México se la juega en 2025
WASHINGTON, DC.– El gran triunfador de este “supermartes” estadounidense fue el negocio electoral. Tres mil millones de dólares fueron “invertidos”, en conjunto, por los dos candidatos presidenciales de los partidos Demócrata y Republicano –hubo otros dos, independientes– ¡en anuncios de televisión!
Y esto sólo en los estados –Florida, Virginia, Ohio, North Carolina, Colorado, Iowa, Nevada, New Hampshire, Wisconsin, Michigan– que hasta la mañana de ayer, aún no tenían definido el voto de sus consejeros electorales.
De haber hecho ese tipo de campaña en los 50 estados de la Unión, se habrían gastado 15 mil o quizá hasta 20 mil millones de dólares. Puede que todavía más si se consideran los costos de los spots en televisoras como las de las zonas metropolitanas de Nueva York o Los Ángeles.
La estadounidense, así las cosas, es hoy la “democracia” más cara del mundo.
Y también la más sucia. Decenas, cientos de spots fueron negativos. De ataque al contrario. De contraste, si bien les iba. Pero de crítica mordaz, directa, incluso sarcástica para debilitar al contrario, en una elección que estuvo cerrada hasta el último minuto.
Ni Obama ni Romney ganaron con ello.
Y aún así el electorado acudió a las urnas. Largas filas presencié, por ejemplo, en el recinto electoral instalado en la Walter Johnson Highschool, ubicado en la esquina de Democracy Boulevard –que no “de los corazones rotos”– y Rockspring Drive, en Bethesda, Maryland, a 40 millas al norte de la disputada Casa Blanca. Largas filas, sí, por ser uno de los estados que aún estaba en la categoría de “indeciso”… porque se votaban, además del presidencial, cargos al Senado, la Cámara de Representantes, jueces, integrantes del Distrito Escolar… y, porque también se sometían a referéndum siete cuestiones, la instalación de casinos y los matrimonios gay, destacadamente.
Electorado que, igual que en México, está polarizado. Y que va a dividirse todavía más tras el resultado electoral, lo que incrementará el grado de dificultad de los problemas a resolver por el inquilino de la Casa Blanca.
EL VOTO “HISPANO”
Los sufragios de los millones de originarios de América Latina han sido, por primera vez, decisivos en el triunfo del candidato presidencial.
Los más de 50 millones de “hispanos”de Estados Unidos pudieron reivindicar ayer su importancia –son ya la primera minoría en este país y, además, la que más rápido crece– en las elecciones presidenciales, convirtiéndose en un factor decisivo en el resultado.
Dos de cada tres de ellos dieron su voto a Obama en 2008 y, según los últimos sondeos, ese margen se vio ampliado en estas elecciones hasta un 73 por ciento, mientras que Romney habría recibido apenas un 21 por ciento.
El electorado hispano, además, creció un 26% desde hace cuatro años. Y va en aumento.
Una encuesta reciente de Pew Hispanic Center destacó que el número de hispanos que creen que el Partido Demócrata “se preocupa más” por los latinos aumentó del 45 % en 2011 al 61 % en la actualidad.
Sólo un 10 % de los latinos opinó lo mismo del Partido Republicano, una caída respecto al 12 % del año pasado.
Asimismo, el 61 % de los votantes latinos registrados dijo que “ha pensado mucho” sobre los comicios presidenciales, en comparación con el 70 % del resto de los votantes.
Sin embargo, el 67 % de los adultos latinos dijo creer que su voto tendrá “un gran impacto” a la hora de definir al vencedor de los comicios presidenciales.
El 97 % de los votantes latinos expresó confianza en que cuenta con los documentos de identificación necesarios para participar en los comicios, opinión que también expresó el 95 % de los latinos inscritos en los once estados que han promulgado leyes que exigen el uso de una cédula de identidad para emitir su sufragio.
Para los votantes latinos, la educación, el empleo, la economía y la salud figuran entre los asuntos que más les preocupan, mientras que para un 34 % la inmigración es un asunto “extremadamente importante”.
Pero, cuando la política es negocio de billones de dólares, lo que menos importa es el pensamiento y sentimiento de los electores, ¿o no?
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QMX/fr