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QUERÉTARO, 11 de noviembre (Quadratín México).- El presidente de Cumbre de Negocios México, Miguel Alemán Velasco, inauguró la décima edición del encuentro, que reúne a empresarios y políticos de diferentes países.
Ante la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla Miranda y el ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, subrayó que esta edición de la cumbre se da en un cambio de transición de gobierno.
Afirmó que con el título “Impulsos para un México Desarrollado”, la Cumbre tendrá análisis interesantes, como la relación de Los Pinos y la Casa Blanca, igual que la reflexión sobre el panorama económico.
A su vez, el gobernador José Calzada Rovirosa agradeció la confianza para ser la sede de esta cumbre por segunda ocasión y resaltó que México tiene una coyuntura que debe aprovechar.
“En unos cuantos días más Enrique Peña Nieto tomará protesta como presidente y se presenta una coyuntura extraordinaria, en el hecho de la reelección del presidente Barack Obama en Estados Unidos”, agregó.
Se pronunció por desarrollar las condiciones de políticas públicas y desarrollo social que permitan salir adelante, a fin de traducir la buena economía nacional en economías familiares.
Calzada Rovirosa reconoció la necesidad de responder con justicia a quienes demandan oportunidades de educación y oportunidades de empleo.
El presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), Oscar Peralta Casares, señaló que esta cumbre pone al nombre del estado en niveles “nunca antes vistos”.
Durante el inicio de la Cumbre, el director general de Foresight Discem Analytics, Paul Saffo, dictó la conferencia “El entorno mundial para el que México debe estar preparado”.
Señaló que ahora las crisis económicas tienen ciclos cortos y la recuperación se puede dar en menor tiempo, además de que se vive una volatilidad impulsada por la tecnología digital que agrega incertidumbre.
Reconoció que el mundo enfrenta un desempleo en el que se suple al trabajador por la tecnología, ya que las máquinas y los robots son más baratos, de manera que se opta por “robotizar” las líneas de producción.
Esto podría generar un desempleo “ciberestructural” que puede aumentar la desigualdad social, así como elevar la posibilidad de que desaparezcan las fronteras debido a los nuevos nexos de poder y del comercio.
“Nos enfrentamos a un mundo que está lidiando con las consecuencias de la globalización y la revolución tecnológica que no tiene fin, es una época de incertidumbre pero también de enorme oportunidad no sólo para que nos vaya bien, sino para hacer el bien”, dijo.
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