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CIUDAD DE MÉXICO, 13 de octubre (Quadratín México).- Joaquín Sabina, el de la voz de lija, el canalla, y Joan Manuel Serrat, de la voz de terciopelo, el poeta; son dos pájaros en peligro de extinción, se picotean, se provocan, a veces hasta parece que se atacan, pero anoche enseñaron su plumaje y su canto a casi 10 mil personas en el Auditorio Nacional.
A cinco años de su anterior trabajo en conjunto, los cantautores españoles iniciaron este viernes la serie de 12 conciertos que ofrecerán en la capital mexicana y en las ciudades de Puebla, Monterrey, Guadalajara, Chihuahua y Aguascalientes, como parte de la gira “Dos pájaros contraatacan”.
El andaluz y el catalán promocionan su último disco “La orquesta del Titanic”, con temas inéditos escritos a cuatro manos, que funcionó como una bocanada de aire fresco que el dúo necesitaba para que el regreso no sólo fuera una compilación de éxitos, sino también un bis de “Dos pájaros de un tiro”.
El piano de Ricard Miralles y las guitarras de Pancho Varonna y Antonio García de Diego, y el resto de la orquesta conformada por otros cinco músicos y dos coristas anunciaron el inicio del concierto con los primeros acordes de “Hoy puede ser un gran día”, de Serrat.
El admirador del Real Madrid y el seguidor del Barcelona, entraron al escenario y despertaron los primeros gritos de una audiencia que se entregó a ellos con fervor y que celebró cada una de las bromas que se jugaron durante las casi tres horas que duró el recital.
El arranque fue una combinación entre la novedad y los temas de imposible oxidación, entre ellos “Acuérdate de mí”, uno de los hits del nuevo material y continuaron con “Y sin embargo”, después se escuchó la voz en off de Marcos Mundstock, del grupo Les Luthiers.
Así, la narración que indicó que Sabina y Serrat eran integrantes sobrevivientes del hundimiento del célebre barco, la dupla demostró que el vuelo que han emprendido por los escenarios de todo el mundo durante 40 años, los ha convertido también en una suerte “showman” y cantaron “La orquesta del Titanic”.
Serrat, uno de los primeros artistas populares en pisar en los años 60, el Palacio de Bellas Artes, cuando era considerado la casa de ópera y de la música de concierto del país, abandonó el escenario para que el público disfrutara de su amigo, como él disfrutaba del público.
Un Sabina con la frente muy alta y la lengua más larga, como la protagonista de su famosa canción, hizo su primera declaración llena de picardía. “Ustedes no deben de creer todo lo que ven y oyen, en realidad no somos tan amigos, nos falta el sexo, pero él no quiere, yo sí porque siempre estoy abierto a todo”, dijo.
Y añadió: “Hace 40 años yo tocaba en tugurios repugnantes, en el Metro, era una rata de alcantarilla y él ya cantaba en el Golden, Golden, Golden Hall, y yo, desde entonces, ya me aprovechaba de su talento porque yo le cantaba a los culos de las señoritas con canciones de Serrat”.
Enseguida, “De cartón de piedra”, de Serrat. Luego, el primer acorde de “19 días y 500 noches” hizo vibrar al público que coreó el tema desde la primera a la última estrofa. Al volver Serrat, aprovechó para responder a Sabina:
“Yo soy un mal hombre, un miserable, un hombre ruin y desalmado, pero eso sí, jamás en la vida, mi bajeza llegó a tanto como para tener que usar una canción de Sabina para poder tocarle el culo a una señorita”, expresó.
“Cuenta conmigo”, “Eclipse de mar”, “Mediterráneo”, “Señora” fueron la antesala de uno de los momentos de mayor significación para los mexicanos, la interpretación de “Por el boulevard de los sueños rotos”, con la que recordó a Chavela Vargas, fallecida en agosto pasado.
“No me gustan las misas, sobre todo si son de difuntos, ni me gustan los funerales, así que esta canción no la escribí para cantarla post mortem, sino que la escribí para celebrar la vida y calentarle el corazón a mi cuatachona Chavela Vargas”, dijo el cantautor oriundo de Ubeda.
La dupla siguió con “Princesa”, seguida de “Una canción para Magdalena”, de Sabina, cuya interpretación de Serrat, sirvió al andaluz para hacerle un reclamo juguetón. “Yo hice mis canciones para una voz de lija, que es la mía, pero cuando él las canta con su voz de terciopelo, la Magdalena no parece ni puta”, dijo.
“Tu nombre me sabe a hierba”, “Martínez”, “La del pirata cojo”, con la que Serrat la hizo de malabarista con tres pelotas de tenis, y “Esos locos bajitos”, fueron aplaudidas por el público que disfrutaba del sentido del humor de los españoles.
Los cantautores, con sombrero de charro en mano, decidieron hacer un homenaje más a México, el país que siempre los recibe “con tequilitas” con su propia versión de “Serenata huasteca”, en la que combinaron el coro “qué voy a hacer si de veras te quiero”, con frases como “si tú te vas con Zapata yo me voy con Pancho Villa”.
“Más de cien mentiras”, “Hoy por ti, mañana por mí”, “Tan joven y tan viejo”, “Para la libertad”, fueron casi el punto final de la noche, marcado por “Contigo” y “Cantares”, dos de los temas más clásicos del repertorio de estos pájaros ibéricos.
La ovación de pie, los “te amos” y los gritos del público consiguieron que los artistas volvieran al escenario. Con “Aquellas pequeñas cosas”, de Serrat, y “Noches de boda/Y nos dieron las diez”, de Sabina, con la que se despidieron de la audiencia.
La gente seguía pidiendo más, por varios minutos continuaron aclamando la presencia de los españoles, pero los dos pájaros emprendieron el vuelo.
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