Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Lamentablemente y a pesar de todos los esfuerzos del gobierno federal, el número de homicidios en México comenzó a marcar una nueva tendencia a al alza, pues actualmente el índice de homicidios alcanzó niveles no vistos durante la actual administración. Los homicidios han aumentado 19% durante los últimos seis meses de 2021 en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Para los especialistas en la materia, lo preocupante es que los homicidios se están presentando de una forma más generalizada y extendida, es decir, en el pasado los asesinatos se concentraban en ciertos estados y municipios, por ejemplo, recordemos el caso de Ciudad Juárez, que alguna vez fue señalada como la “capital mundial del asesinato”, hoy en día son varias las entidades en condiciones similares, lo cual dificulta la capacidad de acción de las autoridades.
El aumento de la violencia no es propio de México, desde 2013, Latinoamérica es considerada la región más violenta del mundo por diversas ONG internacionales, y aunque algunos países mostraron mejoría en la reducción de la violencia durante 2014, otros como el nuestro sufrieron de un deterioro en la situación de seguridad, de por sí ya muy frágil.
A pesar de que las cifras oficiales sobre los índices de criminalidad proporcionadas por el Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) mostraron una disminución paulatina durante 2014, en los hechos estos números no terminaron por convencer a la ciudadanía. Ya que la percepción de inseguridad se ha mantenido alta en las Encuestas Nacionales de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública que anualmente realiza el INEGI.
La realidad es que la percepción de la ciudadanía se basa en sus experiencias, más que en cifras oficiales, pero si revisamos a detalle los números podremos observar cómo en efecto han estado aumentando de forma paulatina.
En este contexto, vale la pena mencionar el último Estudio Global sobre Homicidios 2021, realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en el cual señala que de los 437 mil homicidios ocurridos en todo el mundo en 2013, el 36% tuvieron lugar en América, desplazando así al continente africano del primer sitio, la condicionante de este fenómeno es el aumento de la violencia atribuida al crimen organizado.
Este informe sobre asesinatos de la ONU, revelaba un panorama sombrío sobre la situación de seguridad en América Latina, pero sobre todo en Centroamérica donde algunos países han resultado gravemente lastimados como consecuencia de la guerra contra el crimen organizado, y que hoy en día se enfrentan a niveles epidémicos de violencia.
El aumento de los homicidios dolosos y por ende de los episodios de violencia en México, pudiera estar directamente relacionado con los cárteles mexicanos, ya que deriva en la fragmentación de los grupos criminales y la posterior lucha de poderes entre los nuevos líderes emergentes, quienes buscan consolidarse en una región determinada.
La violencia en México no solo es producto del crimen organizado y la guerra contra las drogas, es una condición social con múltiples factores y actores directos e indirectos, así debe ser entendida por los encargados de elaborar las políticas públicas y leyes para prevenirla, erradicarla y sancionar a quienes la ejercen.