
Cardenal Kevin Farrell está al frente del Vaticano durante sede vacante
QUEENS, Nueva York, EU, 16 de abril de 2025.- La crisis alimentaria en Nueva York sigue intensificándose. Pese al frío inusual de esta primavera y al miedo persistente a las redadas migratorias, decenas de inmigrantes, en su mayoría hispanos, hacen largas filas en busca de alimentos, las escenas se repiten a diario frente a bancos de comida distribuidos por toda la ciudad, reflejando una necesidad que no deja de crecer.
Un estudio realizado por la organización sin fines de lucro Robin Hood, en colaboración con la Universidad de Columbia, según su reporte anual, reveló que uno de cada cuatro neoyorquinos vive actualmente en condiciones de pobreza, el nivel más alto registrado en los últimos siete años.
El informe atribuye esta situación al aumento constante en el costo de alimentos, vivienda, servicios públicos y otras necesidades básicas. Además, señala que uno de cada tres residentes de la ciudad ha dependido recientemente de bancos de alimentos para poder sostenerse.
Quadratín Hispano visitó dos centros de distribución de alimentos gratuitos en el condado de Queens: La Jornada, dirigida por el líder comunitario Pedro Rodríguez, y Community Center Service, bajo la dirección de Evelyn Heilbron, estos centros se han convertido en pilares esenciales para ayudar a los más necesitados.
En ambos lugares, las filas rodeaban manzanas enteras. Familias con niños, adultos mayores y trabajadores llegaban con bolsas y carritos, buscando llenar sus despensas con lo que pudieran conseguir.
Ahora mismo la comida está demasiado cara. Yo vengo desde Brooklyn porque la situación económica está muy difícil”, contó un joven de origen dominicano mientras esperaba su turno. “Es triste tener que venir tan lejos a buscar comida. Por los problemas políticos nosotros, los pobres, somos los que más sufrimos”.
Pedro Rodríguez, al frente de La Jornada desde hace más de una década, expresó su preocupación por la situación crítica que enfrenta la comunidad:
La necesidad nunca ha bajado desde la pandemia, aunque ya pasaron años, el daño fue enorme, muchas familias no se han podido recuperar, desde que se eliminaron las ayudas del gobierno federal, la pobreza ha crecido. Organizaciones como Food Bank y City Harvest nos han ayudado a sobrevivir. Además, ahora, con la crisis migratoria, hay personas que prefieren aguantar hambre por miedo a pedir ayuda y ser deportadas. Es doloroso ver esto”.
Por su parte, la senadora estatal Jessica Ramos, también aspirante a la alcaldía de Nueva York, compartió con Quadratín su frustración al ver cómo el esfuerzo actual de la ciudad no ha sido suficiente para cubrir las crecientes necesidades de la comunidad.
“Las filas en los bancos de alimentos se han triplicado. Nosotros mismos abrimos un banco de alimentos en 2023 ante la necesidad evidente. Vemos a personas mayores, jubiladas, familias donde incluso uno o ambos padres trabajan, pero aun así no les alcanza. En una ciudad tan cara como Nueva York, los salarios no cubren el costo de vida que sigue subiendo y los esfuerzos de la ciudad no ha sido suficiente para solventar esta crisis”, afirmó la Senadora.
En el Community Center Service, donde las filas aumentaban minuto a minuto, Evelyn Heilbron, directora del centro, compartió un testimonio igualmente preocupante:
“Desde hace unos meses la demanda se ha triplicado, pero no tenemos fondos suficientes. Las ayudas se han reducido, y no contamos con apoyo para cubrir ni siquiera temas básicos como el abastecimiento de alimentos. Las filas siguen creciendo, pero los recursos cada vez son menos. Aun así, gracias a Dios tenemos claro cuál es nuestra misión y es ayudar a quien lo necesite, sin condiciones”.
Organizaciones como City Harvest y Food Bank for New York City han desempeñado un papel clave en la respuesta a la creciente crisis alimentaria. Ambas entidades abastecen la mayoría de las despensas comunitarias en la ciudad.
City Harvest, con una red de 400 despensas de alimentos y comedores comunitarios, ha ayudado a alimentar a casi tres millones de neoyorquinos que luchan por llegar a fin de mes. Por su parte, Food Bank ha distribuido alrededor de mil 200 millones de libras de alimentos, aunque aún no es suficiente para satisfacer la enorme demanda de los residentes de la ciudad.
Pese a los esfuerzos, la realidad en las calles sigue siendo la misma, largas filas, manos cargadas de bolsas, y rostros marcados por el cansancio y la incertidumbre. La crisis alimentaria en Nueva York ya no es solo una consecuencia de la pandemia, sino una manifestación directa de las profundas desigualdades económicas que atraviesa la ciudad.