Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
CIUDAD DE MÉXICO., 11 de noviembre de 2021.- Las mujeres parecen encontrarse más cerca que nunca de alcanzar la difícil igualdad de género: cada vez hay más ejecutivas, directoras, jefas. Sin embargo, la percepción general es que en esto hay una exigencia desmesurada, una carga despiada impuesta sobre los hombros de quienes logran acceder a una posición así. Ello se debe a la forma en que las mujeres han sido educadas… desde el principio de los tiempos.
(Mal) educadas (Planeta), de María Florencia Freijo, es un espléndido y esclarecedor ensayo sobre la educación femenina, un conjunto de prejuicios de origen antiguo diseñado para conservar vigente el sistema de desigualdades mejor conocido como patriarcado, el cual mantiene a las mujeres en una situación de sumisión e inferioridad.
Exceptuando a ciertas culturas y algunas etapas de la historia europea u occidental, las mujeres han sido relegadas a labores de procreación, crianza, cuidados y domésticos. A partir de la concepción masculina sobre ellas como un otro inferior, no un igual, se les ha procurado una educación distinta, designada para reforzar estos estereotipos incluso en sus propias cabezas, agregando aun en nuestro tiempo nuevas formas de control: la belleza, expectativas sobre su carácter y comportamiento, etcétera.
“Las mujeres fuimos, somos y seguimos siendo retratadas como otredad de un mundo que funciona de manera ordenada y correcta si y solo si nosotras somos buenas. De otra manera, somos ese objeto que aparece retratado como disruptor del mundo público: la mujer que hizo separar a tal banda musical, la mujer que perjudicó la vida política de tal hombre público, las mujeres que hacen que los hombres pierdan la cabeza”.
La autora hace un extraordinario repaso histórico y cultural de estas nociones, revelando de qué manera esta educación solo ha servido para perpetuar la dominación sobre las mujeres, incluso cuando creen haberse liberado. Solo el conocimiento de estos mecanismos y su desarme podrá otorgar una libertad consciente y perdurable a las siguientes generaciones.
María Florencia Freijo nació en Mar del Plata en 1987. Es licenciada en Ciencia Política y está especializada en perspectiva de género en el sistema de justicia por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Su trabajo como asesora legislativa, ayudando a reducir la brecha de género en el área pública y en el sector privado, la ha llevado a los principales medios argentinos y a ofrecer charlas en universidad latinoamericanas y europeas. Ha trabajado en Alemania, Paraguay y Ecuador en temas referidos al desarrollo humanitario y de acceso a los derechos humanos.