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Libros de ayer y hoy
Irinea y Malena, mujeres de lucha
@guerrerochipres
Irinea y María Elena son mujeres de lucha que han abierto camino para acabar con la impunidad en el feminicidio y la violencia ácida.
Ninguna lo planeó así. La falta de voluntad, incapacidad o carencia de herramientas de los aparatos de justicia de sus entidades las obligaron.
El asesinato de Mariana Lima, la hija de Irinea, significó una sentencia histórica de la Suprema Corte para la investigación de todo homicidio contra una mujer. El ataque con ácido a María Elena Ríos llevó a la tipificación de esta conducta brutal.
Este lunes y luego de casi 13 años, el homicida —dicho así y no feminicida porque cuando cometió el crimen aún no se tipificaba el feminicidio— de Mariana fue sentenciado a 70 años de prisión.
El 28 de junio de 2010, en Chimalhuacán, Estado de México, Mariana fue asesinada por su esposo Julio César Hernández Ballinas, un comandante de la Policía Judicial del municipio que intentó que la muerte pasara como suicidio.
A pesar de las evidencias de violencia contra la joven y la manipulación de elementos de prueba —unos no resguardados y otros no considerados—, el ministerio público dio carpetazo.
Irinea y su esposo iniciaron un largo camino que llevó a que en 2015 la Corte emitiera la sentencia 554/2013, en la que ordenó 1) que el caso se reabriera y fuera investigado como feminicidio, y 2) que toda muerte violenta de mujeres sea investigada con perspectiva de género.
La agente del MP que reabrió el caso y condujo a la condena de Hernández Ballinas es ahora la fiscal de feminicidios de Ciudad de México: Brenda Celina Bazán.
Coincidentemente, el mismo día que se emitió la sentencia al asesino de Mariana, en un foro organizado por la diputada Marcela Fuente Castillo, en el que también estuvo la secretaria de las Mujeres, Ingrid Gómez, se analizaba la perspectiva de las reformas para tipificar la violencia ácida.
Este tipo de agresiones representan una violencia feminicida, que atenta contra la destrucción de la persona en su físico La consejera en género del Consejo Ciudadano de la CDMX, María Elena Esparza, la ha llamado feminicidio emocional, es decir, la aniquilación de la identidad psicológica que profundiza en el ejercicio de poder sobre la mujer, su familia y sus descendientes.
Unos días antes, el 9 de marzo, la Cámara de Diputados aprobó reformas al Código Penal Federal para sancionar hasta con 22 años de cárcel la violencia ácida, una lucha que iniciara María Elena Ríos.
El 9 de septiembre de 2019, Malena —como le dice su familia— fue atacada con ácido en Huajuapan de León, Oaxaca. Desde un principio señaló como el autor intelectual a su ex pareja, el entonces diputado priista Juan Antonio Vera Carrizal, pero fue dos años después cuando lo detuvieron.
Este un año, el juez de control Teódulo Pacheco había ordenado que la prisión preventiva al acusado se cambiara por prisión domiciliaria; la medida no se aplicó y al juzgador lo retiraron del caso.
Sin planearlo, Irinea y María Elena se convirtieron en referentes de una lucha por la justicia de las mujeres que aún no termina.
Salvador Guerrero Chiprés es presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia en la Ciudad de México