La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Pese a las frases corteses de la diplomacia, al parecer las relaciones México-Argentina están ya en un punto de inflexión.
El triunfo de Javier Milei en las elecciones argentinas representa un cambio político significativo, impulsado por su popularidad en medios y redes sociales, su conexión con el electorado joven y descontento, y su enfoque en resolver la crisis económica. Su estilo directo y sus promesas de reformas radicales resonaron en una sociedad cansada del status quo. A nivel internacional, su elección genera expectativas y preocupaciones, especialmente en sus relaciones con países como México, donde el contraste ideológico con dirigentes como López Obrador, anticipa inexorables desafíos diplomáticos
Alberto Carbot
La victoria de Javier Milei, miembro prominente y candidato del partido «La Libertad Avanza», con un 55,69 por ciento de los votos, contra Sergio Massa, del partido “Frente Renovador”, el cual forma parte de la coalición peronista de centro-izquierda conocida como «Frente de Todos” —que incluye varias facciones del peronismo y otros partidos de izquierda y centro-izquierda en Argentina—, marca un cambio significativo en el panorama político latinoamericano y refleja un giro hacia las políticas de derecha y estrategias económicas libertarias.
En su primer discurso como presidente electo, Milei proclamó el inicio de la «reconstrucción de Argentina», y enfatizó la «responsabilidad» del actual gobierno hasta su asunción el próximo 10 de diciembre. La fecha para la reunión entre Milei y el presidente saliente, Alberto Fernández, aún no se ha establecido, los cual añade incertidumbre a la transición política.
El economista —quien se hizo famoso por su presencia en los medios de comunicación y su estilo único y controvertido—, ganó notoriedad por sus apariciones en programas de televisión y radio, donde frecuentemente expresaba opiniones a menudo polémicas, descarnadas y hasta ofensivas, sobre economía y política. Su estilo directo y a veces provocativo lo diferenciaba de otros economistas y comentaristas, lo que le ayudó a construir un perfil público significativo.
Milei —quien ha sabido utilizar el poder de las redes sociales de manera efectiva para difundir sus ideas y comunicarse con un público más amplio, lo que también contribuyó a su popularidad—, cuenta con el apoyo de figuras como Mauricio Macri y Patricia Bullrich.
Macri fue presidente de Argentina desde 2015 hasta 2019, y antes se desempeñó como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Es líder del partido político Propuesta Republicana (PRO), que forma parte de la coalición de centro-derecha «Juntos por el Cambio», anteriormente conocida como «Cambiemos».
Bullrich ha ocupado varios cargos gubernamentales. Fue Ministra de Seguridad durante la presidencia de Macri y es también una figura importante en el partido PRO con una larga trayectoria, habiendo servido en varios roles y siendo parte de diferentes partidos políticos a lo largo de su carrera. Ambos son figuras clave en la política de derecha en Argentina y han tenido un impacto significativo en el escenario político del país.
El triunfo de Milei, en las elecciones presidenciales de Argentina, según los analistas, puede atribuirse a varios factores clave, entre ellos la impostergable demanda de un cambio económico y político. Su victoria es resultado de las exigencias de un sector significativo de la población argentina en pos de un cambio radical, después de décadas de graves y recurrentes problemas económicos. Su programa de reforma radical —que prometía abordar temas de estancamiento económico y corrupción institucional—, resonó entre los votantes cansados del status quo
Su victoria también puede interpretarse como una reacción al descontento público con la alta inflación y las tasas récord de pobreza bajo la coalición peronista de centro-izquierda que gobierna hasta este momento. Estos problemas económicos crónicos, que afectaron profundamente a la población argentina, crearon un terreno fértil para un candidato que prometía un enfoque económico muy diferente.
Milei también logró conectar con segmentos significativos de la población, especialmente con los jóvenes y aquellos que se sentían marginados o ignorados por las políticas gubernamentales tradicionales. En particular, destacó el impacto creciente del voto joven y la influencia de las redes sociales en la política moderna. Esta combinación resultó ser una herramienta poderosa para captar la atención y el apoyo de los neo votantes, que por naturaleza se inclinan hacia opciones políticas más frescas y auténticas. Su capacidad para articular las frustraciones y aspiraciones de los jóvenes y marginados, ofreciéndoles un mensaje de progreso y prosperidad, fue crucial para su éxito electoral.
Como lo señaló el expresidente Mauricio Macri, Milei “supo escuchar la voz de los jóvenes y la fatiga de millones de personas desatendidas y empobrecidas».
