Destaca EU soluciones para protección y residencia de refugiados
CIUDAD DEL VATICANO, 29 septiembre (Quadratín México).- México fue involucrado hoy incidentalmente en la primera audiencia del “juicio del siglo” en El Vaticano, el proceso contra el ex mayordomo papal, Paolo Gabriele, por el robo de documentos confidenciales del papa Benedicto XVI.
Una de las primeras acciones de la vista de este día fue la aclaración, de parte del promotor de justicia (fiscal) Nicola Piccardi, que un cheque encontrado en la casa del mayordomo en un cateo y que tenía como destinatario al pontífice, no procedía de una universidad mexicana.
Originalmente los magistrados vaticanos habían pensado que el bono, fechado el 26 de marzo de 2012, procedía de la Universidad Católica San Antonio de Guadalupe, la cual creían como una institución mexicana.
Esto porque la fecha del cheque coincide con la estancia que cumplió el Papa en México en su más reciente viaje apostólico.
En el aula del tribunal, Piccardi aclaró que esa primera información fue errada y, en realidad, el cheque fue donado por la Universidad Católica San Antonio de Murcia, en España, que recientemente abrió una filial en Cuba.
También estableció que el mismo fue dado al secretario del Papa, Georg Gaenswein, y a través de él llegó a las manos del ex mayordomo. La entrega tuvo lugar en La Habana, segunda etapa de la gira papal de marzo pasado.
El fiscal además anunció que entre las actas del juicio se incluyó una fotografía del cheque, aunque reconoció que no se le imputa un “dolo excesivo” a Gabriele en la apropiación del mismo, así como de una pepita de oro y un incunable, objetos también hallados en su casa.
De esta manera y en medio de severas restricciones a la prensa se dio inicio hoy al juicio contra Gabriele, el infiel ex mayordomo del Papa, acusado de robar documentos confidenciales del papa.
Mediante el juicios se busca aclarar cómo y por qué Gabriele, quien en caso de ser encontrado culpable enfrenta hasta seis años de cárcel, extrajo ilegalmente documentos secretos de la Santa Sede, así como un cheque girado en favor del Pontífice, pepitas de oro y libros antiguos de gran valor.
Con una imputación mucho menos grave, la de haber colaborado con el ex mayordomo del Papa, ese mismo día podría también comparecer ante la justicia vaticana el informático de la Secretaría de Estado, Claudio Sciarpelletti.
El incidente, conocido como Vatileaks, ha sido calificado como una historia sórdida que no sólo ha tocado al Papa en primera persona, toda vez que algunos de los documentos salieron de su estudio, sino que ha hecho surgir muchas interrogantes entre los católicos italianos y no italianos, que no parecen convencidos de que el ex mayordomo haya actuado solo y con el único objetivo de ayudar a Benedicto XVI, como se lee en el documento de su envío a juicio.
De hecho, en el documento se menciona que Paoletto citó los nombres de otras personas que en alguna forma estarían implicadas en el caso.
A esos otros implicados sólo se les ubica con una sola letra, con el propósito de ocultar su identidad, cosa que en realidad ha funcionado sólo a medias.
Una de las cartas secretas difundidas por la prensa está firmada por el arzobispo Carlo María Viganó, actual embajador de la Santa Sede en Estados Unidos y ex secretario general del “Governatorato” de la Ciudad del Vaticano, quien en la misma denuncia al Papa la “corrupción y mala gestión” en la administración de esta institución religiosa.
En esa y otras misivas también aparecen los nombres del cardenal Tarcisio Bertone y los de otros altos prelados de la Iglesia de Roma, alguno de los cuales podría ser el verdadero Cuervo, es decir, la persona que utilizó los servicios de Paolo Gabriele o que se aprovechó de su ingenuidad y hoy es convertido en chivo expliatorio.
QMX/oab