¿Cooperar desde la desconfianza?/Felipe de J. Monroy*
¡Se los dije; Claudia sólo es un florero!
¿No qué no?
¿No decían los “fanáticos morenistas”, que Claudia nunca permitiría ser otro de los “floreros” de López Obrador?
¿No decían que era un invento de Ricardo Alemán que, con Sheinbaum viviríamos un Maximato al mejor estilo de Calles, en México y de Perón, en Argentina?
¿No aseguraban que, al concluir su mandato, Obrador se retiraría por completo de la vida pública y que no metería las manos en el gobierno de su criatura?
¿No juraban y perjuraban a favor de la supuesta independencia de “la señora presidenta” y hasta la creían capaz de una impensable fortaleza para sacudirse “al marcho” que la mangonea?
¿Y qué dicen ahora esos “fanáticos morenistas”, una vez que Obrador le impuso a Claudia al gabinete completo, que le ordena qué hacer y qué decir frente al nuevo presidente norteamericano, que le impuso a la señora Piedra al frente la CNDH y que a diario le ordena “a quien atacar”, “a quien perseguir” y, sobre todo, “qué callar”?
Lo cierto es que nadie puede negar lo que está a la vista de todos; que “la señora presidenta” no es más que el “mayor florero” del dictador López Obrador, a quien nada le importa “denigrar la investidura presidencial” para demostrarle al mundo quien manda en México.
El problema, sin embargo, es que el agravio del sátrapa López no sólo es contra la democracia mexicana, contra “la señora presidenta” y contra los mexicanos todos, sino contra los derechos humanos, que con la señora Piedra al frente de la CNDH, han sido y seguirán siendo letra muerta en México.
Grosero e intolerable agravio que, además, deja a los mexicanos en total indefensión frente a los abusos de un Estado militarizado y de una autocracia capaz de cualquier abuso de poder con tal de mantenerse en el poder.
Y es que, para entender la gravedad de la reelección de la señora Piedra al frente de la CNDH, basta decir que, una vez aprobada la reforma al artículo 19 constitucional –que establece los nuevos criterios “de la prisión preventiva oficiosa”–, todos los ciudadanos estaremos expuestos a ser llevados a prisión por ocurrencias de distintas instituciones del Estado, sin que nadie pueda defender nuestros derechos humanos, ante los abusos de la autoridad.
Esa indefensión y la virtual destrucción de la CNDH –al dejarla en manos de una incondicional del dictador AMLO–, convierte a México y a su gobierno en una dictadura pura y dura, lo que llevará al mundo a romper convenios y tratados internacionales, como el propio Tratado de Libre Comercio, TMEC.
Pero tampoco se trata de novedad alguna.
Y es que en el Itinerario Político del pasado 11 de noviembre del 2024, titulado: “¡López Obrador aún manda en Palacio!”, dije que nadie sabía dónde estaba el ex presidente, López Obrador, pero lo que todos saben es que sigue siendo el “mandamás” de Palacio.
Así lo dije: “Lo que sí se sabe, es que el expresidente aún manda en Palacio, lo que día a día relega más a la presidenta, Claudia Sheinbaum.
“Y si aún tienen dudas de que López sigue siendo el verdadero mandamás en el segundo gobierno federal de Morena, sólo basta con un recuento elemental de hechos, para confirmarlo.
“1.- La más escandalosa prueba de que Obrador sigue siendo el “mandón” en el gobierno de la espuria Claudia, es la grosera imposición de Rosario Piedra, en la terna para elegir a la nueva presidenta de la CNDH.
“Resulta que el ex presidente se empeñó en la reelección de la señora Piedra, a pesar de que en la evaluación realizada por el Senado quedó en el último lugar. Es decir, resultó reprobada.
“Sin embargo, y a pesar de lo grotesco que resulta la mano de López en el intento de reelección de la señora Piedra, la “señora presidenta” no tuvo más remedio que callar y acatar.
“2.- Por cierto, una lógica idéntica a la ocurrida durante la imposición de todo el gabinete legal y ampliado de la presidenta Sheinbaum.
“Es decir que, en los hechos, Obrador le impuso todo el gabinete a su sucesora, de tal manera que todos los secretarios de despacho y los directores le reporta al ex presidente, antes que a la presidenta. El Maximato puro y duro.
“Y el mejor ejemplo son “las mañaneras”, donde casi a diario la presidenta se apresura a citar a su mentor, por su nombre y de forma elogiosa, para confirmar que sigue “los pasos de López””… (FIN DE LA CITA)
Sí, resulta de risa loca el servilismo de “la señora presidenta”, quien la mañana de ayer elogió de manera desmedida a López, a quien le cantó las mañanitas, por su cumpleaños.
¿Y ahora qué dicen los “fanáticos lopistas”?
¿Aún dudan que vivamos en un Maximato? ¿Dudan que Claudia no sea más que un florero?
Se los dije. Al tiempo.