Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Más bandidos a la calle
La banda del Circuito Interior desde hace años comete robos sobre esa vía que es supuestamente de alta velocidad en la Ciudad de México. Atraca a automovilistas sin que las autoridades del poder judicial los frenen y, sin duda, lo seguirán haciendo. Son impunes.
Esta banda opera sobre dicha vía en las inmediaciones del Metro Juanacatlán de la Línea 2 del Metro. Esperan a que se ponga el alto en la zona en donde desciende el flujo vehicular del puente cercano y se forma a diario un “embotellamiento”, un embudo en donde no escapan sus víctimas.
En esa área, la luz roja del semáforo dura varios minutos, el tiempo suficiente para que los integrantes de la banda sorprenda a los conductores que de manera inesperada son rodeados por los malhechores, quienes armados con pistolas, despojan en cuestión de segundos de dinero y objetos de valor a los automovilistas.
En algunas ocasiones, los atracos de esta banda han sido grabados con teléfonos celulares por transeúntes o automovilistas que se percatan del momento que han sido cometidos los atracos y suben las evidencias a redes sociales.
La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) en algunas ocasiones han montado operativos que han concluido con la detención de parte de la banda, pero algunos de sus miembros han salido libres en varias ocasiones, ya sea por la corrupción de ministerios públicos o por determinaciones erradas de los jueces, que no han encontrado responsabilidad en estos pillastres, a pesar de haber sido detenidos en flagrancia.
En la mayor parte de los casos, ha sido la falta de denuncias concretas lo que ha provocado que esta banda siga operando en diversas zonas del Circuito Interior, como lo es el cruce de Avenida Río Consulado (otro de los nombres que también toma esa vía rápida) y Calzada de Guadalupe.
Juan López, uno de los integrantes de esa banda, cuenta con seis ingresos a prácticamente todos los penales que se encuentran en la zona metropolitana del Valle de México, entre 2006 y 2012.
Ahora, este delincuente comprobado y reincidente, será uno de los favorecidos por el sistema penal acusatorio, por medio del cual estará en posibilidades de salir de las prisiones cuantas veces quiera debido a varios factores.
Con el antiguo sistema el robo incluso se perseguía de oficio, pero con los cambios en el sistema penal, bastará con que este delincuente repare el daño con la víctima para que no haya delito que perseguir.
La situación sería lógica si en realidad hubiera un acuerdo real con la víctima para resarcir el daño, pero en realidad la mayor parte de estos hampones cuando son detenidos amenazan a sus víctimas para que retiren los cargos, lo cual se hace aparecer ante el juez como una reparación del daño infringido y un supuesto acuerdo entre las dos partes.
Se supone que con este nuevo sistema penal, se trata de evitar que delincuentes que no cometen “delitos graves” no caigan en una prisión, porque pueden rehabilitarse socialmente y ofrecer una compensación a su víctima. Nada más falso.
Lo que en realidad hace el sistema carcelario es lanzar a la calle a delincuentes y con ello disminuir las presiones existentes en todos los penales del país por la sobrepoblación que tienen los recintos carcelarios.
De la misma manera, los juzgados tratan de impedir que aumente el número de casos penales que se persiguen y que han rebasado por completo la capacidad del sistema judicial en su conjunto.
Para las autoridades judiciales y carcelarias es más fácil que la ciudadanía cargue con el peligro de tener a más delincuentes en la calle y que seguir atiborrados de casos sin sentencia de delincuentes, cuya peligrosidad es probada.
El nuevo sistema penal acusatorio trata de lograr una más equitativa impartición de justicia y parte de un elemento indiscutiblemente positivo, que consiste en señalar que en cualquier proceso penal debe prevalecer la presunción de inocencia.
Sin embargo, en el México real, la presunción de inocencia definitivamente no puede aplicarse a delincuentes reincidentes, como a la banda de Circuito Interior, porque entonces las buenas intenciones de un nuevo sistema penal chocan con una realidad a todas luces condenable.
Las graves fallas del nuevo sistema penal acusatorio, especialmente, aquellas que permiten que asaltantes sean dejados en libertad, sólo provocan que crezca la desconfianza en los jueces que, se supone, son encargados de brindar una justicia pronta y expedita a las víctimas.