubicaron en el último puesto del ranking. Obtuvieron una puntuación debajo incluso de países como Zimbawe, Irán o China.
Yo pensé que la impartición de justicia en México era realmente lamentable. Sin embargo, la situación que describen organismos internacionales, la prensa mundial y exiliados venezolanos en nuestro país, como Abdel Naime, me hace pensar que existen infiernos que pueden ser peor que otros. Actualmente, uno de esos infiernos es Venezuela.