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CIUDAD DE MÉXICO, 26 de noviembre (Quadratín México).- Desde el hogar, en la vida cotidiana y en el proceder de los funcionarios que usan los recursos a su disposición para beneficio propio se advierte la impunidad, alertó investigador de la UNAM.
El pasado viernes se conmemoró el Día Mundial contra la Impunidad, esta se advierte desde el hogar, en la vida cotidiana y en el proceder de los funcionarios que usas los recursos a su disposición para beneficio propio.
Aseguró Daniel Márquez Gómez, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, y dijo que en el país se vive sin respeto a la ley ni al orden establecido, en confrontación entre quienes deciden cumplir con ésta y los que viven al margen de ella.
Por ello, en México la corrupción se ha constituido en un flagelo que provoca desvío de recursos públicos con fines privados, añadió.
La impunidad es una de sus principales consecuencias, lo que genera desconfianza hacia el aparato de administración y procuración de justicia, además de rechazo a la institucionalidad.
Márquez Gómez, en ocasión del Día Mundial contra la Impunidad, indicó que está enraizada en la identidad nacional y tiene dimensiones profundas.
Porque desde niños a los mexicanos se les educa en la mentira para eludir responsabilidades y así, en la vida adulta, recurren a prácticas como el pago de contraprestaciones ilícitas (mordidas) para evitar sanciones al violar normas de tránsito.
Éstas se vuelven conductas endémicas, a veces impulsadas desde la misma institucionalidad, expuso.
Mediciones internacionales advierten que las familias del país dedican entre 70 y 170 pesos por día a prácticas corruptas. El problema no radica en el diseño normativo o en los organismos dedicados a combatirla, sino en ideas heredadas desde hace siglos.
“Existen condiciones que favorecen la presencia de estas conductas”, que no hemos sido capaces de superar esta cultura, de la que se nutren el machismo, la violencia contra niños y mujeres, el callarse e inclinarse ante los poderosos y la imposibilidad de autocrítica y de enfrentar este lastre.
Por su parte, José Antonio Álvarez León, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán y especialista en derecho, consideró que por las condiciones prevalecientes, en nuestro país no hay un elemento formal para conmemorar esta fecha.
En México hay dos visiones sobre tal efeméride. Una tiene que ver con el trabajo de los observatorios ciudadanos y la movilidad social, para mostrar que aún hay procesos históricos sin resolver, lo que causa indignación, como también el señalamiento de actos de corrupción que generan y fortalecen los vínculos de impunidad.
Otro, agregó, es el lado institucional. “Se ha quedado en la intención de hacer cambios estructurales al sistema de justicia para agilizar el acceso a la misma y resarcir daños. Sin embargo, permanece en el tintero y tendrían que resolverse para, al menos, comenzar a dar pasos significativos”, detalló.
“La corrupción es un fenómeno que no está enraizado en un solo lugar, básicamente se gesta en términos formales en la práctica gubernamental, que se ejerce a través del sistema de justicia y de procuración”, añadió Álvarez León.
Si estos niveles de procuración e impartición están infiltrados por la delincuencia, por autoridades corruptas, por la protección de políticos, el flagelo crece y genera inseguridad”.
Cabe mencionar que el 23 de noviembre, Día Mundial Contra la Impunidad, es coordinado por un grupo de instituciones que defienden la libertad de prensa y de expresión en todo el planeta.
El objetivo es crear conciencia por la impunidad que rodea a la mayoría de casos de asesinatos contra periodistas y exigir soluciones a los gobiernos.
La fecha se instauró en conmemoración de la masacre de Maguindanao de 2009, una localidad de Filipinas, donde un grupo de forajidos acribilló a tiros y machetazos a 21 periodistas y una treintena de personas que protestaban por irregularidades en un proceso electoral.
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