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¡La Presidenta y sus mayores disparates!
Acaso el mayor disparate de la primera presidenta de México haya sido reclamar, al gobierno norteamericano, la fortuna que se decomise al criminal confeso, Ismael Zambada, “El Mayo”.
Y es una “bobada” porque durante casi siete años los gobiernos de Morena regalaron impunidad total al fundador del Cártel de Sinaloa y ahora reclaman un “botín de sangre”.
Pero vamos por partes.
Desde hace casi siete años, al arranque de la gestión presidencial de López Obrador, aquí dije que los políticos y gobernantes de Morena parecían enfrascados en una competencia por encontrar a los “valientes” –él o ella--, capaz de decir o cometer el mayor disparate.
Y es que, atolondrados con el poder, tanto políticos, como gobernantes, líderes y dirigentes de Morena entraron en una vorágine de estulticia nunca vista en México.
Pero la señal más ominosa la vimos cuando la estupidez se convirtió en poderosas políticas públicas, como la creación del Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado; una verdadera cueva de “Alí Babá” y sus 40 ladrones.
En efecto, esa nueva “institución” –cuyo dinero recuperado sería para “los pobres” --, no fue más que una estratagema “engañabobos” para el saqueo de dinero público desde lo más alto del poder presidencial.
Sin embargo, ese era apenas el principio ya que, por ejemplo, todos atestiguamos el descomunal engaño que desde Palacio orquestó el propio mandatario, con el cuento de “la rifa” del avión presidencial.
Al final de cuentas miles de idiotas creyeron el nuevo disparate que volvió a llenar los bolsillos de un puñado de ladrones de la “4-T” y a quienes nadie llevó ante la justicia.
De esa manera, “como pateando un bote”, el sexenio “lopista” acabó entre ocurrencias depredadoras como la “Mega-Farmacia”, el Tren Maya y otras que terminaron en groseras iniciativas para el saqueo de dinero público.
Y viene a cuento el tema porque una vez transcurridos los primeros once meses del gobierno de Claudia Sheinbaum, la primera presidenta no ha estado exenta de disparates que, al final de cuentas, no sólo han confirmado la continuidad de “las tonterías como políticas públicas”, sino que atentan contra instituciones fundamentales en democracia.
Así, por ejemplo, el nuevo gobierno gastó miles de millones de pesos en una de las mayores farsas de la historia; la elección del nuevo Poder Judicial, que no fue más que una burla a los ciudadanos para imponer una verdadera dictadura a nombre de los electores. Una autocracia que no solo mató al INE y al Tribunal Electoral, sino a todo el Poder Judicial.
Y es que hoy la presidenta tiene todo el poder en sus manos; los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, lo cual la convierte en la mujer al frente de la más joven de las dictaduras del mundo.
Una dictadura basada en engaños, mentiras, datos falsos, además de cuestionables alianzas con el crimen organizado, a cuyos jefes mafiosos su gobierno regala impunidad total.
Por eso, resultó de risa loca el disparate lanzado por la presidenta desde su mañanera del pasado miércoles 27 de agosto del 2025, cuando dijo que su gobierno solicitaría a su homólogo norteamericano, entregar a México el dinero decomisado al fundador del Cártel de Sinaloa, “El Mayo” Zambada.
Así lo dijo Claudia Sheinbaum: “Si hubiera una incautación de recursos por parte del gobierno de Estados Unidos, pues obviamente estaríamos pidiendo que se diera a México para la gente humilde”. (FIN DE LA CITA)
En un primer momento muchos de quienes siguen las “mañaneras” pensaron que se trataba de una broma, pero la propia presidenta lo confirmó.
Y por eso las preguntas.
¿Cómo entender que, por casi siete años, los gobiernos de Morena se han coludido con el crimen organizado, le han entregado entidades federativas completas, han brindado impunidad y ahora reclaman un “botín de sangre”?
¿Qué significa que la presidenta que no movió un dedo para capturar a criminales como Ismael Zambada, ahora reclame miles de millones de dólares, dizque para ser entregados a los pobres?
¿Por qué en lugar de esperar que el gobierno norteamericano detenga a los criminales y les incaute sus fortunas, la presidenta no ordena la captura de esos narcos y que lo incautado sirva para rehabilitar a las víctimas del crimen?
Lo cierto es que no se le pueden pedir “pera al olmo”.
Y es que, en el fondo, el populismo “engañabobos” desborda a la presidenta Sheinbaum, sin que nadie de su entorno cercano sea capaz de poner freno a los crecientes disparates de Palacio.
Disparates que en toda dictadura resultan más perniciosos que la violencia de las propias bandas criminales.
Al tiempo.