El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
¡Escoria intocable en el gobierno de López!
Les llaman Los Intocables porque a pesar de que son emblema de la peor descomposición política imaginable en México –ladrones, violadores, secuestradores y criminales–, cuentas con la impunidad total de Palacio.
Y son la escoria del gobierno de López Obrador; los desechos sociales convertidos en gobierno, la vileza en el poder, los bichos en el partido oficial, los gusanos malolientes de la 4-T y las ratas que saquean el dinero público.
Y, paradójicamente, son los más cercanos colaboradores del presidente mexicano, a quienes dispensa toda su confianza, a los que encomienda las más temerarias trapacerías y, por tanto, a los que defiende con la mayor impunidad posible y con todo el peso del Estado.
Incluso, en mote de Los Intocables surgió desde el propio grupo en el poder ya que son vistos como calca de la pandilla criminal del Chicago de la prohibición, retratada magistralmente en el filme clásico de Brian De Palma.
Y son “la escoria” del poder y la política porque fueron sacados de las cloacas opositoras por el propio López Obrador, quien de manera personal seleccionó los peores desechos, la mayor vileza, la gusanera más pestilente, las ratas más hambrientas y los cerdos más “trompudos”.
Todos “ejemplares magníficos” que, sin vergüenza, son exhibidos por el presidente como estirpe de la supremacía moral.
Pero no, que nadie se equivoque.
Lo cierto es que cuando el presidente garantiza impunidad total al criminal Hugo López Gatell, al acosador Pedro Salmerón, a pillos como Delfina Gómez y Alejandro Gertz Manero, al violador Félix Salgado, al saqueador Santiago Nieto; a gobernadores criminales como Cuauhtémoc Blanco, Cuitláhuac García y Jaime Bonilla –entre muchos otros–, en realidad López compra protección, antes que pagar lealtad alguna.
¿El presidente compra protección?
Sí, el objetivo es comprar el silencio de quienes por décadas han realizado el trabajo sucio para López Obrador.
Y es que la pandilla mafiosa que acompaña a Obrador desde la formación de Morena –y que hoy ocupan importantes cargos en el gabinete–, son los operadores que, en su momento, sirvieron como “recaudadores” para financiar al partido con dinero sucio; dinero producto del crimen, del robo a trabajadores del Estado y de chantajes a empresarios y ambiciosos sin freno.
Otros, los que llegaron con López ya convertido en presidente, juegan el feo papel de “tapaderas” de los crímenes de Estado que comete a diario el mandatario mexicano.
Y ese es el caso de Hugo López-Gatell, quien en días pasados fue defendido “a capa y espada” por AMLO, a pesar de que la justicia mexicana y la opinión internacional colocaron a Gatell en el banquillo de los acusados.
¿Por qué la defensa a ultranza del motejado como “gato-gatell”?
La respuesta es elemental; porque si hoy el presidente deja caer a su brazo derecho en la pandemia, López-Gatell no tardará mucho tiempo en “cantar” y revelar todo lo que sabe sobre “los crímenes de lesa humanidad” avalados desde Palacio; lo que convierten a Obrador en criminal de Estado.
¿Y Qué pasará una vez que AMLO deje de ser presidente?
Pues el único culpable de tales crímenes será López Gatell.
Si, para entonces el mandatario mexicano dirá que él sólo le hizo caso “al experto” y… punto.
El caso del acosador de mujeres, Pedro Salmerón, es distinto. El fallido embajador es amigo de la esposa del presidente pero, sobre todo, es artífice de la campaña a favor de AMLO desde instituciones como el CIDE y el ITAM y el Colmex. Y hoy se le paga por esos servicios con una embajada.
En cambio, Delfina Gómez, Rocío Nahle, Yeidckol Polevnsky y Félix Salgado –entre otros que permanecen en el anonimato–, son defendidos a ultranza por su papel de recaudadores de dinero sucio proveniente del crimen organizado, a favor de Morena.
Pero una comparación elemental deja clara la impunidad de que goza la escoria de “intocables” en el gobierno de López Obrador.
¿Cuál es la diferencia entre la defensa pública que pregona AMLO de Ovidio Guzmán y la defensa presidencial de López-Gatell, Salmerón, Delfina, Nahle y de Yeidckol; de Cuauhtémoc Blanco, Cuitláhuac García y Jaime Bonilla?
Sí, López defiende igual a sus colaboradores y aliados, que a los mafiosos más buscados por la justicia norteamericana.
¿Será que todos terminarán juntos en prisión?
Al tiempo.