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La institución educativa refirió que uno de cada tres niños mexicanos sufre de obesidad, que puede tener como consecuencia una futura población con enfermedades crónicas y calidad de vida deficiente.
La investigadora de la Facultad de Enfermería (Faen), Velia Margarita Cárdenas Villarreal, indicó que ante tal problemática social realizan una investigación que busca relacionar la calidad y cantidad del sueño con la obesidad.
“En adultos se ha estudiado que dormir menos de las horas recomendadas por noche puede afectar el sistema neuroendocrino, que regula hormonas involucradas en el control del apetito y gasto energético, entre ellas la leptina, responsable de la sensación de saciedad; y la ghrelina, que regula el apetito”, dijo.
Además, dormir menos puede provocar fatiga y somnolencia, signos asociados con una disminución de la actividad física.
Expresó que “por lo tanto, menos horas de sueño por noche puede provocar al día siguiente mayor apetito, mayor fatiga, menor deseo de realizar actividad física y con el tiempo mayor obesidad”.
La investigadora dijo que para descubrir cómo afecta esta situación a los jóvenes de Monterrey y su área metropolitana, se realizó un estudio con adolescentes entre 12 y 18 años de edad en una escuela secundaria y una preparatoria.
La recomendación en tiempo de sueño para los adolescentes es de nueve horas; sin embargo, a causa de la tecnología como los videojuegos, la televisión y las redes sociales, es común que los jóvenes vayan a dormir a altas horas de la noche y despierten temprano para ir a la escuela, indicó.
Mediante encuestas se valoraron el horario en el que van a dormir los adolescentes, el tiempo que tardan en conciliar el sueño, la cantidad de tiempo que duermen, y la hora en que despiertan, encontrando que en promedio sólo duermen seis horas por noche.
“Sólo el 27 por ciento de los jóvenes encuestados calificaron tener buena calidad de sueño de lunes a viernes, en fines de semana la cantidad aumenta considerablemente hasta un 58 por ciento”, expresó.
Dijo que “los resultados mostraron que los adolescentes que reportaron menos horas de sueño por noche, presentan mayor riesgo de obesidad, a diferencia de los que dormían las horas recomendadas, pues tienden a aumentar su porcentaje de grasa y perímetro de cintura”.
“También se observo que al día siguiente reportaban mayor hambre y sedentarismo, además, los que dormían siestas en el día presentaron mayor nivel de antojos por alimentos con alto contenido calórico”, agregó.
Cárdenas Villarreal refirió que ” el sueño puede ser uno de los factores que contribuye al problema de la obesidad”.
Recomendó a los jóvenes tener horarios regulares para dormir, incluso en fines de semana y evitar actividades de alerta como el estudio o videojuegos una hora antes de dormir.
También sugirió no ingerir refrescos de cola y bebidas con cafeína después del mediodía, no dormir con la televisión encendida y practicar ejercicio regularmente.
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