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CIUDAD DE MÉXICO, 25 de abril de 2019.- En comparecencia ante el Pleno del Senado de la República, el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo Montaño, admitió que México padece una inseguridad crónica e histórica como no había sucedido en el país desde la época de la Revolución.
El costo de la espiral de violencia es más que crítico: “alrededor de 5.6 billones de pesos en 2018”, cifra equivalente al 24 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo a estimaciones del Instituto para la Economía y la Paz de México, o 21.6 por ciento del mismo valor monetario, según el Foro Económico Mundial.
Bajo protesta de decir la verdad, el senador con licencia dijo que la inseguridad y la violencia han lastimado por décadas a la sociedad mexicana y en una fría, desapasionada y objetiva evaluación, se concluye que el país atraviesa una crisis estructural de seguridad que trasciende responsabilidades sexenales.
En su valoración, el Secretario de Seguridad consideró que todas las fallas estructurales del sistema político, económico y social, se expresan precisamente en la inseguridad. “Son las consecuencias de un modelo económico, sectario y excluyente”, agregó.
Por ello, Durazo Montaño dijo que se tienen generaciones perdidas a causa de la violencia o se habla con naturalidad de una cultura de la muerte. En estas circunstancias de violencia e inseguridad apuntó que confluyen factores diversos empezando por los de índole económico y social.
Pero si la marginación y la falta de opciones de sobrevivencia económica se encuentran en la base de la crisis de seguridad que enfrenta el país, enfatizó que la corrupción prevaleciente es la razón primaria de su descontrol, de su crecimiento y de la imposibilidad de contrarrestarlo e incluso de contenerlo.
En cifras alarmantes, expuso que en unos cuantos años la tasa de homicidio nacional pasó de 13 a 23 por cada 100 mil habitantes, según reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Detrás de los miles de robos, secuestros y homicidios, subrayó que están los huérfanos y la estabilidad y salud destrozadas de familias completas. “Estas cifras nos hablan de un orden social descompuesto e históricamente excluyente”, indicó en la dimensión del desafío que México tiene en materia de seguridad.