Abanico
¡Democracia selectiva; fraudes de AMLO y Evo!
Igual que la mayoría de los dictadores modernos, el mexicano López Obrador y el boliviano Evo Morales, son ‘demócratas de contentillo’, de temporal, que practican la democracia selectiva y hasta facciosa, propia de su naturaleza autoritaria.
¿Por qué?
Porque cuando conviene a su ambición de poder –al personalísimo interés de cada uno–, tanto Obrador como Evo denuncian fraude electoral y, en sentido contrario, cuando la realidad los rebasado entonces denuncian un golpe de Estado.
Lo curioso, sin embargo, es que los dos dictadores –Obrador y Evo–, en su momento han defraudado la voluntad popular y –también en los dos casos–, han recurrido al sambenito del golpe de Estado. ¿Lo dudan?
Como saben, Evo Morales llegó a la presidencia de Bolivia de manera legítima, bajo las reglas democráticas.
Como también están enterados, la Constitución de Bolivia establecía que el presidente sólo podía permanecer en el cargo dos periodos consecutivos. Para reelegirse, evo Morales modificó la Constitución de su país y, de esa manera, consiguió un tercer mandato.
Luego, transformado ya en un dictador, intentó mantener el poder y, para ello, convocó a un plebiscito, el cual le negó un cuarto mandato.
Entonces Evo volvió a modificar la Constitución y recurrió a trampas políticas y legales como el ‘chabacano’ argumento de que sería violatorio de sus derechos humanos no permitirle buscar una cuarta candidato presidencial.
De manera ilegal Morales se metió a la boleta electoral y, la noche del 22 de octubre de 2019, Evo tiró el sistema electoral cuando iba abajo en las preferencias electorales y, luego de 23 horas, restableció el sistema y se hizo el milagro. ¡Ya estaba en primer lugar!
Los opositores bolivianos denunciaron fraude y recurrieron a la OEA, que mandó una misión de expertos electorales que, sin problema, decretaron que era fraudulenta la elección que hizo presidente a Evo Morales.
¿Y qué dijeron del fraude electoral los gobiernos de México y de otros países amigos del dictador Morales? El gobierno de Obrador se quedó callado ante el grosero fraude de Morales, a pesar de que AMLO siempre combatió a los gobiernos fraudulentos.
En respuesta, el espurio presidente de Bolivia ordenó su propia investigación; indagatoria que también reveló que su intento por ser presiente, por cuarta ocasión, fue un grosero fraude electoral.
Ante la contundencia de las dos investigaciones, la OEA decretó que el gobierno de Bolivia debía proponer una nueva elección, lo que en un primer momento fue aceptado por Evo Morales.
Sin embargo, ya era tarde para una rectificación. ¿Por qué?
Porque el fraude cometido por Evo Morales –en realidad un verdadero golpe de Estado–, ya había sacado a la calle a dos millones de bolivianos que se dijeron engañados.
Y la historia llegó a su fin cuando militares y policías nacionales de Bolivia se negaron a reprimir la pueblo y le pidieron la renuncia a Morales.
Como queda claro, los fraudes y los verdaderos golpes de Estado fueron cometidos por el gobierno de Evo Morales, el mismo que ahora se dice víctima de un golpe de Estado
Y también queda claro que, para el gobierno mexicano, en realidad existe una democracia selectiva; ya que cuando le conviene al presidente Obrador, ve horrendos fraudes electorales pero, en sentido contrario, cuando no conviene a su interés entonces ve un golpe de Estado.
Pero el mexicano López Obrador también ha sido promotor de golpes de Estado que le han permitido colonizar todo el aparato de Estado.
Fue un golpe de Estado todo el andamiaje que utilizó el gobierno de Obrador, a través de sus ‘fiscales carnales’, para tirar de la Corte al ministro Eduardo Medina Mora.
Fue un golpe de Estado la imposición como gobernador por cinco años del sátrapa Jaime Bonilla, quien había sido electo sólo por dos años.
Y fue un golpe de Estado la imposición de la espuria presidenta de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra, quien no cumplía con los requisitos de ley para ocupar el cargo. Aún así, por orden del presidente Obrador, el Congreso la impuso en medio de un grotesco espectáculo de barbarie política y física.
López Obrador ha dado tres golpes de Estado y, con una gran dosis de cinismo, en días pasados habló de un posible golpe de estado contra su gobierno.
Lo cierto es que las tiranías de AMLO y de Evo parecen cortadas por la misma tijera; la tijera de la democracia selectiva.
Al tiempo.