El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
El gasolinazo y las proclamas subversivas
Johnatan Ruiz fue sorprendido por la policía en el momento menos esperado. Pudo haber sido condenado a tres años de prisión por algo que es común en cualquier zona del país: mostrar su inconformidad en redes sociales.
Ruiz no es delincuente, simplemente es un taxista que mostró su malestar hacia trabajadores del volante que él considera «piratas». Los policías que lo aprehendieron le dijeron con sorna y de manera seca: «ya te chingaste, eres un pinche subversivo»
En Querétaro, en donde vive el taxista, la ley prevé que cualquier persona que incite a otras a realizar acciones que pueden considerarse como desestabilizadoras pueden ser acusadas de «apología del delito».
Johnatan propuso a todos sus contactos taxistas que tenía en la aplicación Whatss App de su teléfono inteligente que realizaran un bloqueo en las calles para protestar en contra de las operaciones de las empresas de autos de alquiler Cabify y Uber.
«La banda ya está organizada para los bloqueos», animaba Johnatan. La idea era que taxistas impidieran la entrada de vehículos a la ciudad de Querétaro para que las autoridades ya no dejaran trabajar en dicha urbe a los taxistas «piratas». No sabía en el problema que se estaba metiendo.
En Querétaro simplemente convocar a una marcha, y no se diga más a un bloqueo vehicular, puede ser considerado como un delito. ¿Existe entonces en esa ciudad libertad para disentir? me gustaría una respuesta de las autoridades.
A cambio de ser dejado en libertad fue obligado a retractarse públicamente. «Qué las autoridades hagan lo que crean conveniente», manifestó el taxista y regresó con miedo a su casa.
En Querétaro y en otras ciudades del Bajío hay un clamor del pueblo en contra del inminente gasolinazo de inicios de año.
En las redes sociales se hacen nuevas proclamas para protestar en contra del infame aumento que iniciará cuando den las 12 campanadas de este 31 de diciembre.
Fui testigo de la escasez de gasolina y de la manera en que se especula con el carburante. «Tuvo suerte de cargar su tanque, en días pasados no nos han surtido las pipas», me comentó un despachador de una estación de servicio queretana.
«¿Ustedes sí tienen gasolina o también la están escondiendo? Es la tercera gasolinera que recorro y en las otras no había», reclamó un automovilista molesto al mismo despachador.
La ley queretana tiene vacíos legales que pueden hacer reo de la ley a cualquiera que incite a un acto público considerado como de agitación social. Sin embargo, la gente muestra su malestar y algunos convocan a bloquear gasolinerías en enero. Le faltarán policías al gobierno queretano en caso de que ello ocurra.
En el Museo de los Conspiradores de la bella ciudad de Querétaro se da cuenta de los movimientos históricos que dieron vida finalmente a la independencia nacional.
En Querétaro se reunían los insurgentes, bajo la protección del corregidor Miguel Domínguez y de su esposa, Josefa Ortiz de Domínguez.
En ese museo se cuenta la historia del
noble criollo Mariano, segundo Marquez de Raspiz, quien fue implicado en varias redes de conspiración del Bajío, pero a nivel de proclamas y ante la justicia de principios del siglo XVII pagó por ello.
El gobernador panista de la entidad, Francisco Domínguez, aplicó la ley por «apología del delito» al taxista Ruiz. El gobernador, cuando fue candidato a la primera magistratura, llamó a actos que hoy pueden ser calificados como delito. Cómo cambian las cosas.
Tiempos diferentes. Hace doscientos años los conspiradores y subversivos del orden hoy son héroes. El museo queretano da muestra de la inconformidad de la población por los altos impuestos de España.
Hoy los mexicanos protestan por el gasolinazo. Antes lo hacían de boca en boca. Hoy lo hacen por redes sociales.
En la Ciudad de México, Oaxaca, Guerrero, y otras entidades, convocar a un bloqueo por las circunstancias que sean, no es un delito, en algunas otras sí lo es.
Las épocas son muy diferentes. La inconformidad es la misma.