Abanico
El barco del aborto
La tarde era calurosa como cualquier otra en el puerto de Zihuatanejo. María ya había tomado la decisión y no hizo más que subir al barco. Aquella nave no la llevaría de vacaciones. Era una travesía diferente, ahí ella cumpliría su objetivo: abortar.
María fue recibida con amabilidad por el personal de la embarcación. Todo estaba preparado, no habría incomodidades ni siquiera una cirugía.
La vida de ella se había complicado en los últimos meses. Después de tener dos hijos, ya no quería tener un tercer vástago que sólo complicaría más su ya de por sí complicada historia, pero sucedió.
Estaba nuevamente embarazada y empezó a cuestionar que sería de ella y sus hijos, con un marido casi ausente, con largos periodos de no saber en dónde ubicarlo y ella sin un trabajo fijo que le permitiera salir adelante.
Se enteró que el barco arribaría al mar guerrerense y ella viajó de Michoacán para encontrar una salida al laberinto en el que se había convertido su presente y su futuro.
Marcó un número telefónico y alguien atrás del auricular le dio pormenores. La nave la recogería en el muelle de Zihuatanejo. Se trasladarían a aguas internacionales y entre el océano inmenso tomaría las píldoras adecuadas.
Ni cirugías ni anestesia ni sangre. Los químicos harían su efecto. En horas ya no habría ‘producto’. Se acabaría su embarazo de ocho semanas.
Habría eso sí la expulsión del que pudo haber sido su hijo, pero al bajar del barco todo quedaría atrás.
Las promotoras del barco Women of Waves, le dijeron no estar en contra de la vida, sino a favor de la vida de esas mujeres que por razones humanitarias o médicas desean interrumpir su embarazo.
El barco de Mujeres sobre las Olas recogió a María en el muelle, la trasladó a aguas internacionales y después volvió con ella al muelle en Zihuatanejo. Todo había ocurrido.
La organización Citizen Go realizó una campaña para pedir a la Armada de México que expulsara a dicha embarcación de aguas territoriales del país.
No lo logró. La embarcación, de la organización holandesa, pudo estar en las costas de Ixtapa-Zihuatanejo del 20 al 23 de abril. El realizar su operación en aguas internacionales evitó cualquier indicio de cometer un ilícito.
En las iglesias de Zihuatanejo, mujeres oraron por las vidas arrebatadas a los no nacidos. Otros grupos de mujeres clamaron porque se respete su derecho a decidir.
El barco se alejó entre el oleaje con María y regresó con ella. Al bajar de la nave, dio las gracias a sus anfitrionas, les sonrió. Cuando dio los primeros pasos en tierra firme una lágrima resbaló sobre su mejilla.