El presidente electo —quien el pasado 22 de octubre recién cumplió 53 años y asumirá el poder el domingo 10 de este mes—, ha propuesto un enfoque de mercado absoluto para abordar la crisis económica, incluyendo la total dolarización y una reducción significativa del Estado, junto con draconianas reformas en materia de salud y educación. Sin embargo, desde ahora se anticipa que enfrentará descomunales desafíos para la implementación de sus propuestas, particularmente ajustes fiscales y administrativos que requieren apoyo y conceso legislativo.
Los analistas políticos consideran que su arribo al poder supone un punto de corte histórico, atribuyendo su victoria al descontento social y a una severa crisis económica. Argentina enfrenta una inflación del 8,3 por ciento registrado en octubre y un acumulado interanual del 142,7 por ciento, que ha agravado la pobreza y las condiciones para un cambio radical. En teoría hará frente al desafío de esa inflación creciente y a una deuda externa significativa; sus propuestas de dolarización y reducción del Estado plantean desde ahora muchas interrogantes y generan ya mucha preocupación entre los analistas políticos, quienes han advertido sobre los riesgos de gobernabilidad y problemas de agitación social.
Si bien Milei ha recibido apoyo internacional de figuras y partidos políticos de derecha, reflejando el interés global en su administración, la reorientación de su política exterior es crítica. Ha advertido que se alineará con Estados Unidos e Israel, y también mostrado una temprana reticencia hacia Brasil y China, principales socios comerciales de su país.
Conocido coloquialmente en su país como «El León», por su característica melena larga y su estilo dinámico y provocador, Milei se ha convertido en una figura icónica de la política argentina, por su manejo experto de los medios de comunicación y sus intervenciones contundentes. Este enfoque poco convencional y directo en temas económicos y políticos fue el que le permitió granjearse una notable atención y reconocimiento en el ámbito público.
En el terreno personal, se ha caracterizado por mantener un bajo perfil en cuanto a su vida privada. Sin embargo, recientemente se ha revelado que mantiene una relación sentimental con Fátima Flórez —una actriz y comediante argentina, conocida por sus imitaciones de Cristina Fernández de Kirchner—, con su propia trayectoria en el espectáculo, que ha captado la atención como la pareja de Milei, ofreciendo una nueva dimensión a la imagen pública del político y economista. Esta relación añade un matiz personal a su perfil público, que hasta ahora había estado principalmente enfocado en su carrera profesional y política.
En el ámbito familiar, la figura de Karina Milei, su hermana, emerge como una influencia clave en su vida. Aunque Milei tiende a reservarse los detalles, es evidente que su apoyo y guía han sido fundamentales en su camino hacia el liderazgo político, como lo reconoció al término del proceso electoral, durante su primera conferencia como presidente electo. Este apoyo fraternal subraya la importancia de los lazos familiares en su desarrollo profesional, complementando su relación con Flórez y proporcionando una base sólida en su ascenso político.
En cuanto al tema de seguridad, Milei ha propuesto investigar la reducción de la edad de responsabilidad legal, prohibir la entrada de extranjeros con antecedentes penales y desregular el mercado de armas legales.
La resistencia al cambio es una realidad anticipada para su futuro gobierno, y el ambiente político y social en Argentina bien podría empeorar antes de mejorar. Más allá de estos retos a corto plazo, la polarización ideológica podría representar un obstáculo significativo para su gobierno, en términos de soluciones prácticas y apoyo a la población vulnerable.
Muchos consideran que su estilo político, muy al estilo de figuras como Donald Trump —de quien se proclama admirador—, sugiere un enfoque populista y confrontativo que podría afectar las relaciones exteriores, como es el caso de su ríspido enfrentamiento verbal con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Milei ha sido muy crítico con el mandatario mexicano, pronosticando posibles tensiones futuras. Esta postura reflejará, aunque aún no se diga abiertamente, un cambio significativo en el tono diplomático entre ambos países.
Cuando al concluir la segunda vuelta electoral el pasado 19 de noviembre, según lo establecido en la Constitución Nacional y las leyes electorales argentinas fue declarado ganador absoluto, la canciller mexicana Alicia Bárcena procedió a felicitar a este país por llevar a cabo una jornada electoral pacífica y reconoció la legitimidad y la estabilidad del proceso democrático. Empero, tampoco ello constituyó una noticia significativa, ya que este tipo de declaraciones son muy comunes en las relaciones internacionales, como una muestra elemental de respeto y reconocimiento.
No obstante, fue notoria la reacción de López Obrador luego del triunfo electoral de Milei, describiéndolo como un «autogol» para Argentina. Esta declaración es indicativa de las diferencias ideológicas y políticas existentes entre los dos. Milei, a su vez, ha respondido calificando a López Obrador de «patético» y criticando su inclinación hacia políticas de izquierda, lo que sugiere un choque de visiones y enfoques en el manejo de sus respectivos gobiernos.
El intercambio de críticas ha llevado a un tono hostil mutuo en las declaraciones públicas, lo que complica la relación bilateral entre México y Argentina. Milei ha sido especialmente crítico con las políticas de izquierda de López Obrador, considerándolas “un claro fracaso”, lo que refleja su postura política y económica distinta. Por su parte, López Obrador lo ha fustigado por sus comentarios sobre el Papa Francisco, un tema de gran relevancia en América Latina, donde el prelado tiene una influencia significativa.
A pesar de estos epítetos iniciales e inusualmente mesurado después —actitud que no es habitual en él—, López Obrador ha enfatizado que México mantendrá relaciones diplomáticas con Argentina. Sin embargo, en realidad la relación bilateral a futuro es incierta, lo que podría afectar de fondo la cooperación y el diálogo político. El gobierno de Milei probablemente replanteará las alianzas y directrices en América Latina, desafiando la política de no intervención de México.
Por otra parte, la mención de las diferencias ideológicas refleja una conciencia por parte del gobierno mexicano de que el gobierno de Milei puede tener una orientación política distinta a la de México. Sin embargo, el compromiso de posibilitar una relación constructiva subraya su voluntad de enfocarse en los lazos diplomáticos y de cooperación, más allá de estas diferencias.
Esto demuestra una postura de pragmatismo y respeto inusual a la diversidad política, que el gobierno de López Obrador no ha tenido con otros países, que en los últimos años llevaron a cabo elecciones cuyos resultados no han sido de su agrado. En algunos casos se abstuvo de felicitar a nuevos presidentes o ha expresado su desacuerdo con los procesos electorales en países que no se alinean con su visión política.
Por ejemplo, cuando Joe Biden ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020, la respuesta inicial de López Obrador fue notablemente cautelosa para reconocer el triunfo del contrincante de su amigo Donald Trump. A diferencia de muchos líderes mundiales que lo felicitaron rápidamente, él esperó hasta que se resolvieran oficialmente las disputas electorales y se confirmara la victoria de Biden, antes de reconocerlo formalmente.
Años atrrás, luego de las elecciones presidenciales en Bolivia en 2019 —donde surgieron acusaciones de fraude electoral que finalmente llevaron a la renuncia del presidente izquierdista Evo Morales—, López Obrador se mostró solidario con él y le ofreció asilo político. En las elecciones presidenciales de Brasil, en 2018, fue reticente en reconocer la victoria de Jair Bolsonaro, un líder de derecha. Esta postura fue interpretada como una muestra de desacuerdo con las políticas y la orientación ideológica del político brasileño.
En el caso de las elecciones presidenciales de Perú en 2021 —donde Pedro Castillo, un candidato de izquierda, resultó electo—, López Obrador mostró su apoyo tácito y reconoció rápidamente el resultado electoral, a pesar de las controversias y las acusaciones de fraude por parte de la oposición. El presidente mexicano ha mantenido una postura similar respecto a Venezuela, Nicaragua y Cuba y asimismo ha evitado pronunciarse directamente contra sus gobiernos, a pesar de las amplias críticas internacionales sobre la legitimidad de quienes los encabezan y las condiciones en las que las “elecciones” han tenido lugar.
Aún cuando la relación comercial entre México y Argentina se ha fortalecido en sectores como el automotriz y el alimenticio, será crucial encontrar un terreno común para fortalecer la relación comercial y política, a pesar de las diferencias ideológicas, pues el comercio bilateral y la cooperación económica son vitales para ambos países y su mantenimiento será clave para el futuro.
La implementación de la agenda de Javier Milei —por su estilo político confrontativo—, traerá consigo retos importantes en un contexto político dividido, con posibles repercusiones en la inversión y el comercio bilateral, especialmente en áreas como la dolarización y las relaciones comerciales. No obstante, el futuro dependerá de cómo se adapten México y Argentina a estos cambios, para definir no sólo la naturaleza de su relación bilateral, sino también el equilibrio político y económico en la región.
Su arribo como nuevo presidente de Argentina, introducirá sin duda una era de incertidumbre y cambio en la relación bilateral con México y no se descarta que el duro y pragmático enfoque de Milei hacia la economía y la política exterior de su futura administración, pudiera llevar a un replanteamiento de las relaciones entre los dos países. De ahí que la capacidad para solventar estas diferencias y mantener una relación constructiva, será crucial para el futuro de los vínculos bilaterales, que —no es un secreto para ambos gobiernos—, pese a las frases corteses de la diplomacia, al parecer están ya en un punto de inflexión.